A los 93 años de edad, murió en México Rolando García, quien fuera decano de Exactas UBA entre 1957 y 1966. García es recordado como uno de los gestores de la llamada “Época de Oro” que vivió la Universidad de Buenos Aires, etapa que fue violentamente truncada a partir de la “Noche de los bastones largos” y la intervención decretada por la dictadura de Juan Carlos Onganía.

(16/11/12 – Noticias Exactas Servicio de Información Científica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales – UBA)-. El jueves 15 de noviembre, en horas de la tarde, falleció Rolando García, a los 93 años de edad en la Ciudad de México, donde residía desde 1980. Rolando García fue decano de Exactas UBA entre los años 1957 y 1966, impulsor de la creación del CONICET, de la construcción de Ciudad Universitaria, gestor de una época de esplendor científico que terminó con la “Noche de los bastones largos”, investigador en temas atmosféricos, exiliado político, profesor emérito de la UBA, destacado epistemólogo discípulo de Jean Piaget y, en su últimos años, académico de la Universidad Autónoma de México.

Rolando García sumó lauros en todos los ámbitos en los que participó y dejó su huella en la historia de la ciencia y la educación argentinas. Se lo recuerda como el gestor de la llamada “Época de Oro” que vivió la Universidad de Buenos Aires hasta la intervención por parte de la dictadura de Juan Carlos Onganía, en 1966. “Aquel episodio suele presentarse como una crónica policial, pero no fue sólo eso –recordaba García en relación a la Noche de los bastones largos”–. Es una simplificación equivocada pensar que durante aquella oportunidad había un grupo de policías que quería romper cabezas. No. Eran los policías que, instigados por civiles e incluso por universitarios, intentaron –y lograron– romper el escenario”.

Nació el 20 de febrero de 1919 en Azul, Provincia de Buenos Aires. Se recibió de Maestro Normal Nacional en 1936 y de Profesor Normal en Ciencias en la Escuela Normal de Profesores, luego conocida como Escuela Mariano Acosta. Obtuvo una maestría en meteorología en la Universidad de California en Los Ángeles, UCLA en 1948 y un doctorado sobre el “Movimiento atmosférico en condiciones estacionarias” en la misma universidad en 1953.

De regreso a la Argentina, trabajó en la organización de la Universidad Nacional del Sur y del Servicio Meteorológico Nacional. En el proceso de reorganización de la UBA de 1957, mediante la aprobación de un nuevo estatuto universitario, impulsó su modernización a través, por ejemplo, de su departamentalización y del impulso a las tareas de investigación, junto con el grupo que finalmente apoyó al doctor Risieri Frondizi como rector de la Universidad.

Como decano de la Facultad impulsó la creación de la Ciudad Universitaria, del Instituto de Investigaciones Bioquímicas –en manos de Luis Federico Leloir–, del Departamento de Industrias de la UBA. Generó una Facultad departamentalizada, sin cátedras, con los primeros cargos de dedicación exclusiva del país, proyecto que no se pudo concretar a nivel de la Universidad, como era su anhelo. Consiguió que el CONICET comprara la primera computadora de Sudamérica, “Clementina” y que se dictara la primera carrera universitaria de computación en América del Sur. Apoyó el dictado de un curso de ingreso con el aporte tecnológico brindado mediante la creación del Departamento de Televisión Educativa e impulsó la creación del Instituto de Investigaciones Tecnológicas de la UBA, junto con la Facultad de Ingeniería. Fue también el primer vicepresidente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET).

En 1966, durante la “Noche de los bastones largos”, enfrentó personalmente a la policía que ingresó a la Facultad y como respuesta recibió un par de palazos. En los días posteriores, lideró la renuncia del 75 por ciento de los docentes de la Facultad, creyendo que con esa medida se podría revertir la intervención lo que, a pesar del apoyo internacional, no se logró. Debió emigrar, y se instaló en el Instituto de Epistemología Genética de la Universidad de Ginebra, Suiza, donde trabajó en colaboración con Jean Piaget. Realizó importantes aportes en el campo de la epistemología genética, trabajando luego en la fundamentación metodológica, teórica y epistemológica de la investigación interdisciplinaria aplicada a sistemas complejos.

Regresó al país a principios de la década de 1970, pero debió emigrar nuevamente en 1974 luego de sufrir amenazas. En 1980 se instaló en México, donde trabajó como docente e investigador y lideró el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM, hasta sus últimos días.

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Rolando García durante una conferencia en el Aula Magna de Exactas UBA el 9 de mayo de 2007.

Créditos: Noticias Exactas