Para una especialista del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, la tala de bosques contribuye con hasta el 20 por ciento de la emisión de gases de efecto invernadero que aumentan la temperatura del planeta.

(04/04/12 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Bruno Geller)-. Las tasas de deforestación a nivel mundial contribuyen con el 15 al 20 por ciento de las emisiones globales de gases con efecto invernadero, lo que tiene un impacto directo tanto sobre el cambio climático como en la reducción de la biodiversidad. Así lo señaló a la Agencia CyTA la economista Emma Torres, Asesora Principal de Medio Ambiente y Energía de la Dirección Regional de America Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Según la especialista, el fenómeno responde a varios factores. “Por ejemplo, en lo que respecta al bosque tropical amazónico, la deforestación está asociada en gran medida con la expansión de la frontera agrícola y ganadera, con la construcción de carreteras, la extracción ilegal de madera, la exploración minera y petrolera y la expansión de plantas hidroeléctricas”, puntualizó Torres, para quien merece destacarse el gran esfuerzo realizado por Brasil para reducir las talas en el Amazonas  en más de 70 por ciento durante seis años consecutivos.

Si bien existen registros de plantas terrestres de hace 420 millones de años y 35 millones de años después aparecieron los grandes árboles que protegieran de irradiación el suelo con sus copas, recién se han conocido bosques similares a los que podemos ver en los últimos 60 millones de años, destacó a la Agencia CyTA el doctor Ari Iglesias, investigador del CONICET en la División Paleobotánica del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de La Plata.

Los bosques proporcionan numerosos y singulares beneficios a la humanidad: proveen madera, purifican el agua, absorben CO2, fertilizan la tierra  y ayudan distribución de semillas y control de plagas, entre otras funciones.

“Los bosques desempeñan un papel similar al de una gran industria de servicios públicos”, afirmó Torres, quien agregó que se estima que los bosques ancestrales tropicales absorben unos 4,4 mil millones de toneladas de CO2 por año o el equivalente al 15 por ciento de emisiones anuales de gases con efecto invernadero. “Por tanto, la tala de árboles no solo genera emisiones de CO2 sino que a su vez reduce de manera permanente una fuente importante de secuestro de  carbón de la atmosfera”, agregó.

América Latina contiene la superficie compacta más grande de bosque tropical del mundo, así como vastos bosques templados, es decir, alrededor del 22 por ciento de todos los bosques del planeta, aseguró Torres. Y continuó: “Al interior de la región, aproximadamente el 90 por ciento de las zonas boscosas se encuentra en América del Sur, el 9 por ciento en América Central y México y el 0,4 por ciento en el Caribe. Tenemos que proteger los bosques de esta región y del planeta en su conjunto”.

La creciente demanda global de alimentos y de productos  tales como el café, la carne, la soja, el aceite de palma y la madera contribuye significativamente a la deforestación. Y la mayoría de los países con bosques tienen alternativas limitadas para generar crecimiento económico. De acuerdo a Torres, se requiere generar “condiciones comerciales favorables para productos no madereros con considerable valor añadido,  que hagan al manejo sustentable de los bosques y que provean los incentivos necesarios para reducir la deforestación”.

FOTO NOTA BOSQUES

Las tasas de deforestación a nivel mundial contribuyen con el 15 al 20 por ciento de las emisiones globales de gases con efecto invernadero, lo que tiene un impacto directo tanto sobre el cambio climático como en la reducción de la biodiversidad. Así lo indicó la economista Emma Torres, Asesora Principal de Medio Ambiente y Energía de la Dirección Regional de America Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

Créditos: FAO, Raeho Lee (FO-7387)