Un estudio observacional internacional – uno de cuyos coordinadores es un investigador argentino – evaluó la calidad de atención brindada a más de once mil pacientes con diabetes tipo 2 de África, Asia, Europa del Este, Medio Oriente y América Latina, incluida la Argentina. Los autores del estudio destacan que la  educación sistemática de las personas con diabetes es una estrategia que permite su participación activa en el control y tratamiento de la enfermedad.

(25/11/11 – Agencia CyTA – Instituto Leloir)-. Un estudio internacional en el que participaron 11.384 pacientes con diabetes  tipo 2 arrojó indicadores que demuestran que los programas de educación para el autocuidado mejoran la calidad de vida de quienes padecen esa enfermedad. Los resultados del trabajo fueron publicados en la revista científica Diabetes & Metabolism.

La investigación fue conducida por el doctor Juan José Gagliardino, director del Centro de Endocrinología experimental y Aplicada de la Universidad Nacional de La Plata – CONICET, Centro Colaborador de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud para Diabetes.

“La diabetes tipo 2 representa el 90 por ciento de los casos de diabetes. Su aparición se debe a una disminución de la respuesta de los tejidos a la insulina (insulinorresistencia), hormona que favorece la entrada de glucosa en las células para metabolizarla y obtener energía para realizar sus funciones vitales. La menor respuesta de los tejidos a la hormona genera un aumento compensador de la secreción de insulina que permite mantener la glucosa en sangre (glucemia) dentro de límites normales. En estas circunstancias, personas con una menor capacidad de respuesta de las células productoras de insulina (células B pancreáticas) determinada genéticamente, desarrollan la diabetes tipo 2, la cual se caracteriza por daños en diferentes tejidos del organismo como consecuencia de un aumento de la glucemia”, explicó a la Agencia CyTA el doctor Juan José Gagliardino, director del Centro de Endocrinología Experimental y Aplicada de la Universidad Nacional de La Plata.

El especialista agregó que: “La diabetes tipo 2 habitualmente se asocia a otros factores de riesgo cardiovascular como obesidad, hipertensión arterial y dislipemia, alteración del metabolismo de lípidos cuya concentración aumenta en la sangre.”

El tratamiento varía según el estadio de la enfermedad. “Inicialmente puede controlarse con un plan de alimentación adecuado y práctica regular de actividad física que facilitan pérdida de peso (con disminución de la insulinorresistencia); posteriormente requerirá drogas que aumentan la secreción de insulina y finalmente, cuando la función de las células B sea francamente deficiente requerirá insulina para lograr metas terapéuticas. Teniendo en cuenta que  los cambios en el estilo de vida pueden mejorar la salud de los pacientes es vital que éstos participen activamente en el control y tratamiento prescripto”, subraya el especialista.

Estudio internacional

En el estudio los pacientes fueron atendidos en hospitales públicos y privados de países de África, de Asia, de Europa del Este, del Medio Oriente y de América Latina, incluida la Argentina. “Se los dividió en dos grupos homogéneos y representativos de acuerdo a datos socio-demográficos, edad y género, es decir, que cada grupo estaba constituido por 5.692 pacientes. Los integrantes de uno de ellos asistieron a programas de educación durante diferentes períodos, cuyo objetivo era mejorar sus conocimientos, habilidades y actitudes para lograr su participación efectiva en el control y tratamiento de su enfermedad. Luego comprobamos que el grupo ‘educado’ presentaba mejores indicadores de salud”, indicó el doctor Gagliardino.

El programa educativo -impartido por enfermeras, nutricionistas y otros integrantes del equipo de salud – puso particular énfasis en la importancia de los cambios en el estilo de vida para reducir factores de riesgo y promovió en los pacientes una participación activa en el control y tratamiento de la enfermedad. “En los encuentros educativos los pacientes tomaban conciencia sobre la necesidad de practicar regularmente actividad física, perder peso y dejar de fumar, entre otros aspectos.

Cabe recordar que el sobrepeso/obesidad disminuye la respuesta de los tejidos a la insulina y al igual que el tabaco son factores de riesgo para el desarrollo de enfermedad cardiovascular, explicó el doctor Gagliardino. Y agregó: “Los pacientes también aprendieron a realizar en forma regular el monitoreo clínico (especialmente el examen de los pies) y de sus niveles de glucosa en la sangre empleando tiras reactivas; en este último caso también aprendieron como ajustar la dosis de insulina en función de los valores registrados, la carga de hidratos de carbono a ingerir y la intensidad de la actividad física a realizar”

Los autores también verificaron indicadores clínicos (peso, índice de masa corporal, perímetro de cintura, lesiones en lospies) y metabólicos (glucemia y perfil lipídico). Respecto al perfil lipídico, el aumento del colesterol y de los triglicéridos son factores de riesgo para el desarrollo de enfermedad cardiovascular. Por otra parte el pie de las personas con diabetes es muy vulnerable debido a la presencia de neuropatía –con pérdida de la sensibilidad al dolor- y la vasculopatía – que condiciona menor irrigación- y las lesiones ocurridas a su nivel suelen terminar con una amputación. Esta última puede prevenirse logrando buen control metabólico y el monitoreo diario realizado por el propio paciente debidamente entrenado.

“Los valores de los diferentes indicadores que se obtuvieron en el grupo de los pacientes que participaron en los programas educativos fueron mejores que los registrados en el grupo que no recibió educación. En el grupo educado la tasa de complicaciones crónicas de la diabetes Tipo 2 fueron significativamente menores y el ausentismo laboral –dependiente en gran medida de la presencia y gravedad de las complicaciones– en el grupo no educado fue el 15 por ciento mayor”, destacó Gagliardino.

La educación en diabetes es parte integral del control y tratamiento, y las entidades de financiamiento de salud deberían incorporarla como una prestación médica para optimizar sus resultados y reducir sus costos afirmó el doctor Gagliardino.  Y concluyó: “La  educación sistemática de las personas con diabetes es una estrategia que permite su participación activa en el control y tratamiento de la enfermedad. Su efectividad no solo se demuestra en la diabetes sino también en todas las enfermedades crónicas.”

En el estudio también participaron investigadores de la Universidad de Estambul, en Turquía, de la Fundación de Investigación en Diabetes de la India y de la Universidad Javeriana de Colombia, entre otras instituciones.