Investigadores de diferentes instituciones científicas destacan la necesidad de estudiar la interacción entre los microbios que habitan nuestro organismo y las células cancerígenas. Estiman que ese enfoque podría mejorar la comprensión de los diferentes tipos de cáncer.

(18/08/11 – Agencia CyTA – Instituto Leloir)-. En la reciente Reunión Anual de la Asociación Americana de Investigación de Cáncer, en Orlando, en Estados Unidos, investigadores de diferentes países plantearon la necesidad de adoptar nuevos enfoques científicos para entender a esta enfermedad y sus diferentes tipos.

De acuerdo con un artículo publicado en The New York Times bajo el título “Los secretos del cáncer entran en un foco más nítido” (Cancer´s secrets come into sharper focus), y cuyo autor es George Johnson, los especialistas reunidos en ese encuentro afirman que es preciso estudiar la interacción entre los genes de los millones de microbios que habitan nuestro organismo, los de las células cancerígenas y los del resto de las células del organismo para comprender mejor esa patología.

En la última década la investigación en cáncer se ha centrado en analizar cómo una única célula evoluciona hacia un tumor maligno.  Ese modelo indica que a través de una serie de mutaciones un conjunto de genes promueve la división celular mientras que otros que suelen enviar señales para limitar ese crecimiento se “apagan”. Es como un acelerador que se pone en marcha mientras los frenos se interrumpen, afirma el autor de la nota. De este modo se acumulan más mutaciones que hacen que las células cancerosas invadan a las células vecinas, produciéndose la metástasis.

Estos principios básicos, establecidos hace once años en un paper de los investigadores Douglas Hanahan y Robert A. Weinberg (de la Universidad de California) -publicado en la prestigiosa revista Cell- aún constituyen el paradigma principal, “una especie de teoría del Big Bang en este campo”, se indica en el artículo. A su vez el autor de la nota señala que la investigación en cáncer se ha centrado en los últimos años en el estudio del dos por ciento del genoma humano implicado en la fabricación de enzimas y proteínas que ponen en marcha la enfermedad, pero recientes descubrimientos han vuelto el panorama más complejo. 

“Hemos estado centrándonos en forma obsesiva en ese dos por ciento del genoma” señala en dicho artículo el doctor Pier Paolo Pandolfi, profesor de medicina y patología de la Escuela de Medicina de Harvard, en Estados Unidos. En la reunión anual de la Asociación Americana de Investigación de Cáncer, Pandolfi describe una nueva “dimensión biológica” a la que se debería poner atención y destaca que señales de otras regiones del genoma también estarían desempeñando un papel clave en la enfermedad. De acuerdo con el especialista las señales de ambas regiones del genoma participarían en el delicado balance entre el comportamiento normal de las células y el de las células cancerosas.

¿Relación entre cáncer y microbios?

Pero más allá del genoma humano, en el artículo citado los investigadores hacen referencia al hecho de que dado que cerca del 90 por ciento de las células que codifican proteínas en el organismo humano son microbios, no debería descuidarse en el estudio del cáncer la relación con estos microorganismos.

Consultada por la Agencia CyTA, la doctora Diana Posadas, investigadora del CONICET en el laboratorio de Genética y Bioquímica de Rhizobacterias en la Fundación Instituto Leloir, afirmó que “puede parecer sorprendente pero se podría decir que somos más bacteria que humanos, teniendo en cuenta la cantidad de microbios que habitan en nuestro organismo en comparación con la cantidad de células humanas. La relación es de 10 a 1. Asimismo la cantidad de genes de bacterias que fabrican proteínas en nuestro organismo es mayor que el total de genes de células humanas que también codifican proteínas.”

Jeremy K. Nicholson, director del Departamento de Cirugía y Cáncer en el Imperial College London, en el Reino Unido, ironiza: “Nos superan en número en forma masiva.”

En la mencionada reunión anual, Nicholson y otros colegas sostienen que los genes del microbioma (microbios que habitan en el organismo) podrían estar involucrados en cáncer de colon, estómago, esófago y otros órganos.

Asimismo varios de los investigadores reunidos en ese evento anual señalaron que cada microbio tiene un conjunto de genes que puede interactuar –a través de señales moleculares –con genes de las células del organismo humano. 

“Las señales de estos microbios son extremadamente complejas”, afirma el doctor  Nicholson. “Envían señales químicas entre sí y al exterior, las que en forma constante están estimulando nuestros procesos biológicos”, indica el experto. Y continua: “Es realmente sorprendente. Ahí están, haciendo diferentes cosas, la mayoría de las cuales no conocemos o entendemos.”

El artículo publicado en The New York Times destaca que personas de diferentes puntos geográficos pueden albergar diferentes ecosistemas microbianos en su organismo. En ese sentido da como ejemplo el hecho de que en 2010 un estudio reveló que a través de la dieta el microbioma de los japoneses adquirió un gen –proveniente de una bacteria marina- que codifica una enzima que favorece la digestión de algas marinas.  “Este gen, no encontrado en el intestino de los estadounidenses, podría ayudar a la digestión de sushi. La idea de que la gente de diferentes regiones del mundo ha coevolucionado con diferentes ecosistemas microbianos podría ser un factor –junto con la dieta, el estilo de vida y otros agentes ambientales– determinante en la aparición de diferentes tipos de cáncer”, escribe el autor de la nota y subraya que la composición del microbioma cambia no sólo geográficamente sino a través del tiempo: “Con una mejor higiene, cambios en la dieta y el uso de antibióticos, los niveles del microbio Helicobacter pylori en el intestino humano han disminuido en los países desarrollados, así como también el cáncer de estómago. Al mismo tiempo, sin embargo, el cáncer de esófago ha aumentado, llevando a la especulación de que Helicobacter pylori tiene una especie de efecto protector”.

Junto con este nuevo enfoque, surgen nuevas preguntas que los investigadores intentarán responder. 

Bacteria 

 

 

 

 

 

La doctora Diana Posadas, investigadora del CONICET en el laboratorio de Genética y Bioquímica de Rhizobacterias en la Fundación Instituto Leloir, afirma que “puede parecer sorprendente pero se podría decir que somos más bacteria que humanos, teniendo en cuenta la cantidad de microbios que habitan en nuestro organismo en comparación con la cantidad de células humanas. La relación es de 10 a 1.”

Créditos: La Recherche