A pesar de que la proporción de mujeres embarazadas con sífilis es de entre el uno y el tres por ciento, según estiman varios estudios, especialistas subrayan la importancia de lograr un buen control del embarazo para proteger la salud de la madre y evitar la transmisión de esa enfermedad al bebé.

(05/04/11 – Agencia CyTA – Instituto Leloir)-. La sífilis, una enfermedad infecciosa de transmisión sexual, puede ser transferida de la madre al bebé durante el embarazo o el parto.

De acuerdo con los datos de la Encuesta Perinatal 2008 que se realizó en más de diez mil puérperas (mujeres que dieron a luz) de toda la provincia de Buenos Aires, la proporción de embarazadas con sífilis fue de 1,4 por ciento. “Estas cifras son consistentes con varios estudios realizados en la Argentina, en los que la prevalencia de la enfermedad oscila entre 1 y 3 por ciento”, señaló a la Agencia CyTA la licenciada en Obstetricia Ana María Bonotti, investigadora del Departamento de Investigación en Salud de la Madre y el Niño del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), con sede en la ciudad de Buenos Aires.

En la actualidad, la Dirección de SIDA y Enfermedades de Transmisión Sexual – perteneciente al Ministerio de Salud de la Nación-  está llevando adelante un estudio de prevalencia de Sífilis en puérperas (mujeres en el período posterior al parto). Este estudio compromete a 24 maternidades del sistema público nacional, con más de 1 000 nacidos vivos por año. “Esta muestra es representativa para obtener el dato buscado que es la prevalencia de sífilis en mujeres embarazadas que dan a luz en el sistema público nacional. Un dato aproximado ronda entre el 1 y 1,35 por ciento, y se obtuvo a partir de un análisis preliminar  teniendo presente que se obtuvieron del 54 por ciento de los datos totales.  Se estima que la investigación finalizará en junio 2011”, informaron desde ese organismo.

Diagnóstico temprano

“Es muy importante que todas las embarazadas y su pareja, reciban información sobre el derecho que tienen a un diagnóstico temprano y un tratamiento oportuno de la enfermedad. Al actuar de este modo se evita la transmisión de la patología al bebé”, afirmó la licenciada Bonotti.

La especialista, que también integra el Programa Materno Infantil del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, explicó que la sífilis es una enfermedad infecciosa de transmisión sexual, producida por el Treponema subespecie pallidum. “Este microorganismo es una bacteria móvil con forma de hilo en espiral, (espiroqueta). Padecida en la mujer embarazada, puede tener consecuencias sobre el feto y el recién nacido. La bacteria de la sífilis puede infectar al bebé durante el embarazo. Dependiendo de cuánto tiempo una mujer embarazada ha estado infectada, puede enfrentar un alto riesgo de tener un bebé que nazca muerto o de dar a luz un bebé que muere poco después de haber nacido”, subrayó la investigadora. Y continuó: “Un bebé infectado puede que nazca sin los signos y síntomas de la enfermedad y  si no es sometido a tratamiento de inmediato, puede presentar alteraciones en la piel o huesos al cabo de unas cuantas semanas pudiendo sufrir diferentes daños, como retraso en el desarrollo o convulsiones. Lo importante es que si se trata a la mujer embarazada, se previene la transmisión de la sífilis al recién nacido.”

Según informó la Dirección de SIDA y Enfermedades de Transmisión Sexual “tanto el diagnóstico, como el seguimiento y el tratamiento de esta problemática son de bajos costos y de fácil realización por los centros asistenciales.”

Sin embargo se presentan algunas dificultades. Según explica la licenciada Bonotti, “muchas veces las mujeres se hacen un control prenatal en forma tardía. Por otra parte, no todas las embarazadas tienen acceso al control prenatal (si bien el número de las que no acceden varía entre provincias) pero aún las que sí acceden, no alcanzan a realizarse la prueba diagnóstica o bien no retiran los resultados de la misma. También sucede que no alcanzan a recibir el tratamiento debido a que el diagnóstico se realiza muy cerca de la fecha de parto o, incluso, después.”

De acuerdo con Bonotti, en el sistema de salud se trabaja mucho para lograr un buen control de embarazo. “Tal vez el punto más crítico es que se debe seguir trabajando  para lograr que el control prenatal comience precozmente y se sostenga durante el embarazo con la frecuencia de controles que cada embarazada requiera”, afirma. Y agrega: “Uno de los puntos que deberían mejorarse es el sistema de alertas que debe llegar desde los laboratorios ante el hallazgo de resultados patológicos. Y como en todas las enfermedades prevenibles y curables se debe hacer hincapié en brindar información y consejería a la población vulnerable, que para esta enfermedad, es toda la población sexualmente activa.”

Estudios para todas

Todas las embarazadas deben realizar estudios  regulares de detección de la enfermedad, afirmó Bonotti. Y explicó: “La sífilis se diagnostica haciendo un examen físico, un análisis de sangre y/o estudiando bajo el microscopio una muestra de líquido tomado de una lesión. En caso de ser detectada, puede ser tratada a través de la aplicación de diferentes antibióticos.”

De acuerdo con la investigadora del IECS, en las maternidades y centros de salud se realizan grupos sobre Consejería en Salud Sexual y Procreación Responsable, siendo uno de los temas “Infecciones de Transmisión Sexual” en los que se encuentra la sífilis. “También se trata el tema en el Curso de Preparación Integral para la Maternidad destinado a madres embarazadas”, puntualizó. Y concluyó: “Creo que la población no es consciente de los riesgos a los que se expone al contraer la enfermedad, como tampoco el hecho de que se diagnostica fácilmente y que el tratamiento es rápido, fácil y efectivo. De lo que no está tan conciente la población es de que el uso del preservativo es el método más eficaz para prevenir la enfermedad, como así también el no consumir alcohol y drogas ayuda a evitar la transmisión de la sífilis, ya que estas actividades pueden llevar a una conducta sexual peligrosa.”

Recuadro 1 VIAS DE CONTAGIO

Además de la sífilis congénita, la sífilis se contagia principalmente por contacto sexual de la persona enferma a través de relaciones sexuales coitales u orales. “También puede ocurrir como consecuencia de una inoculación accidental (por compartir jeringas)”, destacó la licenciada Ana María Bonotti, investigadora del Departamento de Investigación en Salud de la Madre y el Niño del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria. Y prosiguió: “Es prácticamente imposible que se transmita por una transfusión de sangre,   porque la sangre se analiza antes de transfundirse, y porque el microorganismo que provoca la enfermedad no se puede mantener vivo más de 24 a 48 horas en la sangre conservada en hemoteca (banco de sangre). Se considera excepcional el contagio indirecto mediante objetos contaminados como ser bañeras, sanitarios o por compartir utensilios o ropa.”

Recuadro 2 FASES DE LA SÍFILIS

De acuerdo a la sintomatología, la sífilis presenta cuatro fases:

Después de un período de incubación asintomático variable cuyo promedio es de 21 días, comienza la fase primaria, cuyo primer síntoma es una lesión característica llamada chancro, úlcera indolora, indurada en genitales, boca o mucosa. Puede pasar inadvertida y desaparece uno o dos meses después, tiempo en que el treponema invade el organismo de no ser tratada.

La fase secundaria que es la de mayor contagio (entre la 3° y 6° semana), comienza cuando aparece un exantema mácula pápula en piel y mucosas, en una o más áreas del cuerpo, que por lo general no produce picazón. Puede que se presenten otros síntomas como fiebre, descenso de la temperatura, mialgias, cefaleas, dolor de garganta, dolores articulares, caída del cabello, inflamación de los ganglios linfáticos,  pérdida de peso y fatiga, entre otras manifestaciones.

La fase latente (oculta) de la sífilis comienza con la desaparición de los síntomas de las fases primaria y secundaria. Sin tratamiento, la persona infectada seguirá teniendo sífilis aun cuando no presente signos o síntomas ya que la infección permanece en el cuerpo. Esta fase latente puede durar años. En el 15 por ciento de las personas que no reciben tratamiento para la sífilis, la enfermedad puede avanzar hasta las fases latente y terciaria, que pueden aparecer de 10 a 20 años después de haberse adquirido la infección.

En la fase terciaria o avanzada la sífilis puede afectar posteriormente órganos internos como el cerebro, los nervios, los ojos, el corazón, los vasos sanguíneos, el hígado, los huesos y las articulaciones. Los signos y síntomas de la fase terciaria de la sífilis incluyen dificultad para coordinar los movimientos musculares, parálisis, entumecimiento, ceguera gradual y demencia. El daño puede ser grave y causar la muerte.