Serie reeditemos conocimientos/ La necesidad de alimentarse

(06/04/11 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por María Cristina Chaler)-. Los seres vivos no pueden evadir la imperiosa necesidad de alimentarse ya que la mayoría de las funciones de un organismo biológico requieren gasto de energía que se adquiere a través del proceso químico que sufre el alimento.

Todo ser, crece, se relaciona con el medio que lo rodea, se reproduce y deberá nutrirse hasta su muerte.

Los distintos sistemas que forman el cuerpo humano se relacionan entre sí en forma armónica y organizada y se gozará del estado de salud mientras no se altere ese equilibrio.

El alimento es para el ser vivo un fármaco natural que actúa sobre cada uno de los sistemas y cada una de las células que lo componen proveyendo las moléculas necesarias  para el buen funcionamiento de ese gran laboratorio.

El organismo humano es muy complejo pero esencialmente cumple las mismas funciones que un ser vivo simple.

¿Qué recorrido hace el alimento dentro nuestro cuerpo?

La entrada del alimento se produce por la boca y allí se inicia el proceso digestivo. La masticación  macera y mezcla con la saliva al alimento ingerido. Una de las enzimas o acelerador biológico que se encuentran en la saliva es la ptialina. Ésta comienza a degradar las diferentes sustancias o grandes moléculas y las transforma en más pequeñas para que puedan ser utilizadas cuando logren llegar a cada una de las células del cuerpo. El proceso de digestión tiene el objetivo de “achicar” molecularmente al alimento hasta el punto tal que resulte asimilable.

De la boca pasa al estómago y allí continúa el proceso de degradación molecular, ayudado por el ácido clorhídrico, los jugos pancreáticos y la bilis que actúa como emulsionante (disolvente) de las grasas ingeridas y las prepara para ser absorbidas.

Del estómago pasa al intestino delgado en donde ya transformado en pequeñas unidades moleculares se prepara para ser transportado por la sangre hacia las células de los diferentes tejidos del organismo.

A través de las paredes intestinales las moléculas difunden hacia el interior de la vena porta que las lleva directamente al hígado realizando su primer paso hepático, que tiene por finalidad “purificar” para su asimilación sin riesgos. Así el hígado elimina todo lo nocivo y aquello que pueda enfermar, incluyendo virus y bacterias y prepara al nutriente mediante una serie de reacciones químicas para que sea asimilado sin dañar la salud. El hígado filtra y purifica a las moléculas que provienen del alimento para que sean específicamente reconocidas por las células y se puedan asimilar, al mismo tiempo almacena como reserva en forma de biomoléculas (polímeros) por si tuviésemos una futura necesidad.

Luego de este paso hepático la sangre lo transporta al corazón que es la bomba de nuestro cuerpo y se encarga de distribuirlo a los diferentes tejidos. De ese modo las células de nuestro cuerpo reciben el alimento preparado para ser asimilado en forma perfecta. Una vez ingresado en cada célula comienza la alimentación celular que consiste en una serie de procesos químicos o vías metabólicas celulares.

La parte del alimento no asimilable e insoluble en agua, pasa al intestino grueso formando la materia fecal que será eliminada como heces. Las sustancias que son solubles en agua una vez filtradas por los riñones son excretadas en forma de orina.

Este es el camino necesario que las sustancias alimenticias recorren en forma permanente a lo largo de toda nuestra vida.

La buena alimentación preserva la salud.