La necesidad de incrementar los fondos privados destinados a la investigación, el establecimiento de estándares internacionales para manejar correctamente las células, el desarrollo de técnicas que permitan dirigir las células con precisión a los tejidos y órganos dañados del organismo, y la posibilidad de manejar correctamente las crecientes expectativas sociales en torno a las aplicaciones biomédicas, son algunos de los desafíos que enfrentan en la actualidad quienes investigan en células madre. Tales son las conclusiones de referentes internacionales en la materia, en el marco del Mini Simposio que tuvo lugar en Buenos Aires, organizado por el Consorcio de Investigación en Células Madre (CICEMA), la Fundación Instituto Leloir y FLENI.

 (11-03-11 – Agencia CyTA – Instituto Leloir)-. Las investigaciones con células madre ofrecen una alternativa teórica para reconstruir tejidos y órganos dañados por diferentes enfermedades. Si bien en el campo de la ciencia básica se han logrado avances importantes, en la investigación con células madre todavía queda un largo camino por recorrer para ver los resultados de laboratorio traducidos en terapias clínicas.

Luego de diferentes presentaciones científicas, y para dar a conocer las realidades y desafíos de su campo de investigación, tuvo lugar en el auditorio de la Fundación del Instituto Leloir una mesa redonda abierta al público en la que participaron un grupo de cinco especialistas internacionales integrado por los doctores Armand Keating de la Universidad de Toronto, Canadá; José Krieger de la Universidad de San Pablo, Brasil; Gustavo Mostoslavsky de la Universidad de Boston, Estados Unidos; y Xianmin Zeng del Instituto Buck, en California.

La charla, que moderó la periodista científica Claudia Mazzeo, se realizó en el marco del Mini Simposio que organizó el Consorcio de Investigación en Células Madre (CICEMA), la Fundación Instituto Leloir y FLENI, y auspició el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva y la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica. La coordinación general del encuentro estuvo a cargo del doctor Fernando Pitossi, director del Laboratorio de Terapias Regenerativas y Protectoras del Sistema Nervioso del Instituto Leloir.

El doctor Armand Keating, director de la División de Hematología de la Universidad de Toronto, Canadá, afirmó que se considera optimista respecto de los adelantos que “hemos logrado y estamos logrando sobre la base de mi trabajo a diario como especialista en transplante de médula ósea.”. Sin embargo aseguró que son muchos los desafíos que se plantean. Y agregó: “Yo diría que desde el punto de vista científico el mayor desafío será desarrollar el modelo preclínico más adecuado en animales. Cuando uno está en la lucha, en medio de todo, quizás uno no se da cuenta cuál es el mejor modelo para estudiar las enfermedades cardíacas. Tras varios años de emplear ratones, hoy sabemos que no es el mejor modelo. En este sentido, ahora queda claro que es conveniente emplear cerdos y lo cierto es que tardamos varios años en darnos cuenta.”

Otro desafío destacado por Keating, y con el que coincidieron los otros participantes de la mesa redonda, fue el de lograr más apoyo financiero para la investigación en células madre.”El desafío es conseguir fondos. La terapia celular es muy costosa, mucho más costosa que evaluar drogas para enfermedades”, subrayó.

En esta misma línea, el doctor Krieger de la Universidad de Sao Paulo – cuya especialidad es la investigación en células madre en el área de las enfermedades cardiacas –rescató que los ministerios de ciencia de varios países están aportando fondos para la investigación en células madre, “pero también se necesita contar con apoyo del sector privado.” En este sentido, durante la mesa redonda, se comentó que muy recientemente la industria farmacéutica comenzó a interesarse por este campo de investigación debido a su potencial terapéutico. 

Asimismo Krieger consideró que el primer desafío en el área de las células madre es  tener “todo el mapa del conocimiento científico requerido para desarrollar un nuevo enfoque para el tratamiento cardiovascular o para cualquier otro tratamiento”. Al respecto señaló que el avance ha sido tan reciente que aún hoy, en los libros de texto que emplean los estudiantes de medicina, se indica que el corazón no tiene capacidad regenerativa. “Ahora sabemos, por datos muy recientes, que de hecho sí tiene capacidad regenerativa, así es que estamos re-escribiendo la ciencia”, señaló el especialista. Y agregó: “Si pensamos en las enfermedades cardiovasculares, los objetivos son claros: queremos fabricar músculos (cardíacos) y otro tipos de células especializadas para el corazón. Sabemos que es posible estimular la formación de nuevos vasos sanguíneos para mejorar el pronóstico de determinadas enfermedades cardiacas. Tenemos un gran optimismo de que en breve plazo podamos materializar resultados científicos en el campo de la salud.”

El doctor Gustavo Mostoslavsky, de la  Universidad de Boston, dijo que uno de los mayores desafíos se centra en lograr que “las células madre vayan hacia donde queremos. Soy optimista hacia el futuro en base a los resultados obtenidos hasta el presente”, puntualizó.

La doctora Xianmin Zeng del Instituto Buck, California (Estados Unidos), y especialista en el estudio de células madre para enfermedades neurodegenerativas, consideró que para que la ciencia avance mejor en este campo “es muy importante tener establecido un estándar  internacional, es decir, una guía para establecer normas para cultivo celular y diferenciación celular, entre otros procedimientos. En la actualidad, cada uno sigue su propio protocolo. Ninguno es idéntico, por ejemplo, en cuanto  a condiciones de cultivo, medios y sustratos utilizados. Para las aplicación clínica, creo que este paso es muy importante.”  También destacó la importancia que tiene para el avance de la terapia celular la implementación de medidas que afiancen el trabajo en equipo entre científicos básicos, entre investigadores que se dedican a la medicina traslacional y entre clínicos, así como también las agencias de regulación, entre otros actores.

¿Cuándo?

El doctor José Cibelli, que trabaja en el Laboratorio de Reprogramación Celular en la Universidad del Estado de Michigan, afirmó que además del aspecto puramente científico, es muy  difícil manejar las expectativas de la gente. “Uno recibe muchas consultas de pacientes y uno quiere mantener su esperanza elevada de que esto va a llegar en algún momento al campo clínico”. Sin embargo, dijo que es muy importante que los científicos se conduzcan con un optimismo cauteloso y razonable.

En esta misma línea, Mostoslavsky expresó que: “Tenemos que tener mucha paciencia todos; del lado de los investigadores, no debemos extraer conclusiones tan rápidamente. De parte de la sociedad, deben saber que la tecnología va a llegar en algún momento”. Y continuó: “Hemos hablado con pacientes y a ellos les importa saber cuántos años tienen que esperar. Básicamente la respuesta que tenemos es ‘antes de lo que pensamos” porque los avances están siendo cada vez mayores, pero es difícil decir cuántos años sucederán antes de que los resultados científicos se traduzcan en aplicaciones clínicas. Probablemente va a ser diferente dependiendo del campo, si se tratan de células hepáticas o pulmonares, entre otros tipos de células.”

Por otra parte Mostoslavsky  destacó el rol de los medios de comunicación para que la sociedad esté bien informada. “Es muy importante que los medios de comunicación informen de modo responsable, preciso y objetivo lo que sucede en el campo de las investigación en células madres”, afirmó y concluyó que es preciso que se aborden tanto los avances como los límites que se plantean a fin de no despertar falsas expectativas en los pacientes y en la sociedad.

 

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Los doctores Armand Keating (izq.) de la Universidad de Toronto, Canadá; José Krieger de la Universidad de San Pablo, Brasil; Gustavo Mostoslavsky de la Universidad de Boston, Estados Unidos; Xianmin Zeng del Instituto Buck, California, Estados Unidos; y José Cibelli de la Universidad del Estado de Michigan, Estados Unidos.

Créditos: Agencia CyTA – Instituto Leloir