“Los  bosques modelo no son  un esquema teórico sino una comunidad de práctica, un compromiso social y ambiental con el desarrollo sostenible de su territorio”, señala el especialista forestal Ronnie del Camino. Un encuentro internacional que se lleva a cabo en Burgos, al norte de la Península Ibérica, apunta al intercambio de experiencias y al incremento del compromiso global en lo que hace al manejo sostenible de los bosques.  

(23/03/11- Agencia CyTA-Instituto Leloir). Del 21 al 26 de marzo se celebra en Burgos, España, el III Foro Global de Bosques Modelo y el Simposio Internacional de Enfoques Territoriales para la Sostenibilidad.

Durante esas reuniones se debatirán diferentes conceptos relacionados con los bosques y la sostenibilidad, entre ellos la importancia del denominado bosque modelo.

Pero, ¿qué es un bosque modelo? Los especialistas lo definen como un área geográfica extensa que incluye distintos grados de conservación del territorio, de poblaciones, de valores ambientales, sociales, históricos y culturales. De acuerdo con ese enfoque, las personas son el centro, ya que se considera que no es posible separar los bosques de la gente. Se trata entonces de un modelo de participación social voluntario que busca conjugar intereses y necesidades para lograr el desarrollo sostenible de un determinado territorio forestal.

Quienes participan de un bosque modelo determinan qué significa para ellos la sostenibilidad en su territorio, desarrollan un objetivo común, una estructura de gobernanza y un plan estratégico; posteriormente realizan actividades de colaboración para alcanzar las metas establecidas en el plan.

Para el especialista Ronnie del Camino, “un bosque modelo es un compromiso social y ambiental con el desarrollo sostenible de su territorio”. Coordinador de la sesión “Los bienes y Servicios de los Ecosistemas”, la que se llevará a cabo dentro del Simposio Internacional de Enfoques Territoriales para la Sostenibilidad, del Camino es subdirector del Centro Agrícola Tropical de Investigación de Enseñanza, en Costa Rica. Asimismo, dirige la Cátedra Latinoamericana de Gestión Forestal Territorial y es presidente de la Red Iberoamericana de Bosques Modelo.

La Agencia CyTA lo entrevistó para conocer detalles del encuentro en el que participa, y que cuenta con el apoyo de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN) y la Secretaría de la Convención para la Diversidad Biológica (CDB), entre otras organizaciones.

-¿Cuáles son los objetivos de la sesión de trabajo que usted coordina?

– El simposio se efectúa dentro del marco del Foro Global de Bosques Modelo. Los bosques modelo son territorios con muchos usos de la tierra, pero en ellos el bosque es importante desde el punto de vista territorial (físico), ambiental, económico y social. A través del simposio, queremos llamar la atención sobre los beneficios principales de los bosques para la humanidad.

– ¿Un bosque modelo es una construcción teórica?

– No, es una práctica. Tampoco se trata de la utopía de Tomás Moro, de la Icaria de Cabet o del Paraíso Perdido de Milton. Es un territorio en que el bosque es muy importante, pero en el que también hay parques nacionales, corredores biológicos, agricultura, ganadería, espacios urbanos, autoridades, productores ladinos e indígenas y  ONG, entre otras cosas. Lo de modelo, se debe a que tratamos de desarrollar una estrategia de  gobernanza participativa. En un bosque modelo hay un directorio en el que están representados los actores fundamentales del territorio, cada quién con sus propios intereses. Allí, en esa mesa de concertación, pueden resolver conflictos,  proponer  e implementar proyectos de desarrollo sostenible, intercambiar conocimientos, restaurara el paisaje, manejar los bosques, combatir la pobreza. En otras palabras, un bosque modelo puede ser un camino hacia un mundo mejor.

-¿Qué importancia tiene el humanismo en la gestión de los ecosistemas forestales?

-Personalmente, tengo una visión antropocéntrica. No puedo defender la protección del ambiente, si ésta no significa primero la protección de los humanos, en especial los más desposeídos. Nos preocupan las generaciones futuras, cuando las generaciones presentes apenas sobreviven (1000 millones de personas en pobreza). No tiene sentido un parque nacional que no permite asegurar los medios de vida de los habitantes, sino que más bien los excluye. No tiene sentido que los países ricos defiendan su derecho a seguir creciendo a costa del ambiente global, pero que, cuando se trata de pagar por el ambiente y la estabilidad del clima, buscan mil pretextos e inventan mecanismos kafkianos para la consecución de recursos. Este mundo y sus líderes están muy mal, cuando pueden conseguir 100 mil millones de dólares en una semana para salvar el sistema bancario, pero se requieren  infinitas reuniones para poder lograr los recursos necesarios para los marginados, para la naturaleza, para los derechos civiles.

Si nos preocupamos seriamente de los humanos postergados, al mismo tiempo nos preocuparemos de la naturaleza. Sería un triste cuadro el que  asigna como principal valor al ser humano la búsqueda sin límites de bienes materiales. 

– No cree que son al menos peligrosas sus afirmaciones de que “no tiene sentido un parque nacional que no permite asegurar los medios de vida de los habitantes, sino que más bien los excluye”

-No creo que mis afirmaciones sean peligrosas. Posiblemente sí sean  provocativas y eso es lo que pretendo. ¡Cuántas tragedias han ocurrido en este mundo cuando se han excluido poblaciones tradicionales  de  áreas protegidas, o se ha erradicado  a pueblo enteros de  las áreas de inundación de  las represas para riego y electricidad!. Lo que se hace es simplemente sacarlos, sin dar solución a sus medios de vida dignos. Es triste que influencias externas, tanto al medio rural como a los países, que dicen que quieren conservar la naturaleza  expulsen de los territorios indígenas a las poblaciones originales, muchas veces sin consultarlas. Ningún parque nacional o área protegida debería ser declarada como tal, sin el consentimiento de la población local y sin una compensación. Incluso, el Estado debería entregar la administración de las áreas a conservar a las poblaciones locales y pagarles por su trabajo, pues le estarían prestando un servicio al respectivo país, y también a la sociedad global.

-En nuestra región las multinacionales extranjeras se juntan con la corrupción de muchos de nuestros políticos y dan por resultado el saqueo patrimonial. ¿No es una invitación para avanzar aún más sobre el patrimonio ambiental?

-De ninguna manera. Los únicos perversos no son las multinacionales extranjeras, sino también elementos de las empresas nacionales, los congresos, el gobierno nacional, los gobiernos locales. También hay buenas transnacionales, miembros de los congresos, funcionarios de gobierno nacional y gobiernos locales  y con ellos hay que trabajar.

-¿Qué cree que debemos hacer?

-Entregar responsabilidades a  las comunidades locales y a las organizaciones locales. Y porqué no, también a las empresas. En Guatemala hay comunidades indígenas y ladinas, así como también empresas privadas, que han recibido en concesión tierras del Estado bajo la condición de certificarse de buen manejo forestal y han cumplido. De  trece concesiones comunitarias, once han podido renovar ya más de una vez su certificación  y también lo han hecho las dos concesiones privadas. Esto ha sido para producir madera. ¿Porque entonces no entregar también a las  comunidades las concesiones para manejar los parques y en general Áreas Protegidas que el Estado ha manejado en forma peor que deficiente?  Es que son las transnacionales, con su codicia, pero también el Estado, con su inacción, los que han provocado estos desastres. Como decía Einstein, no podemos resolver los problemas con las mismas soluciones con las que los generamos. Tenemos que cambiar radicalmente los paradigmas.

– América Latina es muy rica en recursos hídricos y sin embargo es una de las regiones en donde más escasea el agua potable y el saneamiento. El eje, ¿no es en realidad el mal manejo de la gestión de los recursos naturales?

 -En nuestros países somos especialistas en complicar todo. También somos especialistas en transformar el manejo y la conservación de los recursos naturales en algo caro, complejo, con exigencias inauditas  que no se aplican a ningún otro sector. Así hacemos que el bosque no tenga valor para quienes los poseen y por lo tanto tampoco el agua, la biodiversidad, la belleza escénica, la madera, los productos no maderables. Nos aterra ver una troza de madera en un camión. Pero ese árbol cortado deja espacio para que otro árbol crezca y un mueble de madera tiene un bajo consumo de energía fósil. Hay arquitectos que se enorgullecen de ser ecologistas pues en sus construcciones no utilizan madera, y parecen desconocer  que una mesa  de fierro, aluminio y/o vidrio requiere entre 40 y 80 veces más energía que una mesa de madera.

-¿Con el agua pasa lo mismo?

-Con el agua, el problema es diferente. Las empresas  de energía, agrícolas, ganadera y de embotellamiento de agua se están apoderando de los recursos hídricos, y en muchos países el agua está privatizada. El agua nunca debiera ser privada, debe ser pública y además un derecho humano. Es urgente revisar las leyes y reglamentos de los diferentes países y corregir las distorsiones y abusos que se están presentando.

-Cuál es el papel de la ciencia en esa gestión?

La ciencia debe ser humilde, tener un papel clave de aportar conocimiento para solucionar problemas, pero sólo con la participación de las personas que van a ser afectadas de una u otra forma. La evaluación de los ecosistemas del milenio desarrolla escenarios  para evitar la destrucción de los ecosistemas, la pérdida de biodiversidad, el cambio climático, la desertificación. Todos los escenarios  desarrollados, se basan en la ciencia. Incluso me atrevo a decir que sabemos y disponemos de la ciencia para mitigar y para adaptarnos, pero la intervención de la ciencia no tiene sentido sin un cambio en la economía, que es la que atenta contra la naturaleza y mantiene condiciones de desigualdad.

-¿Se puede hacer gestión forestal sostenible sin participación social?

-Sin duda se puede hacer cualquier cosa sin participación social. Es así como han funcionado los regímenes totalitarios. Pero sin participación social, el objetivo del manejo no sería la gente, sino alguna gente. Hay muchos casos de éxito de buena gestión forestal en el mundo, basados en esquemas participativos y que son exitosos a pesar de los gobiernos y las leyes, y reglamentos inadecuados, y a pesar de las presiones del sector privado por  tratar de  dominar el acceso a los recursos. El asunto ahora es cómo multiplicamos la gestión participativa exitosa. Cómo hacer que las pequeñas joyas (los casos exitosos) sean la generalidad. Para lograr eso se requieren cambios muy profundos y paradigmas diferentes. Los directorios de los bosques modelo son claros ejemplos de participación social en los que están representados las comunidades, los pueblos indígenas, las mujeres, el gobierno, el sector privado, las ONG, las universidades, y en general todos los actores relevantes para la gestión de los medios de vida, incluido obviamente el capital natural.

-¿Qué espera que pueda surgir de la reunión que se está llevando a cabo en Burgos?

-Mucho y poco. Mucho en el sentido que debemos ser capaces de soñar en un mundo diferente al que los bosques modelo pueden contribuir junto a otras iniciativas válidas y  poco, en el sentido de que tenemos un largo camino por recorrer. El Simposio nos dará orientaciones científicas y técnicas, y el foro nos dará lineamientos de gestión.

Foto Ronnie del CAmino en baja

 

 

 

 

 

 

 

Ronnie del Camino, especialista forestal