En la actualidad cerca de 10 millones de personas – la mayor parte de ellas residentes en países de América Latina– están infectadas por el Trypanosoma cruzi, el parásito que causa la enfermedad de Chagas, informó la Organización Mundial de la Salud. Para el doctor Edgardo Schapachnik, del Hospital General de Agudos “Dr. Cosme Argerich” los profesionales de la salud deberían estudiar la evolución de la salud cardiológica de cada paciente desde que se detecta la enfermedad, y a lo largo de toda la vida.

(28/06/10 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Se calcula que en todo el mundo, principalmente en América Latina, unas 10 millones de personas están infectadas por el Trypanosoma cruzi, el parásito que causa la enfermedad de Chagas, informó recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS). Asimismo, dicho organismo internacional estimó que en 2008 cerca de 10 mil personas murieron a causa de esa patología.

Para el doctor Edgardo Schapachnik, cardiólogo del Hospital General de Agudos “Dr. Cosme Argerich”  de Buenos Aires y fundador de la sección de Enfermedad de Chagas en el  citado Hospital , el abordaje histórico que se ha hecho de la Enfermedad de Chagas en el mundo, por parte de la mayoría de los investigadores provenientes del campo del sanitarismo, la epidemiología y la investigación biomolecular, por lo menos en los últimos 30 a 40 años, han hecho foco en el parásito y el insecto vector, lo cual hubiera sido absolutamente correcto, si no hubiese quedado afuera de este análisis el protagonista principal de esta historia que es el paciente.”

Y agregó que “sólo, sufrido, callado, ignorado por las sociedad, el paciente afectado por el ‘Mal’ ni siquiera era capaz de ser testigo de los complejos debates en el terreno de la ciencia que ponen el acento más en mecanismos biológico moleculares que en su propia condición de ser portador de una enfermedad que lo puede llevar tempranamente a la muerte.”

Un caso opuesto es el rol activo que juegan y han jugado los portadores de VIH en el conocimiento de la enfermedad y en la defensa de sus derechos como pacientes “a los que el Estado tiene la obligación de proteger”, indicó a la Agencia CyTA el doctor Schapachnik que también se desempeña como secretario de la Asociación Carlos Chagas para la Vigilancia Médica Activa del Mal de Chagas. Y continuó: “Esto se debe en gran medida a que la mayoría de las personas que padecen enfermedad de Chagas pertenecen a los sectores sociales más desfavorecidos que no han tenido las suficientes herramientas para ejercer la defensa de sus derechos.”

Avance tecnológico

Prácticamente desde el descubrimiento de la enfermedad en el año 1909, hasta hace muy poco tiempo, en el ámbito médico se empleaba el concepto equívoco de “fase indeterminada” de la enfermedad. “Este concepto establecía que el 70 por ciento de los pacientes parasitados por el Tripanosoma Cruzi no iban a desarrollar enfermedad cardíaca, considerándoselos como ‘portadores sanos’ por presentar el electrocardiograma y la radiografía normales. Sin embargo, con la incorporación al arsenal diagnóstico de modernas tecnologías como la cámara gamma, la resonancia magnética y otros, se pudo comprobar que muchos de esos pacientes presentaba alteraciones precoces, sobre todo localizadas en el corazón, que de ser adecuada y precozmente detectadas permitirían un cambio drástico en el enfoque terapéutico y muy posiblemente en la evolución natural de la enfermedad”, explicó Schapachnik. Y agregó que esas alteraciones precoces están referidas al terreno de la circulación coronaria, “en particular a los pequeños vasos coronarios que responden anormalmente a ciertos estímulos.” Dichos estímulos pueden generarse a través de diversos estudios para detectar ese tipo de alteraciones.

De acuerdo con el especialista el concepto de “fase indeterminada” produjo “el nefasto efecto que por un lado la sociedad le vedaba su acceso al trabajo, al detectársele serología reactiva. Por otro lado, ser le ha negado la posibilidad de acceder a una jubilación o a un subsidio por cursar su padecimiento sin manifestaciones evidentes de cardiopatía que pudieran ser evidenciables con los métodos simples como ser el electrocardiograma, la radiografía y/o el ecocardiograma”.

Esta situación se modificó desde la vigencia de la nueva ley 26.281 sobre Chagas promulgada en septiembre de 2007, que prohíbe la inclusión del diagnostico serólogico para enfermedad de Chagas como requisito para el ingreso laboral, lo que también establece la realización del diagnóstico de las mujeres embarazadas. “Se ha avanzado, pero hay que tener en cuenta que aun en muchos lugares del país, se producen nacimientos sin atención medica, lo cual dificulta la detección del Chagas connatal, en todos los casos”, enfatizó el cardiólogo.

Atención del recién nacido

Según indicó, Schapachnik, el recién nacido con Chagas connatal, no sólo es un paciente que está parasitado, sino que “es un pacientito que puede tener ya manifestaciones de cardiopatía tan sólo por el hecho de estar parasitado. Por lo tanto, cuando se afirma que tal niño debe ser estudiado y tratado, lo cual es una verdad absoluta, la pregunta que debe formularse para que dicha verdad no quede a mitad de camino es si ¿es suficiente con detectar los parásitos en las muestras de sangre y tratar al bebé con los medicamentos disponibles? ¿Por qué no pensar que este niño parasitado ya puede tener precoces manifestaciones de disfunción endotelial (el endotelio es el tejido que recubre interiormente a los vasos sanguíneos) a la que sólo podremos poner en evidencia si lo estudiamos más allá de la simple detección del parásito?”

Para demostrar tal hipótesis, el especialista considera que los profesionales de la salud deberían estudiar la evolución de la salud cardiológica de ese paciente a lo largo de la vida desde su nacimiento. “No es suficiente con detectar los parásitos y luego eliminarlos”, subraya Schapachnik. Y continua: “Todos estos fenómenos que ocurren en la intimidad del sistema cardiocirculatorio, y que parecen haber sido ‘olvidados’ por el paradigma dominante en la concepción de la enfermedad, deben ser tomados en consideración. Quizás durante el nacimiento, o incluso antes, el bebé ya sufre daños en el corazón a causa del parasito presente en el organismo de la madre”.

Para Schpachnik son varios los temas que están en el tapete del debate médico actual. “Muchas de estas hipótesis acerca del modo en que evoluciona la enfermedad en los pacientes deben ser corroboradas con nuevas investigaciones que permitan ensamblar las piezas aún no unidas de este complejo rompecabezas que la ciencia ha dado en llamar Enfermedad de Chagas y que popularmente es conocida como Mal de Chagas”, concluyó el especialista.

Recuadro Rechazo al concepto de “fase indeterminada” del Mal de Chagas

El 20 de marzo de 2010 concluyó el Consenso Internacional sobre Fase Indeterminada de la Enfermedad de Chagas” impulsado por el Comité de Chagas de la Federación Argentina de Cardiología, que aprobó eliminar de la terminología médica el concepto de “Fase indeterminada”, como sinónimo de “portador sano”.

“El concepto de ‘fase indeterminada’ ignoraba  numerosas publicaciones que han demostrado que ya desde las fases más precoces de la afección son pasibles de detectar con métodos modernos de diagnóstico alteraciones precoces aún en aquellos pacientes que eran considerados como ‘pacientes sanos’”, explicó a la Agencia CyTA el doctor Edgardo Schapachnik, cardiólogo del Hospital Argerich, fundador de la sección de Chagas en el Hospital General de Agudos “Dr. Cosme Argerich” y secretario de la Asociación Carlos Chagas para la Vigilancia Médica Activa del Mal de Chagas

De acuerdo con el especialista, diversos estudios como la medición de la variabilidad de la Frecuencia cardíaca y el disbalance entre los componentes del Sistema Nervioso Autónomo (simpático y parasimpático), entre otros fenómenos, deberían ser “la prioridad del sistema de atención médica en lo referente a la enfermedad a fin de evitar la progresión de la patología a partir de estadios precoces.”

 Nota Chagas

 

Colectando vinchucas en un rancho de la zona endémica de la Argentina.

Crédito: Gerardo Marti