Investigadores de la Universidad Nacional del Nordeste estudian un escarabajo para utilizarlo en un programa de manejo y conservación ambiental en zonas agrícola-ganaderas del Chaco.

(12/08/09 – Agencia CyTA-Instituto Leloir / UNNE. Por Catriel López Acosta).- Investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas, Naturales y Agrimensura de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) realizan investigaciones para aportar al desarrollo y ampliación de la conservación de ambientes nativos.

Para ello efectúan inventarios de especies en algunas zonas agrícola-ganaderas del Chaco ya que, aseguran, que algunos insectos son indicadores de una biodiversidad que persiste en pequeñas porciones de bosques que todavía no fueron destruidas por el hombre y su producción.

Para ello realizan muestreos en el Chaco y otras provincias. La licenciada Miryam Damborsky, de la cátedra de Biología de Artrópodos, brindó algunas precisiones sobre un trabajo realizado en un establecimiento ganadero en el interior del Chaco, las que son sintetizadas a continuación.

Indicadores ambientales

Los bosques y selvas argentinas son los ambientes que contienen la mayor variedad de especies vegetales y animales autóctonas. Sin embargo, de acuerdo al Inventario Forestal Nacional (2001) la masa forestal nativa sólo alcanza al 12,8 por ciento de su distribución original.

Las actividades realizadas por el hombre provocan la disminución de la diversidad biológica en numerosas ecoregiones de Argentina, entre las más afectadas se citan: los pastizales pampeanos, el monte del Espinal, los bosques y sabanas del Chaco, las yungas y la selva misionera.

La explotación responsable de los recursos naturales y el cuidado del ambiente, prioritarios a nivel nacional, son imposibles de lograr sin la adquisición previa de conocimientos científicos básicos. Aunque la provincia del Chaco posee una importante diversidad biológica, cuya conservación reviste interés para numerosas instituciones, los datos básicos sobre algunos grupos, en particular artrópodos, aún son insuficientes.

La influencia ejercida por los cambios ambientales y las fragmentaciones del hábitat se pueden detectar mediante la realización de monitoreos de distintos organismos como indicadores ambientales. Los mamíferos, aves, plantas con flores y entre los insectos las mariposas se utilizan como indicadores de biodiversidad, y en el año 1992 comienzan a utilizarse otros insectos en este tipo de investigaciones.

Anteriormente los invertebrados eran ampliamente ignorados en programas de manejo y conservación ambiental. Sin embargo, una conservación significativa no puede llevarse a cabo si no se conocen todas las especies involucradas en el funcionamiento de ecosistema. Los planes de manejo tendientes a la conservación de la fauna solo pueden implementarse una vez que los inventarios, al menos parciales, sean efectuados.

Aunque muchos insectos son bioindicadores de calidad o degradación ambiental, una de las tareas de mayor dificultad es la selección o identificación de aquellos que mejor reflejen los cambios producidos por la acción del hombre.

Los escarabajos estercoleros

Los escarabajos estercoleros (Scarabaeidae: Scarabaeinae) son uno de los grupos más utilizados en estudios de biodiversidad, dada su abundancia en la región tropical, y su vulnerabilidad a la destrucción del hábitat. Poseen estrecha relación con los mamíferos silvestres y domésticos, ya que numerosas especies dependen de sus excrementos para su alimentación y nidificación, promueven de esta forma el reingreso de materia orgánica en el ciclo de nutrientes y aumentan la aireación del suelo. Asimismo numerosas especies son utilizadas en programas integrados de control biológico de helmintos gastrointestinales y de la mosca de los cuernos, que desarrollan parte de su ciclo en el excremento del ganado.

La transformación de ecosistemas naturales en ambientes destinados a las prácticas agrícola-ganaderas tiene profundos impactos ecológicos. Aunque se asume que estos paisajes transformados tienen poco valor de conservación, hay indicios de que una proporción de la biodiversidad original persiste si se preservan fragmentos de bosque.

El registro de la diversidad y abundancia de algunos taxones benéficos, entre ellos las Scarabaeidae o escarabajos, explica Damborsky que podría contribuir al conocimiento del estado de conservación de un ambiente y ampliar la implementación de políticas educativas de conservación.

Distribución de escarabajos

En el trabajo efectuado por las licenciada Damborsky y Alvarez Bohle se examinó la composición, riqueza y estructura trófica de la comunidad de escarabajos estercoleros en dos pastizales y en un remanente de bosque en un establecimiento ganadero ubicado en la provincia del Chaco.

La comunidad de insectos se caracterizó de acuerdo a la abundancia y número de especies. Se comparó la estructura trófica teniendo en cuenta la cantidad de especies colectadas tanto en necro como coprotrampas (generalistas) y la cantidad de especies en las cuales más del 80 por ciento de los individuos se colectaron en copro o necrotrampas (especialistas), el porcentaje de rodadores (telocópridos) y no rodadores (paracópridos y endocópridos).

De acuerdo con los resultados, Gromphas lacordairei fue muy abundante en los pastizales, esta es una especie frecuente en áreas destinadas a pasturas en el Norte y Centro de Argentina.

En bosque se verificó la mayor abundancia y riqueza, catorce especies fueron exclusivas de este ambiente, Canthon lituratus, Eurysternus caribaeus y E. hirtellus se citan entre las más numerosas.

Para la licenciada Damborsky “los resultados muestran una disminución en la composición y abundancia de escarabajos del fragmento de bosque a los pastizales”. Y se nota “una baja proporción de especies con hábitos generalistas y escasez de rodadores lo que caracteriza a ambientes con algún grado de modificación”.

Sin embargo se destaca el valor de éstos pequeños fragmentos de bosque en las áreas agrícola-ganaderas de la provincia del Chaco, y debería ser prioritaria su conservación ya que preservan eficazmente una alta proporción del grupo estudiado.