Al momento de construirlos cada uno respondía a las influencias de su época. Un arquitecto de la Universidad Nacional del Litoral investigó y realizó una reconstrucción gráfica de los procesos de mutación hospitalaria. El trabajo da cuenta de diferentes períodos históricos que va desde los pabellones paralelos vinculados por anillos circulatorios a los modernos edificios, flexibles y adaptables frente a las nuevas necesidades.

(03/06/09 – Agencia CyTA- Instituto Leloir/ Prensa UNL) – Los hospitales santefesinos también cuentan sus historias. El Iturraspe surgió a comienzos del siglo XX como Casa de Aislamiento para enfermos infectocontagiosos. El Mira y López, a inicios del 1940, fue un modelo en el país. El Cullen se conocía como Nuevo Hospital de Caridad. Cada uno da muestras de claras influencias de la época, importadas de distintos lugares e ideologías. Así fue el origen, pero la actualidad es muy diferente.

A la hora de diagnosticar el estado y planificar modificaciones sobre los edificios hospitalarios, no basta con observarlos en su condición actual. “Si bien se trata de estructuras sanitarias, también forman parte del patrimonio cultural santafesino, lo que implica un doble rescate pensando en el aspecto edilicio y en el interrogante sobre su aptitud para seguir brindando un servicio social digno y vital”, afirma un artículo publicado en la última edición de ConCIENCIA, la revista de divulgación científica que edita la Universidad Nacional del Litoral (UNL).

La investigación desarrollada por el arquitecto Bruno Reinheimer trabajó en profundidad los referentes edilicios más notables de la arquitectura hospitalaria local. De esta manera se apunta a generar las herramientas que hagan posible racionalizar los recursos físicos disponibles. Se trata de descubrir las virtudes de los edificios históricos, pero también aceptar sus flaquezas actuales. Esto implica pensar en recursos alternativos que complementen su labor y capacidad.

“Hablar de un análisis histórico-crítico evidentemente nos ha obligado a abordar un amplio espectro de fuentes disponibles de diversa naturaleza: editas e inéditas; bibliografía y testimonios personales; planimetrías, pliegos y documentación original”, detalla el artículo.

Como expresión y síntesis del análisis, Reinheimer elaboró un sistema de reconstrucción gráfica estimada de los procesos de mutación hospitalaria. Consiste en un seguimiento de forma y contenido desde su origen, transitando las sucesivas etapas de intervención posterior.

Desde el origen

El momento de fundación de cada uno de los hospitales es el punto de partida para el análisis del proceso histórico. Este momento implica circunstancias particulares en cada caso “puesto que los edificios han sido creados cada uno con un fin propio, debiendo transformarse con posterioridad para adaptarse a las condiciones y necesidades sociales venideras”, señala el informe.

Según detalla la investigación, entre los casos edilicios más notables se encuentra el Hospital J. M. Cullen, en su momento conocido como Nuevo Hospital de Caridad, cuyo planteo de pabellones paralelos vinculados por anillos circulatorios, alrededor de patios centrales, respeta con precisión los cánones de la rigurosa Escuela Hospitalaria Francesa. “También la Casa de Aislamiento incorpora preceptos occidentales aunque de procedencia alemana, destacando la disposición de pabellones aislados para evitar contagios a través del aire, una presunción que hacia fines del siglo XIX sería desmitificada de la mano de Pasteur y sus incipientes avances bacteriológicos”, afirma.

Adaptarse a las nuevas ideas

Pasado el momento fundacional, y con el correr del siglo XX, las necesidades fueron cambiando. Hubo una transición de la ciencia curativa a la preventiva y las especialidades comenzaron a multiplicarse sobre las superficies destinadas originalmente a internación. Eso requería una adaptación de los edificios hospitalarios y cada tipología fundacional mostró diferentes capacidades para absorber o no la necesidad de adaptación permanente.

De acuerdo con Reinheimer, la elasticidad y flexibilidad de cada organismo arquitectónico se verifica al observar el volumen edilicio añadido respecto del original. “Frente al masivo crecimiento del Hospital Italiano de Santa Fe y las Colonias y la Casa de Aislamiento, el uno debido a su limitada escala inicial, el otro en razón de su rígido planteo segregado para atender enfermos graves, el Nuevo Hospital de Caridad se destaca por mantener un nivel de crecimiento moderado. Estas pruebas respaldan la alta pertinencia de su planteo fundacional para absorber los nuevos requerimientos temporales”, destaca el arquitecto.

Finalmente, el estudio cruzó los datos de índice de mortalidad de cada hospital desde principios del siglo XX. “Se concluye que las décadas de 1910 y 1920 han sido las más críticas, notablemente coincidentes con periodos pasivos y estáticos de reformas arquitectónicas. Estos resultados permiten intuir cierta influencia de los espacios físicos construidos sobre el destino de las prácticas médicas de la época, y la importancia de no desatender aquellas situaciones que exigen modificaciones edilicias radicales, a los fines de poder dar continuidad al adecuado desarrollo de la ciencia médica en toda su complejidad”, sostiene el trabajo.