Investigaciones realizadas a partir de los vestigios de un barco hundido en Puerto Deseado, en la provincia argentina de Santa Cruz, en el siglo XVII, constituyen la base de un libro -recién presentado y elaborado por investigadores argentinos y holandeses- que describe la importancia de una expedición holandesa. El libro recuerda una de las primeras travesías europeas exploratorias del litoral patagónico, la de Jacob Le Maire y Willem Schouten, quienes en 1615 y 1616 descubrieron el Cabo de Hornos.

(24/04/09 -AgenciaCyTA-Instituto Leloir) – . La mayoría de las expediciones holandesas realizadas en los siglos XVI y XVII dieron lugar a importantes descubrimientos geográficos en distintas partes del mundo, inclusive en el actual territorio argentino.

“La expedición de los holandeses Jacob Le Maire y Willem Schouten, en los años 1615 y 1616 tuvo una gran trascendencia por los descubrimientos geográficos que realizó. Descubrieron el Cabo de Hornos, abriendo de esa forma una ruta interoceánica más rápida y segura que la del Estrecho de Magallanes, que se venía utilizando desde 1520”, señala el arquitecto Cristian Murray quien desde 1995, trabaja para el Programa de Arqueología Subacuática (PROAS) del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL), dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación.

Fruto de cinco años de trabajo, el libro de divulgación científica “Tras la Estela del Hoorn, Arqueología de un naufragio holandés en la Patagonia”, describe las investigaciones históricas y arqueológicas realizadas sobre la expedición de Jacob Le Maire y Willem Schouten. Fue presentado esta semana en el Centro Cultural Borges, en la ciudad de Buenos Aires. El proyecto también contó con el apoyo de la fundación holandesa Zoektocht naar de Hoorn.

El libro, publicado por la editorial Vázquez Mazzini Editores, fue escrito por Murray que es arquitecto de la UBA, Damián Vainstub, arqueólogo de la Universidad Nacional de Rosario, Martijn Manders, arqueólogo de la Universidad de Leiden, Holanda, y miembro del Comité Internacional para el Patrimonio Cultural Subacuático del ICOMOS y Ricardo Bastida, doctor en Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de la Plata, investigador principal de Conicet.

Durante el viaje, la flotilla de Le Maire y Schouten realizó una escala de cinco semanas en Puerto Deseado, actual provincia de Santa Cruz. “Allí los holandeses se reabastecieron de víveres, principalmente carne de pingüino y lobo marino, realizaron trabajos de mantenimiento en sus naves y repusieron energías para la larga travesía que les esperaba”, indicó Murray. Y agregó: “En un desafortunado accidente, mientras carenaban con fuego el casco del menor de los barcos -el Hoorn-, se produjo un incendio y lo terminaron perdiendo. Debieron continuar el viaje a bordo de una sola nave”.

La Agencia CyTA dialogó con el autor del libro, Cristian Murray, quien reveló los aspectos salientes de esas expediciones.

-¿En qué contexto se realizó la expedición de Le Maire y Schouten?

Durante los siglos XVI y XVII, en Europa existía el afán por las especias provenientes del sudeste asiático tales como nuez moscada, clavo de olor, canela y pimienta. El comercio de estos elementos despertó el interés de diversas compañías de los Países Bajos que comenzaron a buscar nuevas rutas marítimas. En esa época surge la “Compañía Austral”, fundada por Isaac Le Maire, que debía enfrentar la feroz competencia planteada por la poderosa “Compañía Unida de las Indias Orientales” (VOC), que también era de Holanda.

-¿Qué diferenció las expediciones de Le Maire y Schouten respecto de otras?

Entre fines del siglo XVI y mediados del XVII, navegaron seis expediciones holandesas frente a las costas del actual territorio Argentino. La mayoría de ellas se dirigía a atacar las posesiones españolas en Chile y Perú, para luego continuar viaje a las islas de las especias que quedaban en la actual Indonesia. La expedición de Le Maire y Schouten era la única sin fines bélicos: su objetivo consistía en hallar un nuevo paso interoceánico para de ese modo quebrar el monopolio de la Compañía Unida de las Indias Orientales. Las tres expediciones anteriores a Le Maire y Schouten cruzaron por el Estrecho de Magallanes, mientras que las dos posteriores lo hicieron por la ruta descubierta por ellos, la del Cabo de Hornos. Sólo las expediciones de Le Maire y Schouten y de Van Noort realizaron una escala de varios días en las costas del actual territorio argentino, más precisamente en Puerto Deseado.

-El barco Hoorn se hundió frente a las costas de Puerto Deseado. ¿Cuándo hallaron sus vestigios y qué fue lo que encontraron?

Entre los años 2004 y 2006 se realizaron tres temporadas de campo. Se encontraron metales fundidos, fragmentos de carbón, cerámicas europeas de principios del siglo XVII. Los materiales hallados permitieron conocer diversos aspectos de una nave del período de la exploración. Por el momento ha concluido esta etapa de la investigación, pero no se descarta que en un futuro se puedan retomar las prospecciones para intentar localizar alguna parte de la estructura del barco que pueda permanecer enterrada. En el libro describimos las técnicas y la metodología utilizadas para relevar el terreno, tanto en las costas como bajo el agua. Se muestran los hallazgos -cerca de 400 fragmentos de cerámica, metal, carbón, roca y vidrio- y se brinda una posible explicación para la ausencia de restos de la estructura de madera del barco.

-¿Investigaron aspectos relativos a las fantasías o a las impresiones que tenían los viajeros a medida que recorrían la Patagonia?

Sí, por ejemplo, describimos el temor de la tripulación holandesa a los “gigantes Patagones”. A partir del viaje de Magallanes se instaló en el imaginario de los navegantes europeos que los habitantes de la Patagonia tenían una talla descomunal. Esto perduró hasta entrado el siglo XVIII. Schouten narra en su diario que hallaron una tumba indígena con un esqueleto cuya talla alcanzaba los 2,80 m. También relatamos su asombro ante la fauna desconocida para ellos, por ejemplo, el lobo marino, el pingüino, el guanaco y el ñandú. Les llamaba la atención la aridez, la ausencia de agua dulce (que necesitaban para completar sus reservas) y especialmente los fuertes vientos y el clima riguroso. Asimismo mencionamos el hambre y la sed padecidas durante la navegación por el Pacífico y la llegada a las Islas de la Especiería.

-¿Qué otros aspectos describen en el libro?

También detallamos los preparativos de la expedición, el tipo de naves utilizadas, la constitución de la tripulación y la zarpada desde la ciudad de Hoorn.

-¿Cuáles fueron sus principales fuentes?

Los diarios escritos por los jefes de la expedición, que fueron publicados en Holanda al poco tiempo de su regreso, cartografía antigua y actual, fotos aéreas y satelitales.

-¿Podría destacar la relevancia de este tipo de investigaciones históricas como la que describen en el libro?

Contribuyen a reflotar un período histórico poco conocido: el de los viajes europeos de exploración, más precisamente los viajes de marinos holandeses que realizaron importantes descubrimientos en el extremo austral de Sudamérica y difundieron al mundo los límites geográficos de esta región, hasta entonces sólo conocida por los pueblos canoeros que la habitaban.