Como si se tratase de un sofisticado diseño de ingeniería aeronaútica, en este caso producto de la evolución, además de la anatomía de las alas, los pterosaurios –los animales voladores con los tamaños corporales más grandes en la historia de los vertebrados- poseían un complejo sistema respiratorio que les proveía de la energía suficiente para desarrollar una gran capacidad de vuelo. Así lo revela un trabajo publicado en PLoS ONE.

(04/03/09 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller) – En la Era Mesozoica, entre 251 y 65 millones de años atrás, los pterosaurios dominaban los cielos de la Tierra. Se trataba de un grupo de animales voladores que desarrolló los tamaños corporales más grandes en la historia de los vertebrados,”eran reptiles voladores, algunos de ellos, como el Quetzalcoatlus, medían alrededor de 8 metros de largo y, de ala a ala, alcanzaban los 10 metros”, señala el doctor Diego Pol, paleontólogo e investigador del Conicet y del Museo Paleontológico Egidio Feruglio de Trelew.

Hasta la fecha, se había estudiado en forma minuciosa el diseño de las alas de esos vertebrados, entre otras variables, pero se sabía poco sobre cómo el sistema respiratorio les otorgaba una gran capacidad de vuelo.

“El sistema respiratorio de los pterosaurios, así como el de otros grupos fósiles sin representantes vivientes, es muy poco conocido dado que es una parte que no se fosiliza”, indica Pol. Ahora un estudio, publicado en la edición de febrero de la revista científica PLoS ONE, revela nueva información sobre la evolución del aparato respiratorio de los pterosaurios.

Los investigadores de la Universidad de Leicester (Reino Unido) y de la Universidad de Ohio (Estados Unidos) indican en dicha publicación que la eficiencia del sistema respiratorio de esos reptiles alados se basaba en la presencia de sacos aéreos (extensiones del sistema respiratorio) que se extendían por cavidades neumáticas en parte de su esqueleto, tanto en la zona anterior como posterior del cuerpo.

“Las aves en general también presentan sacos aéreos del tipo descripto que les permite tener un metabolismo muy alto que hace posible que mantengan un vuelo activo. Para poder desafiar la ley de gravedad, además de alas, los pterosaurios tenían un aparato respiratorio que garantizaba un metabolismo alto capaz de satisfacer el requerimiento energético”, explica Pol.

Para llegar a esos resultados, los expertos analizaron fósiles de varias especies de pterosaurios, alojados en museos de Alemania, el de la Universidad de Humboldt en Berlín, y en Estados Unidos, el de la Universidad de Yale y el Museo Americano de Historia Natural.

Según explica Pol, los autores del trabajo estudiaron esos restos fosilizados observando características anatómicas que nunca antes habían sido estudiadas en detalle, tales como la anatomía de las costillas, e hicieron tomografías computadas de diversos huesos. Ello les permitió descubrir el alto grado de neumaticidad que tenían esos animales, es decir, sus huesos poseían cavidades que eran ocupadas por sacos aéreos.”

Para obtener más información, realizaron estudios comparativos que se basaron en el análisis mediante el empleo de cineradiografía de la respiración de arcosaurios vivientes, tales como aves y cocodrilos.

”La cineradiografía es como una película filmadas con rayos X que permite ver cómo se mueven los tejidos y los huesos durante alguna actividad del animal, en este caso la respiración.”, destaca Pol.

Asimismo, el trabajo publicado en PLoS ONE, descubre una correlación entre la neumaticidad del esqueleto y el tamaño corporal de estos reptiles voladores, sugiriendo que las formas de pterosaurios más grandes requirieron de mayor neumaticidad.

“A medida que los pterosaurios evolucionaban, la reducción de la densidad ósea, como resultado del desarrollo de cavidades, contribuía a disminuir el gasto energético requerido por un cuerpo pesado para poder volar”, concluye Pol.