Más de la mitad de las ratas correntinas analizadas por un equipo de investigadores de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) eran reservorio de Leptospirosis, una infección que afecta a perros, al ganado y también al hombre, quien en situaciones de estrés o desnutrición, puede llegar a morir.

(23/07/08 – Agencia CyTA, Instituto Leloir. Por José Goretta – UNNE) – Con el objetivo de indagar la tasa de prevalencia de leptospirosis en roedores de la ciudad capital de Corrientes, un grupo de investigadores de la Cátedra de Salud Pública de la Facultad de Ciencias Veterinaria realizó la captura de 90 ratas. El 53,3 por ciento de ellas estaban infectadas con leptospiras, la bacteria causante de la enfermedad. El resultado supera marcadamente el del estudio realizado en 2006, cuando alcanzaba al 30,1 por ciento.

Muchas veces, las ratas son sinónimos de suciedad o enfermedad. Es algo que se torna más veraz en el caso de la Leptospirosis, una enfermedad febril de iniciación aguda que afecta a perros, al ganado y también, al hombre.

Los roedores se comportan como reservorios de Leptospiras por excelencia y las ratas, a diferencia de los ratones, representan el mayor riesgo. Ellas tienen un área de dispersión más amplio (deambulan por techos, paredes y recovecos) y marcan su territorio mediante la orina, vía de eliminación de las leptospiras.

Si bien no todos los animales domésticos o salvajes que se infectan, se enferman, la gran mayoría mantienen las bacterias en los riñones por largo tiempo. Las ratas las portan de por vida, y ante una situación de “stress”, las eliminan en abundancia, y contaminan el suelo, el agua o los alimentos. Por eso, es el reservorio más peligroso.

La vía de acceso del agente infeccioso puede ser por la boca, cuando se toma agua contaminada, o bebidas directamente de las latas de gaseosas sucias, por la conjuntiva del ojo; o por la piel cuando por actividades laborales o recreacionales, se permanece largo tiempo en contacto con agua contaminada.

Según explica Gabriel Marder, director del proyecto, se busca demostrar la relación del riesgo sanitario de la presencia de roedores con la prevalencia de esa enfermedad. La tasa registrada es mayor a la de otras zonas del país, que cuenta con indicadores del 20 ó 25 y hasta del 40 por ciento de ratas con Leptospiras en el gran Buenos Aires. “Estos datos hacen necesario continuar con los estudios para corroborar los indicadores encontrados”, sostuvo.

Las ratas analizadas fueron capturadas al azar en varios lugares, como depósitos o peri-domicilios del casco céntrico de la ciudad. Al respecto, Marder explicó que se registra una presencia mayor de ratas y que el riesgo principal radica en que viven en las cercanías del hombre.

El grupo de investigación se encuentra analizando dos variantes de esta problemática encontrada. Por un lado, el porqué de la mayor presencia de ratas; y por otro, el crecimiento en la tasa de prevalencia de la enfermedad que se vale de los roedores para el contagio.

Una de las razones de la prevalencia de roedores es la acumulación de desperdicios en forma inadecuada, el deficiente cuidado de depósitos, el deterioro de las edificaciones, que generan ambientes propicios para las ratas con el consiguiente riesgo para la salud”, destacó el veterinario Gabriel Marder.

Además, la ciudad de Corrientes registra varios de los factores que incrementan el riesgo de existencia de ratas y de Leptospirosis, como el aumento de las precipitaciones, el mayor índice de humedad y temperatura y la presencia de campos bajos con aguas contaminadas, entre otros.

El investigador indicó a Ciencia y Técnica que en paralelo al estudio de las ratas, se inició un trabajo sobre infección con Leptospiras en humanos, trabajo que se está haciendo en zonas del alto riesgo.

El hombre es un huésped accidental, enferma y en algunos casos, cuando no es tratado convenientemente o cuando su situación fisiológica no es la óptima, ya sea porque está desnutrido o estresado, puede llegar a la muerte. No obstante, su rol en la cadena epidemiológica no es importante, debido a la acción de la acidez de la orina y porque la misma se elimina en forma adecuada por las redes cloacales.