Un equipo internacional de expertos identificó los nueve lugares y fenómenos que corren riego de colapsar a causa del calentamiento global. Algunos de ellos son la selva de Amazonas, los Monzones del Sahara africano y el hielo ártico. El informe señala que las consecuencias negativas pueden ocurrir en menos tiempo del que se pensaba, y que por eso “hay que tomar medidas cuanto antes”.

(07/02/08 – Agencia CyTA_Instituto Leloir. Por Laura García Oviedo) – Ciertas áreas del planeta podrían modificarse de manera extrema antes de que termine el milenio. También sufrirían profundas variaciones fenómenos como El Niño y los Monzones del Sahara africano, según anunció un equipo interdisciplinario de científicos esta semana (5 de febrero). Los expertos sostienen que esos sistemas están al límite de llegar a un punto de “no retorno” como consecuencia del calentamiento global.

La lista de los sistemas más vulnerables que podrían sufrir un impacto mayor incluye a los hielos de Groenlandia, la circulación oceánica termohalina –que influye en la regulación de la temperatura del planeta–, los bosques boreales, el hielo ártico y del oeste antártico. Pero el problema no termina allí, ya que las alteraciones de cada fenómeno tendrían repercusiones a su vez en el cambio climático global.

El trabajo, que fue publicado en la revista “Proceedings of the National Academy of Sciences” o PNAS, se presenta luego de un año ajetreado para los expertos en clima de todo el mundo. En 2007 se realizó un nuevo informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), que concluyó, entre otras cosas, que la temperatura aumentará hasta 6,4ºC a lo largo del siglo XXI.

A partir de predicciones en modelos computacionales, el artículo de PNAS advierte que el hielo ártico de verano podría desaparecer en los próximos 25 años si la temperatura aumentara entre 0,5 y 2ºC. También afirman que hay 50 por ciento de probabilidades de que la capa de hielo de Groenlandia comience a derretirse dentro de un período de 300 años. El hielo del Oeste Antártico podría tener un destino similar.

Otra de las conclusiones de los expertos es que si la temperatura aumentase 3ºC durante el siglo XXI, se intensificará el fenómeno de El Niño (la corriente cálida en el Océano Pacífico que produce sequías en inundaciones en América y África). El calentamiento de la Tierra también ocasionaría un colapso de los ecosistemas en la selva del Amazonas y los Bosques Boreales, dentro de los próximos 50 años.

DOMINÓ MULTIPLICADO

“Detectamos componentes del sistema del clima que posiblemente alcancen un umbral crítico en este siglo, y que cuando pasen ese umbral puede llevar a una respuesta amplificada, con grandes consecuencias para las sociedades humanas”, dijo a la Agencia CyTA Elmar Kriegler, uno de los autores del trabajo de PNAS e integrante del Instituto de Investigación del Impacto Climático de Postdam, en Alemania.

Los fenómenos de los vientos Monzones en África e India también son vulnerables de padecer el aumento de temperatura, y las consecuencias serían e aumento de sequías e inundaciones.

Kriegler, quien en la actualidad es becario del Carnegie Mellon University, en los Estados Unidos, destacó que el trabajo publicado se basó en una encuesta a 52 miembros de la comunidad científica internacional, y en las conclusiones de un workshop de expertos en la Embajada Británica de Berlín donde se analizó la información actualizada sobre el cambio climático. Alrededor del 50 por ciento de los científicos que participaron eran miembros del IPCC.

La meta principal, según señaló Kriegler, es llamar la atención sobre el hecho de que el sistema climático puede responder de manera errática a las interferencias humanas. “Hicimos un relevamiento de los elementos potenciales en riesgo. Los datos sobre los mecanismos físicos, modelos computacionales individuales y/o paleo-climatológicos sugieren que un punto límite puede existir antes de que termine el milenio”, dijo el especialista.

ESFUERZO GLOBAL

Tim Lenton –autor principal del trabajo publicado en PNAS e investigador de la University of East Anglia en el Reino Unido– destacó que es importante que los gobiernos dispongan de este tipo de información sobre las zonas en riesgo para tomar acciones destinadas a evitar que se pase el punto de “no retorno” (por ejemplo, que desaparezca el hielo ártico).

Si bien –gracias a los satélites– existen sistemas de observación en tiempo real de las variables climáticas desde hace más de 30 años, ninguno de ellos está optimizado para identificar las posibles zonas a punto de entrar en un estado de deterioro sin retorno.

“El mejor sistema actual es probablemente el monitoreo de la circulación del Océano Atlántico, pero necesitamos un registro mayor y en alta resolución de su variabilidad en el pasado”, dijo Lenton, y agregó que es clave trabajar en este campo y en el desarrollo de modelos computacionales de predicción del clima.

“Hay que recordar que no todo es ´pesimismo y tristeza`, si actuamos de manera global para reducir las emisiones de dióxido de carbono aún podemos evitar que la mayoría de los elementos que identificamos lleguen al límite, y eso sería algo deseable para todos”, remarcó Lenton, quien es reconocido en el mundo por apoyar la Teoría de Gaia –de la Tierra– fundada por James Loveslock.

CONOCIMIENTO EN EVOLUCIÓN

“Los científicos que han escrito este trabajo aclaran que ellos han utilizado información más reciente que la utilizada para el Informe del IPCC, aunque también es limitada ya que no incluye la participación de los expertos que trabajaron para la redacción de dicho informe”, dijo, por su parte, la doctora en ciencias de la atmósfera Moira Doyle, quien es investigadora del CONICET en el Centro de Investigaciones del Mar y de la Atmósfera de la Universidad de Buenos Aires.

“Es muy importante la elaboración de criterios que pueden servir a quienes toman decisiones a elaborar políticas de protección del ambiente y defiendan todas las formas posibles de vida”, agregó Doyle.

Según la investigadora, los modelos utilizados para hacer las proyecciones de los posibles escenarios con respecto al clima y sus consecuencias son cada vez más complejos. Esto se debe a que es necesario tener en cuenta múltiples variables para poder obtener “una mejor modelación de las condiciones actuales y mejores indicios de lo que ocurrirá en el futuro”.

El conocimiento sobre los cambios climáticos y las consecuencias en los distintos sistemas que conforman el sistema terrestre está en constante evolución. “Aún hay mucho por investigar hasta llegar a un conocimiento más claro sobre este tema. Este trabajo es un aporte más y probablemente también evolucionará”, sostuvo Doyle.

Mientras tanto, la temperatura sigue subiendo.