Más de tres décadas pasaron desde que se realizó el primer bypass total de ventrículo derecho. Esta intervención quirúrgica puede salvarle la vida a niños que padecen una afección cardiaca congénita, llamada atresia tricuspídea. Aquí la opinión de dos especialistas en la materia.

(14/01/08 – Agencia CyTA_Instituto Leloir. Por Verónica Engler) – A comienzos de la década del ´70 se realizó una experiencia internacional inédita: 35 personas con una afección cardiaca congénita, llamada atresia tricuspídea, fueron sometidas a un “bypass total del ventrículo derecho”, una operación por entonces novedosa. Este tipo de intervención es distinta a la que se conoce comúnmente como “bypass”, que se realiza en el caso de cardiopatías adquiridas, como la aterosclerosis.

De la cohorte de pacientes operados en aquel momento, sólo uno está con vida actualmente. Se trata de una mujer de 50 años que operó el doctor Guillermo Kreutzer, Consultor Emérito de la División de Cirugía Cardiovascular del Hospital de Niños de la Argentina y pionero en esta técnica quirúrgica.

Recientemente, en un artículo publicado en el Journal of Thoracic and Cardiovascular Surgery, Kreutzer repasa lo hecho en el tiempo transcurrido desde aquellas primeras operaciones y resalta los presupuestos certeros que los guiaron hace más de treinta años y los erróneos, que se modificaron.

Diego Gutiérrez, jefe de Pediatría de la Fundación Favaloro, comenta al respecto: “El tipo de bypass al que se refiere el doctor Kreutzer es el que se realiza en corazones que funcionan con un solo ventrículo. Estos corazones univentriculares mezclan la sangre pura y la no pura, es decir la arterial y la venosa”.

La atresia tricuspídea –que se caracteriza por la malformación durante el embarazo de la válvula tricúspide, localizada entre la aurícula derecha y el ventrículo derecho– es una dolencia que sigue sin cura. Sin embargo, en la actualidad las técnicas quirúrgicas ofrecen a los pacientes una opción de vida mucho más prolongada y de mejor calidad de la que podía esperarse hace apenas unas décadas atrás.

“Lo que él (Kreutzer) crea es la posibilidad de un nuevo ventrículo derecho o una posibilidad de que la sangre se pueda separar nuevamente, creando una nueva circulación del lado derecho, para que se pueda tener una saturación de oxígeno muy parecida a la normal”, explica Gutiérrez.

“Esta intervención se le puede hacer a quienes tienen corazones que funcionan, desde el punto de vista de su estructura, como un corazón de un ventrículo y no de dos”, indica Gutiérrez. “En general, después de algún paso previo, la cirugía se hace entre los tres y los cinco años de edad”.

Según detalla Kreutzer en su artículo, la mayoría de los requisitos previos considerados indispensables para la operación en los años ´70 resultaron ser correctos con el paso del tiempo. Por ejemplo, una resistencia vascular pulmonar normal, el buen tamaño de arteria pulmonar y un corazón izquierdo (aurícula y ventrículo) normal, son algunas de las condiciones pre quirúrgicas consideradas hace más de tres décadas, que todavía se consideran acertadas.

“La teoría original en relación con el bypass total de corazón derecho fue mayormente correcta. El bypass total de corazón derecho continúa representando la mejor opción paliativa con la mejor supervivencia y calidad de vida a largo plazo”, concluyó Kreutzer en su artículo.

El desafío en la actualidad, según el cardiólogo, es seguir afinando la técnica y los diagnósticos para que pueda implementarse esta cirugía de manera exitosa en la mayoría de los pacientes.

Probablemente, dentro de tres décadas la treintena de pacientes a los cuales se les realizó una bypass total de ventrículo derecho a comienzos del siglo XXI puedan dar testimonio de los avances de esta técnica.