Una microválvula desarrollada por científicos de la Universidad del Litoral permite controlar el glaucoma sin necesidad de recurrir a drogas, cirugías reiteradas o implante de válvulas.

(16/11/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir – Romina Kippes – UNL) – A esta altura del nuevo siglo, el glaucoma sigue siendo una enfermedad preocupante: afecta al 4% de la población argentina y es la segunda causa de ceguera en todo el mundo. Y aunque se sabe que no tiene cura, existen tratamientos que apuntan a controlar la enfermedad, a través de drogas –en un principio- o mediante cirugías que evitan la pérdida definitiva de la visión.

Los pacientes con glaucoma sufren una elevada presión ocular, que se traduce en una producción excesiva de líquido que el ojo no puede absorber y que presiona al nervio óptico, lo que lleva (en casos extremos) a la ceguera. Las actuales cirugías se encargan de drenar ese líquido que el ojo produce en exceso, ayudadas por válvulas que se implantan en el globo ocular con algunos engorrosos inconvenientes, como su tamaño excesivo (miden 15 milímetros) y su incapacidad para amoldarse a los movimientos del ojo, lo que provoca desde molestias constantes hasta hemorragias, fibrosis y otras consecuencias indeseables.

Para solucionar en parte este problema, científicos de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) crearon una microválvula que mide sólo 7 milímetros y posee un sistema “inteligente”, que la vuelve capaz de “amoldarse” a la estructura del ojo sin dañarlo, controlar su presión y drenar líquido cada vez que haga falta, sin necesidad de recurrir a nuevas cirugías.

“Nuestra idea fue optimizar las válvulas corrientes de dos maneras: hacerlas más chiquitas, para que provoque el menor movimiento posible en el tejido; y crear un sistema inteligente que supere a las actuales válvulas fijas”, indicó el doctor Fabio Ariel Guarnieri, investigador del Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química (INTEC) y docente de la Facultad de Bioingeniería de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER).

El trabajo fue realizado por un grupo de investigadores del Centro Internacional de Métodos Computacionales en Ingeniería (CIMEC), dirigidos por Guarnieri; también colaboraron científicos del Laboratorio de Física de Semiconductores del INTEC. El pasado 4 de octubre, este desarrollo le hizo ganar a Guarnieri un Premio Innovar, que otorga la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, en la categoría “investigación aplicada”.

Diminuta y efectiva

A la hora de juzgar las nuevas tecnologías, habitualmente se cae en una gran tentación: si es más chico, debería ser “más novedoso”. Sin embargo, las microválvulas agregan otro valor fundamental al tamaño final del dispositivo.

“Uno podría hacer una válvula más chiquita que drene mal”, dijo Guarnieri, para dar por finalizado el mito. “En realidad son ambas cosas: el tamaño junto con un sistema eficiente de control, que no existe –agregó-. Hoy no existe una electroválvula para glaucoma, y eso es lo más novedoso de este trabajo”.

El sistema funcionaría más o menos así: la microválvula que se implanta en el ojo tiene dentro un sensor de presión (capaz de controlar la presión del ojo) y un chip. Esa microválvula se conecta por radiofrecuencia con un aparato externo, que podría estar incorporado a algún artefacto que maneje el oftalmólogo o simplemente a un par de anteojos que lleve puestos el paciente en cuestión.

De esta manera, puede medirse la presión ocular y cambiar la apertura de la válvula -según deba drenarse más o menos líquido- sin necesidad de recurrir a nuevas cirugías. Actualmente, las válvulas que se implantan en el globo ocular son fijas y hacen falta cirugías periódicas para ajustarlas según la presión ocular y las necesidades médicas.

“Actualmente, con el uso de válvulas corrientes, el oftalmólogo hace constantes reoperaciones; la idea es que en este caso ni siquiera se toque y se controle externamente”, aclaró Guarnieri.

El grupo ya diseñó un prototipo de las microválvulas y lo patentaron. Sin embargo, todavía están trabajando en el sistema electrónico, del que dependerán las características finales del aparato. “Tenemos que definir si la electrónica que vamos a diseñar va a estar integrada dentro de la válvula o si va a haber una parte afuera; es una cuestión también operativa”, dijo Guarnieri.

RECUADRO

Presión excesiva en los ojos

El glaucoma es una enfermedad muy común, que se produce cuando la presión del ojo es excesivamente alta. Esa presión alta genera un daño progresivo del nervio óptico, y cuando lo destruye por completo la ceguera es inevitable.

Generalmente, la enfermedad se manifiesta en personas mayores de 40 años, es hereditaria y solamente puede prevenirse con visitas periódicas al oculista. En este sentido, el glaucoma tiene una característica muy peligrosa, que es la casi inexistencia de síntomas: cuando aparecen, es porque seguramente la enfermedad ya produjo daños irreversibles.

La enfermedad es progresiva, y generalmente en estadios iniciales puede manejarse con medicación adecuada. Sin embargo, cuando dejan de funcionar se recurre a cirugías filtrantes, que drenan el exceso de líquido producido en el ojo por el aumento de la presión.