Según datos de una encuesta realizada por la Asociación para Espina Bífida e Hidrocefalia, un 90 por ciento de las mujeres en edad fértil consultadas desconocía los efectos favorables del ácido fólico en la prevención de ciertas malformaciones congénitas. La campaña de prevención que impulsa esta asociación en Argentina cuenta con una línea gratuita para realizar consultas.

(2/8/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Ricardo Gómez Vecchio) – Anualmente nacen en el mundo miles de niños con algún defecto del cierre del tubo neural, la parte del embrión a partir de la cual se forma el grueso del Sistema Nervioso Central, el cerebro y la médula espinal. Este tubo se forma en etapas tempranas de la gestación y, si no se cierra por completo, pueden surgir malformaciones en el cerebro y en la médula espinal, originando trastornos como la espina bífida y la anencefalia. Sólo en los Estados Unidos nacen anualmente entre mil y dos mil bebés con anencefalia. Esto podría prevenirse con el consumo de ácido fólico, particularmente durante la gestación.

La espina bífida afecta a la columna vertebral y puede permanecer oculta o causar lesiones en la médula espinal, lo que origina problemas motores y sensitivos, con diferente compromiso visceral. Suele acompañarse de hidrocefalia (aumento de líquido intracraneal). La anencefalia es un cuadro sumamente grave en el que el encéfalo falta o tiene un desarrollo rudimentario. En general termina en un aborto, o a lo sumo en un nacimiento con una sobrevida de escasas horas.

Ya desde mediados del siglo XX se conoce que el ácido fólico cumple una función importante en evitar estas malformaciones. Si bien no se sabe en profundidad el por qué, diversos estudios han comprobado que la ingesta en cantidades adecuadas de ácido fólico antes del período gestacional puede prevenir el 70% de esas afecciones.

El ácido fólico

El ácido fólico, vitamina del complejo B, es una coenzima necesaria para la formación de proteínas estructurales y hemoglobina. Es esencial para la rápida división celular que requieren la producción de los tejidos y los órganos del embrión y del feto.

Existen dos formas de esta vitamina: el Folato y el ácido fólico. El folato es la vitamina B que se encuentra de manera natural en los alimentos. El ácido fólico no se encuentra en las fuentes naturales de alimentos, es la forma sintética de la vitamina B, que se utiliza en los suplementos vitamínicos y se añade a los alimentos enriquecidos. El ácido fólico sintético es de más fácil absorción que el folato de los alimentos naturales.

Esta vitamina se halla en las vísceras de animales, verduras de hoja verde, legumbres, frutos secos, granos enteros, como las almendras, y levadura de cerveza. También en los vegetales de hoja verde oscuro, melón, damascos, calabazas, paltas, frutillas, naranjas, chauchas, brócoli, trigo integral, harina oscura de centeno, levadura de cerveza, germen de trigo, soja, lentejas, endibias, hígado y yema de huevo, entre otros. Pero es difícil obtener la cantidad necesaria de esta vitamina sólo de la dieta.

Desde el 1 de enero de 1998, la Food and Drug Administration (FDA) de los Estados Unidos requiere en ese país la adición de 140 microgramos de ácido fólico por cada 100 gramos a los cereales, pan, pastas y otros alimentos que lleven la etiqueta “enriquecido”. Este enriquecimiento facilita a las mujeres la ingesta de ácido fólico en la dieta.

En la República Argentina, la ley 25.630, del año 2002, obliga a los fabricantes incorporar 2,2 mg por kilo de ácido fólico a las harinas de trigo destinadas al consumo. Estas harinas enriquecidas deben usarse también para elaborar los productos alimenticios, con excepción de los productos dietéticos, las harinas para exportación o los productos para exportación. Según el decreto reglamentario de la ley, la garantía de la calidad y el control interno de la harina de trigo enriquecida es de responsabilidad de los industriales, que deben asumir esa responsabilidad ante las autoridades sanitarias a través del Director Técnico responsable.

Pero de acuerdo con los especialistas, sólo estos aditivos no alcanzan para la prevención. Según la Asociación para Espina Bífida e Hidrocefalia (APEBI), es importante que la mujer durante toda su vida fértil consuma un suplemento diario de 0,4 mg de ácido fólico, y de 5 mg. por día, en caso de tener antecedentes familiares de estos trastornos (el 5 por ciento de los casos). Los estudios realizados hasta hoy sugieren que el ácido fólico puede ayudar también a prevenir otras malformaciones fetales, como labio leporino y paladar hendido, además de defectos cardíacos y de las extremidades.

La prevención

Para conocer hasta qué puntos las mujeres están al tanto de la importancia del ácido fólico, APEBI, con la colaboración de estudiantes de la Carrera de Trabajo Social de la UBA y el Centro Nacional de Genética Médica, realizó entre agosto y noviembre del 2006 una encuesta en 4 hospitales porteños. Consultaron a más de 700 mujeres en edad fértil. Los resultados indican que el 90 % de ellas desconocía que se pueden prevenir malformaciones congénitas con la ingesta de ácido fólico antes de quedar embarazadas.

Por su parte, investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Atlanta, revelaron que mientras que el 78 por ciento de las mujeres de Oklahoma que dieron a luz entre el 2000 y el 2003 sabía de los beneficios del ácido fólico, el 73 por ciento no tomaba multivitaminas al menos cuatro veces por semana el mes antes de la concepción.

Las mujeres en edad fértil y toda persona interesada en el tema, pueden consultar de lunes a viernes, de 12.00 a 20.00, al 0800-222-3328 y contestar una pequeña encuesta cuya intención es contribuir a mejorar la metodología de la campaña para llevar este proyecto de prevención a nivel nacional.