La inoculación de las semillas de soja con la bacteria “rizobium” mejora el aporte de nitrógeno a las plantas y aumenta el rendimiento de los cultivos. Un grupo de investigación de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP está tras la pista de cepas bacterianas más eficaces que las empleadas actualmente y estudia cómo afecta a los microorganismos el método de labranza empleado.

(15/6/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir- Por Irene A. Maier- CIC) – Desde hace muchos años es una práctica común recubrir las semillas de soja con un preparado que contiene una bacteria no patógena de los suelos, llamada “rizobium”. Este microorganismo penetra las raíces de la planta e induce la formación de nódulos en los que se instala, asimila el nitrógeno atmosférico y produce compuestos de este elemento.

\”El rizobium utiliza moléculas de nitrógeno del aire contenido en el suelo (que las plantas no pueden usar directamente) y las transforma en un compuesto de amonio que sirve de alimento a la soja. A cambio, la bacteria se nutre de compuestos de carbono e hidrógeno que circulan por la savia. Esta relación simbiótica hace que la planta necesite extraer menos nitrógeno del suelo, disminuyendo el empobrecimiento de la tierra, y permite que tenga más alimento disponible cuando se forman los frutos o el clima es desfavorable\”, explica el doctor e ingeniero agrónomo Pedro Balatti, investigador de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CIC).

Las cepas de rizobium usadas comercialmente fueron seleccionadas por su capacidad de brindar nitrógeno a la soja. Pero luego de muchos años de inoculación, los investigadores encuentran que en la mayoría de nuestros suelos hay nuevas cepas bacterianas descendientes de las originales, que han cambiado por adaptación al ambiente.

El doctor Balatti dirige un grupo de investigación de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP que está estudiando algunas de estas cepas \salvajes\’. Buscan determinar si compiten con la inoculada