“Una treintena de jóvenes investigadores recibió galardones de la Liga Argentina de Lucha Contra el Cáncer (LALCEC) por sus avances en investigación básica sobre esa enfermedad. La mayoría son becarios de la UBA y del CONICET que trabajan en el país resignando puestos de mayores ingresos y ofertas tentadoras del exterior. El acto se celebró en el Aula Magna de Medicina, donde también juró una nueva promoción de voluntarias al cumplirse el 85° aniversario de la institución.

(22/11/06 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Florencia Mangiapane) – “Quiero dar las gracias a todos los jóvenes que eligen el camino de la carrera científica, que deciden aportar su granito de arena para la construcción de la pirámide del conocimiento desde el puro compromiso social con la búsqueda de la verdad”, expresó con la voz entrecortada el doctor Carlos Davio, en representación de los premiados, en el Aula Magna de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires a comienzos de noviembre, en medio del acto que organizó LALCEC para celebrar su 85° aniversario, mientras el auditorio lo acompañaba con un aplauso cerrado.

Nuevas drogas contra la leucemia

Carlos Davio, bioquímico y farmacéutico doctorado en la UBA, recibió junto a otros siete investigadores el premio Fundación René Barón por su trabajo sobre el desarrollo de nuevos agentes para el tratamiento de leucemias humanas. Es el cuarto premio de LALCEC que le toca recibir por sus investigaciones sobre el cáncer desde que finalizó en 1990 su segunda carrera de grado.

Davio tiene 42 años y dirigió con la doctora Carina Shayo el equipo de investigación conformado por Maria Eugenia Riveiro, Albertina Moglioni, Natalia Fernández, Federico Monczor, Ramiro Vázquez y Natalia Gómez. Los investigadores –estudiantes de grado, tesistas de doctorado y de posdoctorado- pertenecen a la Cátedra de Física, el Laboratorio de Radioisótopos y la Cátedra de Química Medicinal de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, y al Laboratorio de Patología Molecular del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME).

En una iniciativa que según Davio nació un poco por casualidad, el equipo descubrió propiedades terapeúticas en una planta autóctona argentina poco conocida, cuyo extracto resultó ser capaz de restablecer el crecimiento normal de células afectadas por leucemia, sin necesidad de recurrir a tratamientos agresivos como las quimioterapias.

“Estamos muy orgullosos. Con pequeños subsidios nos embarcamos en un tipo de trabajo en el que los laboratorios multinacionales invierten hoy miles de millones de dólares. Nuestro secreto es el entusiasmo, el espíritu crítico, el estudio y el rigor”, comentó Davio a Agencia CyTA a la salida del acto.

Davio explicó que se trata de una investigación interdisciplinaria, porque combina el enfoque de la farmacología, la química medicinal en lo que hace al desarrollo de fármacos, y la biología molecular, a fin de determinar los mecanismos de acción estas nuevas moléculas para el tratamiento de leucemias.

“Lo que hacemos es investigación puramente básica y destinada a aportar al conocimiento general en pos de que después surjan nuevos tratamientos”, manifestó a Agencia CyTA.

Investigar en condiciones difíciles

Por su parte, el doctor Alberto Baldi, presidente del Comité de Premios de LALCEC, destacó la importancia del acto para la ciencia argentina. “Este evento revela la fuerza y pujanza de nuestros investigadores, que a pesar de ciertas limitaciones, siguen adelante con su tarea, y con el anhelo de profundizar sus conocimientos, que más tarde podrán beneficiar a la sociedad de la cual forman parte”.

En la misma ceremonia, LALCEC otorgó la distinción Fundación René Barón Accésit a un trabajo sobre resistencia a multidrogas que vio la luz en la Cátedra de Inmunología de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA y el Instituto de Estudios de la Inmunidad Humoral (IDEHU-UBA-CONICET).

También se distinguió con el premio Florencio Fiorini sobre nuevos desarrollos diagnósticos en cáncer a investigadores del melanoma maligno cutáneo, pertenecientes al Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (CEMIC) y el Hospital de Clínicas.

Además, otro equipo del IBYME recibió el premio Teodoro Ovsejevich – Fundación Konex 2006 de investigación pura en cancerología por un trabajo sobre cáncer de mama. Los premios Barón, Fiorini y Konex apoyan año tras año a los investigadores distinguidos por LALCEC con montos que oscilan entre los 3.000 y 8.000 pesos por grupo de trabajo.

Asimismo, LALCEC entregó la beca Fundación Avon para la Mujer a la licenciada Fernanda Genre, de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, por su trabajo de investigación sobre la metástasis en cáncer de mama; y la beca Jorgelina Ortiz Rosas de Álvarez a la licenciada Romina Karas por su plan de trabajo sobre inflamación y cáncer de pulmón, que desarrollará en el Instituto de Oncología Ángel H. Roffo.

El ingeniero Carlos Barón, presidente de la Fundación René Barón, una de las instituciones benefactoras, se mostró complacido de poder apoyar a los jóvenes. “Pensemos que las remuneraciones que reciben los investigadores argentinos están en el orden de un tercio de las chilenas. Y sin embargo, en el caso de las becas Howard Hughes, que distinguen a la liga mayor, los argentinos se han llevado la mitad de todos los premios de Latinoamérica. Es gente que nace de actos como éste. En su momento también fueron bisoños”, remarcó.

El trabajo de LALCEC

El acto fue presidido por el doctor Hugo Fernández, director nacional de Programas Sanitarios del Ministerio de Salud, que asistió en representación del ministro Ginés González García.

“Dentro de las organizaciones no gubernamentales, LALCEC se destaca porque abarca todo el espectro de la actividad que desarrolla”, señaló Fernández. “Acá están presentes becarios e investigadores de ciencias básicas, pero al mismo tiempo, médicos y voluntarias que asisten al paciente día a día”.

“Muchos de los resultados que se están observando en nuestra sociedad –continuó el funcionario- tienen que ver con el apoyo que brindan organizaciones como LALCEC a la lucha que ha emprendido el Ministerio. Los lugares libres de humo, las provincias trabajando fuertemente en su legislación y todo lo que se logró con la cesación tabáquica se debe en parte a la participación de estas organizaciones, realmente digna de admiración.”

Las voluntarias, una luz incansable

En el mismo acto, recibió su diploma medio centenar de voluntarias del curso de capacitación 48° de LALCEC y sus representaciones del Gran Buenos Aires. “Ahora, nuestros ojos están abiertos y sabemos cómo luchar y vencer, cómo mitigar el dolor, amparar al enfermo, y proteger al sano. Desde hoy en adelante, dedicaremos parte de nuestra vida a la misión de la lucha contra el cáncer”, juraron las voluntarias.

Gran parte de las actividades que se realizan en LALCEC son posibles gracias a la colaboración de este cuerpo de voluntarios, creado en 1961, que se entrena con cursos especialmente diseñados para trabajar junto a los profesionales médicos ayudando al paciente oncológico.

La Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer nació en 1921 de la mano de Helena Larroque de Roffo, con el objetivo de mitigar los efectos del cáncer mediante la prevención, educación y detección temprana, apoyando la investigación científica y al paciente oncológico. A lo largo de sus 85 años de vida, se transformó en una institución de referencia local e internacional. Actualmente cuenta con más de 150 representaciones en todo el país.

Entre sus tareas más importantes se destacan los centros de rehabilitación para operados de cáncer, la asistencia al chico oncológico, los grupos de autoayuda para familiares y amigos de pacientes oncológicos, el apoyo médico a los sectores de menos recursos a través de servicios especializados en ginecología, dermatología, patología pulmonar y mamaria, urología y climaterio; las campañas de prevención del cáncer de mama, de cuello uterino y de piel, los cursos para dejar de fumar y el grupo “Chau kilos”.

Desde el estrado, Antonio Raúl de los Santos, secretario académico de la Facultad de Medicina, destacó especialmente la tarea de las voluntarias, con quienes trabaja en el Hospital de Clínicas. “Siempre que puedo, comento que su labor es uno de los aspectos más relevantes de la atención médica. A diferencia de los médicos, que tenemos varias motivaciones –entre otras, avanzar en el conocimiento científico- a las voluntarias las mueve pura y exclusivamente el deseo altruista de servir. Ellas brindan a la sociedad esa cuota de bondad que escasea tanto”, concluyó.