Una investigación realizada en conjunto por científicos de Estados y Canadá ayudaría a comprender cómo la inflamación crónica puede favorecer el desarrollo de enfermedades como el cáncer. El estudio podría conducir a la elaboración de drogas que bloqueen dicha asociación.

(31-07-06 – Agencia CyTA – Instituto Leloir. Por Bruno Geller) – Cuando ocurre una infección en determinada región del cuerpo, las células del sistema inmune rodean esa zona y secretan sustancias químicas altamente reactivas para combatir al “invasor”.

“Las reacciones inflamatorias se producen en respuesta a la presencia de virus, parásitos, bacterias, o a raíz de una herida. Las células inmunes secretan sustancias químicas denominadas peróxidos que atacan a las membranas de las células de los agentes infecciosos, haciendo que la infección desaparezca. Pero hay casos en que la inflamación puede ser crónica, es decir, continua y no tiene fin”, destaca Mariano Álvarez, investigador de la empresa de biotecnología GENTRON LLC.

El problema de las inflamaciones crónicas surge cuando esos químicos también atacan el tejido sano, dañando componentes de sus células, incluyendo el ADN que constituye el material genético.

“En algunos casos un proceso inflamatorio crónico puede inducir mutaciones en células vecinas, es decir, cambios en el ADN, que a lo largo del tiempo pueden favorecer el desarrollo del cáncer” afirma Álvarez.

Especialistas en Toxicología de la División de Ingeniería Médica del Instituto de Tecnología de Massachussets, la Universidad de Nueva York en Estados Unidos, y la Universidad de Laval en Canadá, se propusieron detectar las zonas específicas del ADN dañadas a causa de las sustancias químicas producidas por las células del sistema inmunológico.

Decubrieron que una de esas sustancias, llamada nitrosoperoxicarbonato, generaba cambios en determinadas guaninas que corresponden a uno de los “cuatro tipos de ladrillos” fundamentales que forman la cadena del ADN junto con la adenina, la timina y la citosina.

La investigación dirigida por la especialista en Toxicología Yelena Margolin fue publicada en la revista científica Nature Chemical Biology de julio. El hallazgo de la científica, y el equipo de colegas que colaboró, constituye una novedad porque contradice las teorías previas que sostenían que el daño ocasionado ocurría en otras localizaciones del ADN.

Este nuevo estudio permite entender mejor las consecuencias de la inflamación crónica. Sus autores sostienen que constituye un avance que posibilitará el desarrollo de fármacos que impidan el desarrollo de enfermedades asociadas a la inflamación crónica.