(Agencia CyTA-Instituto Leloir – Por María Cristina Chaler) – Un individuo sano en ayunas posee un nivel de glucosa que se mantiene entre 70 a 110 mg (miligramos) por decilitro (100ml).

Luego de la alimentación y durante el proceso de absorción intestinal, la glucosa aumenta aproximadamente durante una hora y luego vuelve a bajar a los niveles normales. El nivel de la glucosa debe mantenerse dentro de ciertos límites para que todo funcione correctamente.

Las vías que mantienen la vida generan una serie de reacciones químicas, de modo que el nivel de glucosa resulte regulado. Cuando éste excede los valores normales se produce hiperglucemia; y cuando la cantidad de ella resulta insuficiente nos encontramos ante la hipoglucemia. En ambos casos, esto significa que fallan los mecanismos de regulación.

Cuando se ingiere abundante cantidad de glúcidos, el hígado no posee la suficiente velocidad para transformar todo en glucógeno de reserva, de modo que la glucosa en exceso llega a los diferentes tejidos y ésta es consumida como combustible o transformada en glucógeno de reserva en aquellos lugares en donde este proceso se suele efectuarse. (Ver notas anteriores).

Para el tejido nervioso, la glucosa es de vital importancia, ya que depende totalmente de esta molécula para sostener su vida. Lo mismo sucede con los glóbulos rojos.

Cuando el nivel de glucosa baja, el hígado comienza a desdoblar el glucógeno para compensar las diferentes necesidades de los distintos tejidos y envía glucosa a la sangre.

El músculo que tiene glucógeno de reserva, para poder realizar sus diferentes tareas de contracción, es incapaz de enviar glucosa al resto de los tejidos.

Los procesos reguladores de combustible son cuatro:

• Glucogenogénesis y glucogenolisis en el hígado: el primero forma glucógeno de reserva y hace descender el nivel de glucosa, cuando este tiende a subir y el segundo degrada el polímero (glucógeno) y aumenta el nivel de la glucosa en sangre. Esto sucede durante los períodos de ayuno o de gran desgaste o estrés.

• Glucogenogénesis y utilización de la glucosa en otros tejidos: La reserva de glucosa como glucógeno se produce no sólo en el hígado, sino también en el músculo y el tejido adiposo. El consumo de glucosa se realiza a nivel de todos los tejidos, ya que como mencionamos es el combustible de la vida. Esto contribuye a bajar el nivel de la misma.

• Conversión de glucosa en otro tipo de moléculas: la formación de grasas a partir de glucosa hace bajar su nivel en sangre.

• Gluconeogénesis: la formación de glucosa a partir de otras moléculas hace que aumente su nivel en sangre.

En un individuo normal no hay glucosa en orina, pero cuando el nivel de glucosa en sangre sobrepasa los 170 mg por decilitro (umbral renal), los riñones que tienen una velocidad de reabsorción de 350 mg por minuto, no alcanzan a reabsorberla totalmente y se produce la glucosuria que es el pasaje de glucosa a la orina, es decir, el umbral renal ha sido superado.

En todos estos procesos reguladores, intervienen unas moléculas muy importantes llamadas hormonas. Estas son segregadas por determinadas glándulas y actúan a distancia. Se necesitan sólo pequeñas cantidades de ellas para que el proceso sea eficaz.

Entre las que regulan el nivel de combustible, encontramos:

• La insulina: hormona que activa los procesos que bajan el nivel de glucosa en sangre.

• El glucagón: hormona capaz de activar los procesos que suben el nivel de glucosa en sangre

• La adrenalina: activa la formación de glucógeno en músculo y en el hígado de modo que baja el nivel de glucosa.

• Los glucocorticoides: aumentan la formación de glucógeno en el hígado y bajan el consumo de glucosa de los tejidos.

• La hormona de crecimiento disminuye la utilización de glucosa en general.

La hipoglucemia

El bajo nivel de glucosa en sangre suele darse por una alimentación pobre, pero el organismo la compensa consumiendo las reservas.

Muchas veces se produce por exagerado ejercicio físico, ya que durante el mismo se consume glucosa. También la producen las enfermedades del páncreas o del hígado.

El tratamiento de la diabetes a veces genera hipoglucemia por falla en la administración de las drogas hipoglucemiantes.

Los síntomas son: Sudor, apetito, temblores, debilidad, cansancio, confusión, pérdida de conocimiento. Si no se provee la glucosa a tiempo mediante alimentos azucarados de fácil asimilación o bien por vía endovenosa, pueden tenerse convulsiones, entrar en coma y hasta fallecer.

La diabetes

Esta es una enfermedad metabólica que se caracteriza por un aumento del nivel de glucemia y por glucosuria persistente. Se debe a un déficit de insulina.

Hay de dos tipos: Tipo I o juvenil y tipo II

La Tipo I o juvenil se debe a la incapacidad de fabricación de la insulina por el páncreas. Es bastante grave y aparece con más frecuencia entre los 10 y los 14 años de vida. En general, se administran dosis de esta hormona para convivir con la enfermedad.

Posee los siguientes síntomas:

1. Hiperglucemia en ayunas por aumento de la glucogénesis del hígado

2. Disminución de la captación de la glucosa por los diferentes tejidos: Por lo tanto se produce un aumento de la glucemia en sangre

3. Disminución del consumo de la glucosa por los tejidos.

4. Pasaje de la glucosa a la orina (glucosuria)

5. Aumento de la eliminación de agua (poliuria) con la consecuente deshidratación y pérdida de sales

6. Aumento de la degradación de las grasas y sus metabolitos; como por ejemplo, los cuerpos cetónicos.

7. Aumento de la acidez de la sangre.

8. Aumento de la degradación de las proteínas y disminución de la formación de las mismas. En consecuencia, se elevan los aminoácidos en sangre y esto a su vez, eleva el nivel de glucosa porque el cuerpo de los mismos sirve para sintetizar más de ella.

9. Aumento exagerado de la sed (polidipsia) como defensa del organismo para diluir soluciones.

10. Aumento del apetito en forma exagerada (polifagia), también como defensa por la falta de utilización del combustible por los tejidos-

11.Baja la relación insulina / glucagón motivado por el desequilibrio metabólico.

La Tipo II se manifiesta en adultos, en los cuales disminuye la capacidad de fabricación de insulina y tiene los mismos síntomas de la diabetes Tipo I, pero disminuidos, de modo que es mucho menos grave.

El tratamiento de la diabetes controla todos los síntomas, pero no evita daños en los diferentes tejidos debido a los desequilibrios metabólicos que esta enfermedad trae aparejado. De modo que se dañan las arterias, el sistema nervioso, la retina, los riñones, los capilares, etc.

Cuando se mantiene el sutil equilibrio de las vías metabólicas se genera salud. Cuando se pierde, todas las vías del Gran Laboratorio se alteran. Esto es lo que conocemos como enfermedades del metabolismo.

Debemos cuidar nuestra salud evitando todo tipo de excesos para no alterar los diferentes procesos químicos. Cuando tuvimos la suerte de nacer con una buena genética, es importante que no alteremos la salud con una mala alimentación. El hombre que conoce respeta su cuerpo.