Un videojuego permite conocer el interior de las células humanas a través del manejo de nanorobots que deben repeler ataques de virus y bacterias, entre otros peligros. Obra de un equipo multidisciplinario de investigadores, la iniciativa, en formato 3D, es un ejemplo de cómo se pueden articular las nuevas tecnologías con el aprendizaje en las aulas. Lo desarrollaron investigadores y docentes de la Universidad Santo Tomás de Chile, la Universidad de Buenos Aires,  y la empresa de biotecnología Austral Biotech SA de Chile. Es de uso libre.

(05/10/11 – Agencia CyTA – Instituto Leloir. OEI.AECID. Por Bruno Geller)-. Un videojuego en 3D para que los estudiantes aprendan biología celular de una manera diferente y entretenida ha sido desarrollado por un equipo interdisciplinario de profesionales de Chile y de Argentina. El videojuego se llama Kokori y fue diseñado con el fin de hacer más amigable el pequeño pero complejo mundo de las células. Para ello, sus usuarios deben aprender a manipular distintos nanorobots que defienden a la célula de ataques de virus y bacterias, entre otros peligros.

Kokori ya comenzó a incorporarse en varias escuelas de Chile y de la Argentina y ha trascendido las fronteras. Hasta la fecha el videojuego ha sido descargado on line por docentes y estudiantes de otros países como Brasil, Uruguay, Colombia y Perú, entre otros.

El videojuego -que está disponible para ser descargado libremente en el sitio: www.kokori.cl– es un proyecto desarrollado por investigadores y docentes de la Escuela de Biotecnología de la Universidad Santo Tomás de Chile, de la empresa de biotecnología Austral Biotech SA. y de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

“El primer esbozo de la idea surgió como una ocurrencia de amigos soñadores cuando estudiábamos en el primer año de biología en la universidad hace más de 20 años. Finalmente la idea del videojuego se materializó como una posibilidad real en 2008”, indicó a la Agencia CyTA Virginia Garretón Rodríguez, doctora en Biología Celular y Molecular y directora del proyecto “Desarrollo del videojuego Kokori”.

“Empezamos a imaginarnos lo útil y comprensible que sería ver a la célula tridimensional y no cual huevo frito aplastado en un pizarrón”, explicó por su parte Mariela Szwarcberg-Bracchitta, bióloga de la UBA y docente de la Facultad de Agronomía de la UBA quien también pertenece al elenco estable del proyecto Kokori.

Fueron varias las circunstancias que hicieron realidad el sueño de crear Kokori. “Muchos de los que participamos en el proyecto somos docentes universitarios o coordinadores del área en colegios y nos enfrentamos todos los días con estudiantes poco motivados con una explicación de pizarrón o de libro de texto, pero muy enganchados con sus computadores o teléfonos celulares. Por otra parte, como profesores, nos cuesta encontrar herramientas educativas que hablen el mismo lenguaje que los jóvenes de hoy”, explicó la doctora Garretón, que dirige además la Escuela de Biotecnología de la Universidad Santo Tomás de Chile, y Austral Biotech SA.

La especialista agrega que, por otra parte,”el gobierno chileno creó un fondo (FONDEF TIC-EDU) para apoyar proyectos de interés público que apoyen el desarrollo de herramientas de tecnologías de la comunicación (TICs) para la educación. Vimos que se había abierto el concurso y decidimos transformar la idea en algo concreto.”

Otro factor que dio impulso al proyecto fue que la doctora Garretón y sus colegas encontraron a otros profesionales interesados en hacer realidad un videojuego como Kokori. “Es así como logramos contar con un equipo multidisciplinario y muy motivado, condiciones imprescindibles para llevar adelante un proyecto con estas características”, destacó la directora de esta iniciativa,

En la actualidad el equipo principal del proyecto está compuesto por tres bioquímicos, dos biólogos, un ingeniero, una trabajadora social, y un profesor de filosofía. “Sin embargo de ninguna manera estas son las únicas personas responsables de lo que hoy es Kokori. Por ejemplo: el equipo ACEteam (empresa de jóvenes desarrolladores de videojuegos-Chile) son quienes pusieron la experiencia en software y diseño gráfico. Un panel formado por profesores de biología de diferentes colegios discutieron y ayudaron a escoger los temas más relevantes, y un equipo de diseñadores gráficos nos ayudaron a generar la imagen ’corporativa’ del proyecto, entre otros aportes. Hemos calculado que en el desarrollo, evaluación y difusión del juego han participado más de 60 personas”, destacó Garretón.

Una aventura dentro de la célula

El videojuego está ambientado dentro de una célula eucariota animal, y tiene una gráfica tridimensional. “Lo que el jugador opera son nanorobots, que ayudan a solucionar algunos problemas que surgen dentro de la célula y que hacen peligrar su funcionamiento e integridad. De este modo, tenemos en el videojuego siete misiones de 10-15 minutos de duración cada una, que abordan distintos temas como metabolismo energético, invasión de virus y de bacterias, daño en membranas internas y su composición, entre otros ejemplos. El jugador además cuenta con tres visores que le permiten ver a la célula desde su energía celular, composición química y estructuras celulares”, puntualiza la doctora Garretón quien destaca que se tomaron los recaudos para que la gráfica fuera muy atractiva y moderna y que el juego cumpliera con estándares mínimos de entretención sin comprometer la coherencia biológica.

Asimismo el proyecto Kokori desarrolló otros dos productos. “Como una manera de apoyar a los profesores que no juegan videojuegos desarrollamos también una versión de ’navegador’, sin los tiempos ni los ’sobresaltos’ de un videojuego, donde simplemente se hace un tour por el interior de la célula, y por último estamos poniendo a disposición de la comunidad un manual para el docente”, destacó Garretón.

“En él facilitamos la introducción al juego y proponemos algunas actividades pedagógicas, que aprovechando los aportes novedosos del juego, ayudan a integrarlo en las clases”, explicó Szwarcberg-Bracchitta, quien también se desempeña como coordinadora de Ciencias Naturales en la Escuela Primaria Northlands en la provincia de Buenos Aires.

Currícula escolar

Los contenidos que se desarrollaron para el videojuego fueron específicamente seleccionados a partir del Programa de Estudio de Primer Año de Media (nivel secundario) del Ministerio de Educación chileno. “El videojuego y navegador de la célula para el profesor pueden ser utilizados como herramienta pedagógica por un docente o un estudiante de biología celular de cualquier nivel: desde primaria hasta secundaria. También puede ser una herramienta útil en institutos de formación docente y universidades. Ya lo hemos probado en varios de estos niveles y los resultados son muy alentadores”, destacó Garretón quien señaló que los contenidos elegidos fueron aquellos que un panel de profesores de enseñanza media de Chile señalaron como temáticas difíciles de enseñar con las herramientas convencionales de docencia.

La experiencia ha demostrado que los chicos y chicas de 6-7 años en adelante disfrutan mucho el videojuego. “Es más fácil a partir de los 8-9 años y lo pueden jugar, además de los estudiantes, personas de todas las edades”, explica la especialista, quien subrayó que no se notaron diferencias de género entre jugadores, “lo que era muy importante para nosotros y que consideramos en el diseño original.”

Capacitación de docentes

En la actualidad el programa “Explora-Chile” -de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT) de ese país- que se dedica a difundir la ciencia en los jóvenes, está prestando su apoyo para capacitar a los docentes en talleres para que aprendan a incorporar el videojuego en sus clases.

“Como equipo Kokori hemos realizado varios talleres y seminarios para profesores en Chile y Argentina”, destacó Garretón cuyo equipo interdisciplinario está compuesto por seis integrantes de Chile y dos de la Argentina. “Además estamos diseñando, desde Chile y Argentina, una estrategia de continuidad del proyecto que esperamos tenga financiamiento y apoyo en general por parte de ambos países”, destacó.

Diferentes pruebas demostraron que los que más cómodos se sienten con el juego son los estudiantes jóvenes. “Si bien las capacitaciones se han hecho con los docentes, la recomendación mayor es que pongan a jugar a sus estudiantes y se dejen enseñar por ellos. Si bien los docentes tendrán los saberes teóricos y las herramientas didácticas, los estudiantes pueden ayudar desde su saber hacer/jugar. Muchos de nuestros profesores colaboradores nos han contado que la relación con sus estudiantes se ha enriquecido y cambiado”, afirmó Szwarcberg-Bracchitta.

Rodrigo Martin, un maestro de 5to y 6to de primaria de la escuela Northlands en la provincia de Buenos Aires, comentó a la Agencia CyTA su experiencia: “Este año me presentaron y me sugirieron el proyecto Kokori. A primera vista me pareció una forma muy entretenida de abordar ’la célula’, que dicho sea de paso, siempre fue un contenido muy abstracto y aburrido para los chicos. La realidad fue que una vez que los estudiantes lo tuvieron frente a ellos, se entusiasmaron con las misiones que se les proponían. Sin darse cuenta iban incorporando y relacionando conceptos vistos con otros nuevos. Después de ese tiempo de ‘juego’, al hacer la puesta en común, entre todos fueron dándose cuenta de la cantidad de cosas que habían visto y aprendido. Luego pudimos volver sobre el juego y realizar un análisis más profundo de lo que estaban viendo y haciendo.”

Finalmente, el resultado fue que los “chicos lograron construir en sus cabezas una imagen dinámica de la célula, haciéndoles más fácil poder entender su constitución y funciones”, afirmó Martín.

Proyecto premiado

Además de ganar un concurso de tecnologías de la comunicación (TICs) organizado por CONACYT Chile, el proyecto Kokori ganó el 9 de Mayo pasado un premio en la categoría “aplicaciones interactivas a desarrollar” en un concurso organizado por el programa Conectar Igualdad del Ministerio de Educación de la Argentina que premia iniciativas que promueven el acceso igualitario de estudiantes y profesores a las TICs. El grupo obtuvo el segundo premio en un concurso al que se presentaron más de 600 propuestas. El premio permitirá el ingreso de Kokori en la plataforma de actividades a la que acceden los 3 millones de netbooks que el estado argentino está distribuyendo a estudiantes y profesores de escuelas públicas. Asimismo esta iniciativa para enseñar biología celular con métodos innovadores fue presentada en el II Congreso Internacional de Educación en Ciencia y Tecnología que tuvo lugar en la ciudad de Catamarca (Argentina) a comienzos de junio del presente año.

Kokori en varios idiomas

El videojuego Kokori ha sido traducido al inglés. Por otra parte, en poco tiempo se va a subir a Internet una versión del videojuego en Mapudungún, idioma de los mapuches. “Esto es importante porque Kokori puede servir para enseñar otras lenguas y para entregarle herramientas modernas a los docentes encargados de programas de promoción de las lenguas originarias”, destacó la doctora Garretón. Y agregó: “El videojuego también está en proceso de traducción al italiano. Además tenemos propuestas de traducción al alemán y al rapanui.”

El proyecto Kokori se propone lograr una llegada masiva a las escuelas. “Se tuvo muy en cuenta no sólo que Kokori fuese gratuito, sino que pudiese ser instalado en computadoras de bajo requerimientos de hardware y que se pudiese jugar sin que sea necesario estar conectado a Internet, es decir, que se pueda descargar fácilmente”, concluyó Garretón.

El desafío ya está lanzado. ¿Se animan?

 

FOTO NOTA Videojuego Kokori

En la misión 4 del videojuego Kokori la célula tiene la membrana del retículo endoplásmico rugoso -organelo que participa en la síntesis de proteínas- dañada. En esta etapa los estudiantes recolectarán las moléculas necesarias usando nanorobots recolectores y repararán la membrana dañada del organelo utilizando los nanorobots constructores.

Créditos: Proyecto kokori. Universidad Santo Tomas de Chile.