En un estudio en modelos animales de laboratorio, científicos de la Universidad Nacional de Quilmes y del CONICET hallaron que la desregulación del reloj biológico podría influir en el aumento de la masa corporal. Ahora buscan estudiar este fenómeno en humanos.

 

(03/06/2016 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. La desregulación de los ritmos circadianos o el reloj biológico, un fenómeno habitual en, por ejemplo, trabajadores de turnos rotativos, médicos de guardia y pilotos de avión, podría favorecer el aumento de masa corporal, así como provocar cambios metabólicos que suben el riesgo de infartos cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Así, al menos, se desprende de un estudio en animales de laboratorio que ahora deberá ser replicado en seres humanos.

La llamada “desincronización circadiana” es cada vez más común en los humanos, debido que se fuerza el funcionamiento del reloj biológico por situaciones laborales o sociales que lo llevan más allá de los límites normales de la sincronía natural, explicó a la Agencia CyTA el doctor Diego Golombek, director del Laboratorio de Cronobiología de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ). “Sin embargo, son necesarios modelos de investigación en ratones que permitan investigar las causas y las consecuencias de este trastorno”, agregó.

El trabajo, publicado en la revista “Physiological Reports”, es resultado de la tesis doctoral del biólogo Leandro Casiraghi en el laboratorio de Golombek. Los investigadores forzaron a los roedores a adaptarse a un ambiente cambiante: cada dos días se le adelantaba el horario en seis horas, como si estuvieran volando y atravesando seis husos horarios hacia el este (“jet lag” artificial).

La fuerte modificación de los ritmos circadianos de sueño y de vigilia tuvo un efecto sorprendente: “sin aumentar de ingesta, los ratones aumentaron de peso e incrementaron la grasa corporal y los triglicéridos circulantes”, señaló Golombek. Estas alteraciones metabólicas están asociadas con patologías cardiovasculares y otros cuadros clínicos.

“Los pasos siguientes son determinar el rol de las hormonas que median los mecanismos de hambre y de saciedad, y evaluar la extrapolación de estos resultados a situaciones en humanos tales como los turnos de trabajo rotativos o el jet lag crónico”, indicó Golombek.

Del estudio también participaron los doctores Juan José Chiesa, de la UNQ, y Ana Alzamendi y Andrés Giovambattista, del Instituto Multidisciplinario de Biología Celular, dependiente de la Universidad Nacional de La Plata y del CONICET.

FOTO a Autores del estudio

Tres autores del estudio centrado en el reloj biológico, los doctores Juan José Chiesa (izq.), Diego Golombek, y Leandro Casiraghi.