Ya se dispone de los primeros 69 mil registros de una base global de que reúne a alrededor de 300 mil especies vegetales. La iniciativa apunta a brindar una mejor base empírica a modelos de simulación de la interacción vegetación-atmósfera en el marco del cambio climático global. También busca una mayor comprensión del modo en que diferentes aspectos de la biodiversidad pueden responder por ejemplo frente al cambio en el uso de la tierra.

(12/09/11 – Agencia CyTA – Instituto Leloir)- Tras casi 5 años de trabajo un consorcio internacional de científicos, que incluye a investigadores argentinos, armó una base global de datos de 69 mil de las cerca de 300 mil especies vegetales que se conocen a nivel mundial. Los avances de este proyecto fueron publicados en la revista científica Global Change Biology.

“La iniciativa, denominada TRY consiste en una base de datos que contiene información de diferentes caracteres vegetativos de las plantas, como tamaño, textura, o composición química de las hojas, densidad de leño, altura, y también caracteres reproductivos como forma y peso de las semillas. Estos caracteres son importantes para entender las respuestas de la vegetación ante cambios ambientales, para evaluar la capacidad de la misma para afectar diferentes procesos biogeoquímicos y también son importantes como base para estudios fundamentales de biología evolutiva y ecología”, señaló a la Agencia CyTA la doctora Sandra Díaz, una de las fundadoras y miembro del comité directivo de esta iniciativa. Y agregó: “La base se construye con la información brindada por más de cien equipos de investigación en diferentes regiones del mundo. En este momento, TRY es la mayor base de datos de caracteres funcionales de plantas en el mundo.”

El proyecto internacional está alojado en el Instituto Max Planck, en Alemania,  y  en su comité ejecutivo participan el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal del CONICET y de la Universidad Nacional de Córdoba, en Argentina, la Universidad Macquarie de Australia y el Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia, entre otras instituciones.

Más que un repositorio de información científica

El proyecto internacional de crear dicha base de datos surgió inicialmente para proveer de mejor base empírica a modelos de simulación de la interacción vegetación-atmósfera en el marco del cambio climático global. “Pero enseguida resultó evidente que la potencialidad de una base de datos de esa magnitud iba mucho más allá de las investigaciones basados en modelos de simulación, estudios de ecología y de conservación en general”, destacó la doctora Díaz. Y agregó: “Servirá de base para entender mejor cómo diferentes aspectos de la biodiversidad, por ejemplo, especies con ciertas características funcionales o determinadas combinaciones de especies pueden responder a cambios y fluctuaciones en el clima, o a disturbios, como por ejemplo cambios en el uso de la tierra o el régimen de incendios. También sirve para investigar la otra cara de la moneda: cómo ciertas especies, tipos de especies, o combinaciones de especies afectan los procesos de los ecosistemas y los beneficios que distintos actores sociales derivan de ellas, por ejemplo, provisión de comida para seres humanos y animales domésticos, regulación del clima, regulación de la provisión de agua y aporte a la fertilidad del suelo.”

Hasta ahora muchos de los modelos de simulación del sistema vegetación-atmósfera o vegetación-suelo-atmósfera utilizaban unos tipos funcionales de plantas muy esquemáticos, “casi caricaturas”, afirma Díaz, investigadora del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal del CONICET, y la Universidad Nacional de Córdoba. Y prosigue: “La razón es que no existía información sobre las características de un número suficientemente alto de especies. Ahora, TRY posibilita la parametrización de los modelos con valores más realistas. Esta es una posibilidad ya muy concreta, que irá aumentando a medida que más especies se van incorporando a la iniciativa.” 

Para la investigadora cordobesa TRY es una iniciativa “viva” en dos sentidos. “Por un lado, se alimenta de las contribuciones de diferentes grupos de investigación y por lo tanto su magnitud y su importancia a lo largo del tiempo dependerán directamente del aporte de la comunidad científica. Por el otro lado, está viva en el sentido de que constantemente está proveyendo datos a proyectos concretos. Esta dinámica se puede observar mejor en el sitio web: www.try-db.org”, destacó.

De acuerdo con la especialista, la escala y la urgencia de los desafíos que la humanidad enfrenta en la actualidad requiere nuevos modelos de ciencia. “En particular, requieren grados de colaboración entre instituciones sin precedentes en el área de la ecología, en términos de número de participantes y apertura a compartir datos. El hecho de que esta iniciativa haya tenido una aceptación tan grande que nos permitió reunir esta cantidad de información en tan poco tiempo es un síntoma de que esta necesidad es sentida de modo creciente por los miembros de la comunidad científica”, concluyó Díaz.

 

 FOTO BASE MUNDIAL PLANTAS

El mapa muestra los lugares donde se localizan las instituciones que participan en el proyecto de la base global con información científica de 69 mil especies de plantas (rojo) y los lugares donde se tomaron las muestras de las plantas (verde).

Créditos: J. Kattge. Max Planck Institute for Biogeochemistry. Jena.