Ka’i es un colectivo de científicos y artistas que lleva diez años realizando exposiciones interactivas de divulgación científica en diferentes ciudades de la Argentina. La vida de Darwin, la impronta de la teoría evolutiva en la cultura, la diversidad humana, el monocultivo, o el impacto social de los avances científicos son algunos de los temas que abordan mediante recursos gráficos, corpóreos y tecnología multimedia. Sus destinatarios son “niños de algunos años, o de unas cuántas décadas”.

(21/03/11 – Agencia CyTA – Instituto Leloir-OEI/AECID)-. Considerando que aún existe una profunda brecha entre el conocimiento científico del público general y de los especialistas, en un contexto en el que las ciencias biológicas y sus aplicaciones tecnológicas tienen cada vez mayores efectos en la sociedad, un colectivo de científicos y de otros profesionales (artistas, arquitectos y diseñadores) se unieron en torno a un interés común: la divulgación científica. ¿El objetivo? Aportar a la sociedad elementos para la toma de conciencia sobre la importancia de lo biológico y la necesidad de aumentar la capacidad para debatir políticas en las que la biología cobra una dimensión fundamental.

Con diez años de vida, el grupo decidió cambiar de nombre. Así, desde enero de 2011 dejaron de llamarse Darwinia para ser conocidos como Ka’i, vocablo que en guaraní significa ‘mono’. “Y como todos somos monos, todos somos Ka’i”, explica Federico Geller, biólogo dedicado al diseño visual. Y agrega: “El principal objetivo de Ka’i es la divulgación de conocimientos biológicos por medio de herramientas artísticas. Nos dedicamos principalmente a  la realización de muestras interactivas itinerantes sobre temas de biología con anclaje social.” 

En la actualidad los avances científicos están generando efectos muy variados, indica el especialista. Y agrega: “La biología está mostrando su poder transformador en la salud, la alimentación, la reproducción, los armamentos, los ecosistemas, el genoma de muchas especies, así como en la información y las imágenes de lo viviente.”

Sebastián Preliasco, biólogo especializado en Ecología y Evolución, también  artista plástico, que gusta definirse como “un pariente muy cercano de los bonobos y los chimpancés”, agrega: “Las perspectivas de una sociedad verdaderamente democrática sólo son posibles si la población es capaz de comprometerse creciente y activamente en actividades culturales, sociales y políticas que abordan su propia biología, creando debates y participando en ellos. Para que las discusiones sean consistentes y puedan traducirse en políticas efectivas, es necesario democratizar el conocimiento científico.” “Y es que las decisiones que afectan nuestra comida, nuestra salud y nuestra biósfera, no pueden quedar sólo en las manos de los especialistas y de aquellos que pueden pagar por sus servicios”, dice a su vez Iris Grosserohde, arquitecta y diseñadora gráfica, que declara su proximidad a los orangutanes, “en particular, pequeños”.

De Darwin al monocultivo

En el 2009, Ka’i, realizó una muestra sobre el viaje de Darwin y su impacto en el conocimiento sobre la evolución de las especies.  “Nos parecía importante destacar las contradicciones de Darwin como ser humano, como científico y como ser político. Darwin aborrecía al racismo, en particular el que se ejercía sobre los esclavos africanos, pero su encuentro con los fueguinos revela a un súbdito de la corona lleno de prejuicios”, indica Hernán Cardinale, “simio decididamente neoténico”, diseñador gráfico, editor y profesor en los bachilleratos populares que se dictan en la imprenta Chilavert, en el porteño barrio de Pompeya. Y continúa: “Realizamos una animación sobre el origen de las especies, en el que mostramos como el mismo libro ha originado interpretaciones opuestas en relación a los conflictos humanos. Darwin era y sigue siendo admirado tanto por científicos socialistas como fascistas, que usaron partes de su teoría para justificar sus posicionamientos ideológicos.”

Esta exposición fue financiada por la Secretaría de Ciencia Tecnología e Innovación (SECTEI) de la provincia de Santa Fe y tuvo una versión melliza casi idéntica para el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Córdoba.

El público pensado por los integrante de Ka’i es muy amplio. “Tratamos de que nuestras muestras puedan leerse a varios niveles, para que puedan ser aprovechadas por personas de distintas edades y niveles de formación,” explica Iris Grosserohde. Geller agrega: “Como explicó muy bien Stephen Jay Gould, los seres humanos somos chimpancés neoténicos: preservamos rasgos juveniles de nuestros parientes más próximos. Uno de ellos es la prolongación del desarrollo nervioso: podemos mantener a lo largo de toda nuestra vida la curiosidad y la capacidad de aprender.”  “Nuestras muestras son simplemente para niños de algunos años o de unas cuántas décadas”, redondea Hernán Cardinale.

En la actualidad está circulando por la provincia de Santa Fe –con el apoyo de SECTEI- la exposición: “¡Que viva la Diversidad!”. Por medio de gráfica, objetos y video, plantearon lo que consideran que son los principales obstáculos para la continuidad de la evolución. “Uno de ellos es el racismo, que impide disfrutar y valorar la diversidad humana, tanto biológica como cultural y es utilizado para crear divisiones artificiales, funcionales a otros conflictos sociales”, puntualiza Preliasco. “El otro gran obstáculo que abordamos es el agronegocio. El monocultivo está modificando los ecosistemas de amplias regiones, creando problemas para la salud y provocando migraciones del campo a las villas miseria. Reduce la diversidad de cultivos que la humanidad supo construir a lo largo de milenios, aleja a la especie humana de la naturaleza, aumentando la brecha de riqueza y poder al interior de las sociedades. No son los únicos problemas, pero tienen una significación especial en nuestro país”, complementa su colega Federico Geller.

Proyectos en camino

Actualmente Ka’i cuenta en sus proyectos con el asesoramiento y la colaboración de Elsa Feher, una educadora argentina que estudió Física en la Universidad de Buenos Aires y en Columbia y que se radicó en San Diego, donde fundó el Reuben Fleet Science Center, un museo interactivo de Ciencias al que dirigió durante 17 años. Desde hace un tiempo trabajan juntos, en asociación con el equipo de museología del Museo de la Plata en el diseño de la sala egipcia. Se trata de la única colección de su tipo en Latinoamérica, consistente en fragmentos del templo Aksha, vasijas y otros objetos: un tesoro histórico traído al país por Abraham Rosenvasser, el padre de Feher, que codirigió la expedición francoargentina al Sudán a comienzos de los años sesenta. “Nos hemos desviado un poco de nuestros temas habituales y nos tuvimos que poner a estudiar egiptología, asesorados por la profesora Perla Fuscaldo, quien también forma parte del proyecto”, señalan.

En el presente el colectivo Ka’i está preparando una nueva muestra itinerante sobre evolución humana para la provincia de Santa Fe. Su nombre es “El Mate del Primate” y será inaugurada a mediados de marzo. “Con anterioridad habíamos abordado este tema para una muestra interactiva que tuvo lugar, durante cinco años, en el Museo Argentino de Ciencias Naturales de la Ciudad de Buenos Aires. Era la primera vez que el museo dedicaba una sala al tema”, puntualiza Geller. La muestra presentará algunos hechos clave de la evolución de nuestra especie y el “arbusto evolutivo” del que formamos parte, junto a otros primates de la actualidad, así como a especies homínidas extintas.

“Cada muestra es un desafío, que nos obliga a ampliar y revisar lo que conocemos sobre los temas que nos interesan y a buscar nuevas formas de expresarlo. La tarea de la enseñanza y las divulgación nos hace seguir aprendiendo” finalizan. 

Última exposición del colectivo Ka’i:

http://www.quevivaladiversidad.blogspot.com/

 

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Nuestro lugar en el reino animal: somos simios (Hominidae), monos (Primates) y mamíferos (Mammalia). Linneo comenzó con este sistema de clasificación en el siglo XVIII. Reconoció en sus últimos años que, en realidad, nuestra especie debería integrar el mismo género que los otros simios. Muestra Primeras Pisadas de los homínidos. MACN.

Créditos: Ka’i

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Una imagen muy pixelada de Darwin y un chimpancé: se necesita cierta distancia para poder distinguir a los humanos de los otros simios. Darwin, entre Fósiles y Boleadoras. SECTEI. Santa Fe.

Créditos: Ka’i

 

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Una comparación entre los esqueletos de un humano, un chimpancé y Lucy, la australopitecus afarensis que supimos reconstruir en base a papers y a las habilidades del escultor Fernando Bech. Primeras Pisadas de los Homínidos. MACN.

Créditos: Ka’i

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De la mesada de un científico de una agroempresa a la mesa de una familia: el ADN es transfectado en las células de una planta de soja. Se multiplican los plantines que, aL ser resistentes al glifosato, sobreviven a la fumigación. Los granos son cosechados y la mayor parte se transforma en aceite o harina, con la que se alimenta al ganado en feedlots. Muestra ¡Que viva la Diversidad! SECTEI, Santa Fe.

Créditos: Ka’i