Para proteger a las naranjas y mantenerlas frescas los investigadores buscan cada vez más alternativas naturales. Estudiantes de la universidad Nacional del Litoral estudian el reemplazo de ceras sintéticas por un biomaterial obtenido de desechos de la industria pesquera. La propuesta fue presentada durante las jornadas de la Asociación de Universidades Grupo Montevideo y que tuvo como sede a la Universidad Nacional del Litoral.

(15/11/10 – Agencia CyTA – Instituto Leloir/Comunicación científica UNL. Por Priscila Fernández)-. Para mantener naranjas frescas y turgentes usualmente se usan ceras para recubrir las frutas. Ahora, investigadores estudian distintos materiales de origen biológico para reemplazar los sintéticos. Una joven de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) presentó su trabajo en la XVIII edición de Jornadas de Jóvenes Investigadores organizadas por la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM) y que tuvo como sede a la Universidad Nacional del Litoral (UNL).

Llegada desde la capital del citrus –Concordia, Entre Ríos- Gabriela Repetto contó la experiencia de desarrollo y ensayo en laboratorio de distintas formulaciones para recubrimientos de cítricos. En total, evaluaron seis combinaciones distintas a base de tres ingredientes principales: quitosano, glicerol y aceite de girasol. “Estos componentes y sus interacciones químicas cumplen distintas funciones dentro del recubrimiento y le da propiedades mecánicas además de las antifúngicas”, detalló la joven.

Tras los ensayos se identificaron dos fórmulas con las que se obtuvieron los mejores resultados. “Nos van a servir como punto de partida para un nuevo trabajo in vivo sobre naranjas y hortalizas”, explicó.

Fresco y saludable

Un buen recubrimiento debe cumplir con ciertas cualidades, “en primer lugar tiene que evitar la podredumbre de los cítricos por lo que el principio activo debe ser antifúngico. Ése es el requisito principal”, recalcó Repetto.

Según explicó, es durante la poscosecha que se pierde la mayor cantidad de frutas y vegetales ya sea por infecciones fúngicas o desórdenes fisiológicos. Uno de los mayores responsables de la podredumbre de las naranjas es el hongo Penicillium digitatum. Por ello los investigadores incorporaron al recubrimiento el quitosano. Se trata de una sustancia que se obtiene de los caparazones de los crustáceos marinos y tiene actividad antifúngica.

“Dentro de la Argentina, la industria pesquera tiene como residuo los caparazones de los crustáceos por lo que es una alternativa para completar la cadena industrial, al utilizarlos para extraer quitosano”, comentó la autora del trabajo.

Además de evitar la podredumbre, el recubrimiento debe actuar como capa protectora para preservar la fruta de golpes o pinchaduras, “para ello debe tener propiedades mecánicas”, detalló.

Otro requisito para el material es que preserve la fruta de la deshidratación, “a veces las cámaras no tienen una humedad óptima o se conserva la fruta en el ambiente”. Según detalló, al tener un recubrimiento que tiene una atmósfera controlada se logra una menor pérdida de vapor de agua del cítrico.

El objetivo del estudio de recubrimientos alternativos es lograr preservar la calidad del producto y, en este caso, reemplazar una sustancia sintética -como son las ceras- por otra natural y biodegradable.