La alta mortandad de pingüinos magallánicos registrados en las costas de Brasil estaría directamente relacionada con el fenómeno conocido como cambio climático. Un investigador del Centro Nacional Patagónico y presidente de la Sociedad Global de Pingüinos indica que la falta de disponibilidad de alimento asociada con una anomalía en las condiciones oceánicas es la causante de los altos niveles de mortandad experimentados.  

(25/08/10 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. En el Océano Atlántico, los pingüinos magallánicos se reproducen en las costas de la Patagonia desde septiembre hasta marzo y/o abril. Luego abandonan las colonias y migran hacia el norte, permaneciendo en el mar frente a las costas del sur de Brasil, de Uruguay y del norte de la Provincia de Buenos Aires.

Sin embargo un estudio, publicado en la edición de julio de la revista Marine Pollution Bulletin,  describe el caso de pingüinos que en 2008 se desplazaron a 350 kilómetros al sur de la línea del Ecuador, recorriendo una distancia de al menos seis mil kilómetros desde la colonia más cercana. “Durante la investigación relevamos las costas de la Argentina, Brasil y Uruguay en busca de pingüinos. De 3371 que encontramos, el 37 por ciento estaba muerto. Es un porcentaje muy inusualmente alto y en lugares mucho más al norte de lo normal”, señaló a la Agencia CyTA el doctor  Pablo García Borboroglu, investigador de CONICET del Centro Nacional Patagónico y presidente de la Sociedad Global de Pingüinos.  La Sociedad Global de Pingüinos es una coalición internacional destinada a promover la conservación de las 17 especies de pingüinos del planeta a través de la Ciencia, el manejo y la educación.

Según indicó  Borboroglu, “un gran porcentaje de los pingüinos estudiados se desplazó a zonas remotas en busca de alimento. Las migraciones de pingüinos siguen los pulsos estacionales de la anchoita cuya presencia depende de los cambios en las corrientes oceanográficas. Hipotetizamos que ese cambio en el desplazamiento de los pingüinos se debió a una disminución en la disponibilidad de alimento inducida por una anomalía en la temperatura del océano, probablemente relacionada con la variabilidad climática, producto del calentamiento global. El promedio de temperatura en las áreas que frecuentan los pingüinos fue inferior en 2008 al promedio de los últimos 26 años y su duración fue también mayor.”    

No sólo la falta de alimento, sino también la contaminación ocasionada por el petróleo provocó la muerte de varios de los pingüinos. El estudio indica que del total de pingüinos registrados, 438 (13 por ciento) estaban empetrolados. Del total de pingüinos muertos, el 2,5 por ciento fue a causa del petróleo y el resto por falta de alimento, indicó Borboroglu.

“En el Atlántico Sudoccidental la contaminación de petróleo proviene mayormente de derrames crónicos, que son derrames chicos, no reportados y frecuentes. No solo pueden provenir de la industria petrolera, por ejemplo a través de pérdidas durante la carga y descarga en buques, sino también del tráfico marítimo a través de lavado de sentinas (sala de máquinas de los barcos) o desechos contaminantes en buques cargueros y pesqueros, entre otros”, indicó Borboroglu. Y continuó: “Un indicador del grado de contaminación es que existen al menos 25 instituciones que reciben pingüinos empetrolados en las costas de Argentina, de Uruguay y de Brasil. Algunos de esos centros funcionan desde hace 30 años lo que evidencia un problema de gran escala temporal y espacial.”

El  seguimiento de una extensión de costa tan grande a lo largo de Argentina, Brasil y Uruguay requirió del trabajo conjunto de varios centros de investigación como el Centro Nacional Patagónico (CONICET, Argentina), la Universidad de Washington (Estados Unidos), la Sociedad Global de Pingüinos, el Centro de Recuperación de Animales Marinos  (Brasil) y la Fundación RioZoo (Brasil), entre muchos otros. “Trabajamos en conjunto con 10 organizaciones de Brasil que relevan costas, reciben y o rehabilitan pingüinos a lo largo de 5000 kilómetros de costa. En muchos de ellos se realizaron necropsias (análisis científicos y médicos) de los animales muertos. En otros casos se registró el peso y otras variables indicadoras del estado físico. Un gran porcentaje de los individuos vivos estaban deshidratados, anémicos, con hipotermia y extremadamente delgados”, destacó Borboroglu.

Pingüinos como bioindicadores

Como lo demuestra el trabajo publicado en la mencionada revista, los pingüinos reúnen características que los convierten en excelentes indicadores de la salud de los océanos. “Los pingüinos son aves no voladoras que habitan el hemisferio sur. Son longevos, ponen uno o dos huevos, e invierten varios meses para criar a sus pichones. Se reproducen en colonias, y dependen de fuentes de alimentación marinas que son espacial y temporalmente impredecibles”, puntualiza Borboroglu. Y continua: “Los pingüinos utilizan zonas geográficas muy amplias del océano durante sus viajes de alimentación o migración. En consecuencia, son particularmente sensibles a las variaciones en la estructura y en los procesos de los ecosistemas, causada principalmente por el cambio climático, la contaminación marina y la sobrepesca.”

Si bien el objetivo central de Borboroglu y sus colegas es la conservación de los pingüinos, el estudio de esas aves es muy útil dado que pueden servir como indicadores de la salud de los océanos que habitan. Su seguimiento permite desarrollar un mejor conocimiento científico de la naturaleza, magnitud y ubicación de los problemas prioritarios para la conservación marina, afirma el científico.

“El merito de este trabajo es haber podido vincular una mortalidad masiva y un evento extremo de migración con un fenómeno oceanográfico como una anomalía térmica de magnitud. Esta reducción en las presas de los pingüinos podría haber sido causada por esta anomalía en las condiciones oceánicas, potencialmente vinculadas a un aumento en la variabilidad climática, asociada con el calentamiento global. En este sentido este último factor podría convertirse en una nueva fuente de mortalidad para los pingüinos de Magallanes”, puntualizó Borboroglu. Y agregó: “En este momento estamos recibiendo reportes de mortalidad en las costas de Brasil, algunos de hasta 500 animales muertos en algunos puntos de la costa. Hacia fines del 2010 podremos evaluar la magnitud de la mortalidad de este año.”

La conservación de los océanos tiene  varias aristas, destacó el presidente de la Sociedad Global de Pingüinos. Y concluyó: “Las soluciones deben proveer de varias escalas. Pero recordemos que la responsabilidad individual es la base de la solución. Solamente uno puede cambiarse a si mismo y ese cambio en la conducta y actitud individual es lo que puede cambiar las cosas a escalas mayores. Somos responsables.”

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Pingüinos magallánicos refrescándose.

Créditos: Pablo García Borboroglu 

 

FOTO 2 Pinguinos  

El Doctor  Pablo García Borboroglu, Investigador de CONICET del Centro Nacional Patagónico y Presidente de la Sociedad Global de Pingüinos.

Créditos: Pablo García Borboroglu