“El escaso conocimiento de los fundamentos climáticos y ese mal manejo del término, asignan el carácter de cambio climático a cualquier fenómeno o evento”.

 (12/03/10 – Agencia CyTA – Instituto Leloir / UNNE. Por Juan Monzón Gramajo)-. El “cambio climático” como el “calentamiento global” son dos de los temas fundamentales sobre los que gran parte de la comunidad científica mundial hoy centra sus estudios. En los últimos años han surgido de esta área de investigación innumerables hipótesis, muchas de las cuales pronostican un futuro nada alentador para las condiciones de vida en el planeta.

Sin embargo, dentro de la comunidad científica, también hay otras voces que intentan atenuar el impacto de los conceptos apocalípticos que tienen al clima como protagonista fundamental. Ese es el caso de la profesora María Emilia Pérez, titular de la cátedra seminario de Fisiografía y adjunta de la cátedra Climatología del Departamento de Geografía de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), quien desde hace varios años estudia algunos de los aspectos mencionados.

Fundamentándose en una importante base estadística, con registros térmicos y de lluvias de hasta 100 años atrás, la profesora Pérez sostiene que “no hay elementos suficientes para hablar de un cambio climático en sentido estricto; más bien, se podría aludir que estamos ante la presencia de variaciones, fluctuaciones u oscilaciones climáticas que se encuentran dentro de los parámetros normales”.

Estas afirmaciones están cimentadas en varios estudios publicados por Pérez: entre ellos: “Fluctuaciones Climáticas y Variabilidad Temporal del Clima en el Norte Argentino”; “El comportamiento temporo-espacial de los montos anuales de precipitación en el Nordeste Argentino”, que pueden ser consultados en http://hum.unne.edu.ar/revistas/geoweb/homeig0.htm

La investigadora considera que se debe al mal manejo de la expresión “cambio climático” por parte de muchos integrantes de la comunidad científica y de los medios periodísticos, lo que genera en la población un diagnóstico equivocado y exagerado de la situación. “El escaso conocimiento de los fundamentos climáticos y ese mal manejo del término, asignan el carácter de cambio climático a cualquier fenómeno o evento que parezca poco común o tenga poca frecuencia, que se aparte de los valores medios, posea una magnitud diferente a la conocida hasta el momento o bien, por desconocimiento de los registros estadísticos”.

-De todas maneras, el origen de esta confusión al informar mal surge desde la misma comunidad científica. ¿No cree usted que hay pocas voces que salen a arrojar luz sobre el tema?

Es que lamentablemente lo que “vende” o atrae no es precisamente la mesura en las opiniones, sino todo lo contrario, tiene más prensa y auditorio aquél que anuncia grandes catástrofes, tormentas cada vez más severas, grandes inundaciones y/o sequías, incremento de tornados, etc. debido al calentamiento global; que aquellos que explican que no se detectan señales de que tales eventos se hayan intensificado.
Por otra parte, la información que brindan muchos sitios oficiales es confusa. El mismo Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ofrece datos, que pueden considerarse contradictorios. Uno de sus enlaces titulado “Climatología”, nos lleva a otro denominado “El Cambio Climático Global”, que a su vez incluye un apartado denominado “¿Qué se ha observado en la Argentina en el Siglo XX y en los comienzos del siglo actual?” en el que se incluyen  dos mapas que muestran el comportamiento de la temperatura en el país durante la última década y que no evidencian cambio alguno.  El primero de ellos registra la diferencia de los valores de temperatura media anual entre las décadas 1981-1990 y 1991-2000. De esa comparación surge que en gran parte del país la temperatura descendió, estamos hablando de décimas de grados, poco perceptibles. El segundo mapa muestra una comparación entre el “período normal”  (promedio de 30 años: 1961/1990) con la década de 1991-2000, en el que se observa que todo el centro del país y la Patagonia, áreas dónde supuestamente las temperaturas habían aumentado, resulta que descendieron. Ahora todo lo que es el litoral y centro de la provincia de Buenos Aires sí registró un leve aumento de la temperatura, algo más de 0.1°C, pero no aclara cuánto más. Entonces, cómo se puede afirmar que existe un calentamiento global, si los registros indican que la temperatura, en muchas partes del mundo y especialmente en el Hemisferio Sur, está descendiendo o por lo menos se mantiene sin grandes modificaciones? Estas dudas surgen de la misma información que tanto el SMN como la NASA, NOAA y otros organismos publican a través de sus sitios web.

-¿Porqué cree usted que se difundan informaciones contradictorias?
Según expresan algunos actores de la comunidad científica, el “cambio climático” es un tema de moda, de actualidad, que convoca. Mantenerlo dentro de la agenda de la opinión pública es la manera que tienen de obtener recursos para sus proyectos y equipamiento. Es un motivo bastante curioso que no consolida la necesidad de salir a proclamar el apocalipsis climático. Se puede enfocar la información desde otro punto de vista, pero sin alarmar a la gente, hay que informar no asustar ni generar falsas expectativas.

-¿Qué datos usted tiene con respecto a los registros del clima en el Nordeste?
Trabajé con los datos de temperatura de las ciudades que tienen las series más largas, que en realidad exceden el ámbito del Nordeste: Posadas, Corrientes, Sáenz Peña, Paso de los Libres, Ceres y Santiago del Estero. Las series son los datos correspondientes a un período relativamente extenso, que abarcan de 1931 a 2009. Así y todo igual resultan cortas para medir todas las variaciones que puedan surgir a lo largo del tiempo.
Si se analizan los datos desde 1980 al 2008, Posadas es la única ciudad de la región que posee una tendencia lineal ascendente bastante marcada mientras que en Corrientes, Sáenz Peña y Santiago del Estero es suavemente ascendente, el resto se caracteriza por presentar tendencia descendente. Pero cuando se estudia la serie completa de 78 años, se advierte claramente que estas características cambian, Posadas pasa a ser la única localidad que mantiene una tendencia ascendente, aunque menos marcada que en el período anterior; en el resto de las localidades la tendencia se invierte y pasa a ser descendente, siendo las de Paso de los Libres, Ceres y Santiago del Estero las más marcadas. Como verá la única ciudad que rompe la tendencia es Posadas.

– ¿Por qué cree usted que se da esto?
La ciudad de Posadas es una estación que cambió muchas veces de localización dentro del mismo predio del aeropuerto, además su entorno tuvo modificaciones ambientales serias durante las últimas décadas. Esto pudo haber influido en los registros.
En climatología generalmente cuando hay alguna variación, fluctuación o cambio –como en este caso- se manifiestan en toda la  región y en este caso no se nota.
Contrasté los datos con una localidad próxima a Posadas como es Encarnación aunque sus registros comienzan en 1941, de todas maneras en esta ciudad la tendencia es descendente a partir de los años 1970, al igual que en otras localizadas en el centro del territorio paraguayo. Generalmente en la mayoría de las investigaciones se utiliza la recta de tendencia lineal para estudiar el comportamiento de la temperatura, sin embargo, lo más correcto para medir el aumento o descenso de temperatura es la “tendencia polinómica”, que es un línea curva que debe utilizarse cuando los datos fluctúan alrededor del valor medio, tal como lo hace hasta ahora la temperatura. Se trata de un método de análisis estadístico mediante el que se determinan 2 o más máximos o mínimos en función de la longitud de la serie o de las fluctuaciones en los datos. Este método confirma que el comportamiento de la temperatura no es un proceso lineal, ni de descenso ni de aumento sino que se van repitiendo de forma relativamente cíclica períodos más cálidos intercalados con períodos más frescos.

-¿A qué se debe la tendencia descendente de la temperatura en la región?
Se puede deber a muchos factores. Las décadas del 80 y 90 han sido muy lluviosas. Con las lluvias hay mucha nubosidad, consecuentemente las nubes no dejan escapar la irradiación terrestre y, al mismo tiempo disminuyen la entrada de radiación solar. Esta situación provoca que las temperaturas se mantengan más bajas que las correspondientes a los períodos secos. Pero resumiendo hay múltiples factores que pueden explicar la tendencia descendente de la temperatura en la región.

-¿Qué puede decir acerca de las precipitaciones?
También se detectan fluctuaciones cuando se incorpora a los gráficos la tendencia polinómica, es decir períodos secos o menos lluviosos y períodos húmedos, podríamos decir que se trata de ciclos, si bien éstos no tienen una periodicidad exacta. Pueden fluctuar entre 17 y 25 a 30-35 ó más años, no hay una exactitud. De los datos se concluye por ejemplo que las décadas 1980 y 1990 han sido mucho más húmedas que las anteriores, en especial si las comparamos con las de 1930 y 1940; la actual década por su parte parece haber regresado a condiciones más secas. En la región NEA el fenómeno de El Niño generalmente provoca más lluvia de lo normal.
La distribución temporal de las lluvias en Corrientes, Resistencia y Sáenz Peña es muy similar, lo que evidencia un ritmo análogo. Lo único que varía es la cantidad: Corrientes tiene mayor cantidad de mm, un poco menos Resistencia y menos aún Sáenz Peña. El análisis de los datos de precipitación de Corrientes, que posee un serie con registros mensuales desde el año 1876, la más larga del Nordeste, confirma que los períodos secos y lluviosos son relativamente cíclicos.

La profesora Pérez manifiesta sus dudas en torno a la existencia del “calentamiento global”. -¿Es un fenómeno que se está dando realmente?

A nivel mundial, en los últimos 100 a 150 años, la temperatura subió en promedio de 0,5 a 0,7 décimas de grado. No sé si se puede hablar de un calentamiento con un valor tan bajo. Por otro lado, esas décimas de grado están dadas en función de los datos que considero no son globales. No debe olvidarse que hay grandes áreas de la tierra que no poseen registros. Los océanos, que cubren más del 70 por ciento de la superficie terrestre, cuentan aún con muy pocos. Acá mayormente sólo hay referencias a nivel continental y en ese promedio general se incluyen los valores de las grandes ciudades y ese, no es un dato indicativo por el efecto urbano que eleva la temperatura. En función de esto, ¿hasta que punto es real el promedio de 0,5 a 0,7 décimas de grado que marcan el aumento global de la temperatura?

-Pero las imágenes satelitales aportan mucho más información para realizar un análisis más detallado.
De acuerdo con las últimas mediciones de la temperatura de la troposfera media y alta realizada por los satélites, se advierte que en el Hemisferio Norte sí hay un aumento de la temperatura a partir del año 1990, probablemente como consecuencia de la mayor cantidad de población, su agrupamiento en ciudades, la actividad industrial, entre otras causas, que favorecen el efecto invernadero. Pero en el Hemisferio Sur eso no se advierte. Por el contrario, las mediciones indican un descenso de la temperatura bastante marcado, especialmente durante el año 2007.
Entonces en lo que se refiere al comportamiento global, los dos extremos se atenúan, porque la atmósfera siempre tiende a mantener el equilibrio, por supuesto que ese equilibrio se puede romper en algún momento.

-Sin embargo esta conclusión se queda perdida ante lo que sostiene la comunidad científica con respecto al “cambio climático”.

La misma NASA reconoció que la década del 90 no fue la más caliente del siglo XX, tal  como lo había señalado la comunidad científica y los informes del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC). Hasta ahora, los años más cálidos se registraron en las décadas de 1930 y 1940. Los gráficos con esos datos demuestran nuevamente el carácter cíclico de estas variaciones térmicas. También en ellos queda en evidencia que en la década del 70 se registró un descenso de la temperatura. Posteriormente se inició un período cálido pero sin llegar a los valores alcanzados en las décadas del 30 y del 40.

En cuanto a la opinión de la comunidad científica, cada vez hay más estudiosos del clima que están en desacuerdo con la existencia del cambio climático y con las opiniones e informes difundidos por el IPCC y organizaciones ambientalistas, a tal punto que, incluso en estos últimos tiempos se los ha acusado de manipulación los datos para demostrar el supuesto “calentamiento global”.

Cuestión de Conceptos

“Desde la climatología, la expresión cambio climático se utilizó siempre como una discontinuidad o ruptura relativamente brusca y permanente desde las condiciones existentes hacia condiciones diferentes. Que llueva más o haga más frío en un invierno no significa que haya un cambio. El cambio se traduce en todo el sistema climático, no en un solo elemento” señaló la profesora Pérez.

 “Podemos ver -porque está documentado- que hay expertos que señalan en sus conferencias y entrevistas periodísticas, hechos contradictorios. Más concretamente, que un mismo fenómeno genera efectos totalmente distintos en diferentes años. Por ejemplo en el año 83 las causas de las inundaciones de la región estuvieron centradas en la Represa de Itaipú y la deforestación. Pero a la sequía del 2009 en la Provincia del Chaco, también se le atribuye como causa la deforestación. Conclusión, la deforestación no puede provocar dos efectos totalmente opuestos”.

También da una explicación sobre el aumento en la intensidad de las lluvias que se registraron en algunas ciudades. “Los especialistas en climatología urbana están notando que son más fuertes y concentradas. Eso se debería al efecto ‘isla de calor’ que genera una ciudad: la ciudad posee temperaturas más elevadas que el área circundante, por lo tanto, se generan gradientes de temperatura, de presión y de humedad mucho más marcados entre la ciudad y el campo, lo que a su vez intensifica los fenómenos atmosféricos. La misma edificación puede generar corrientes más violentas y chaparrones más intensos.”

La profesora Pérez pone la mira en los medios de comunicación al considerarlos también como responsables de la confusión en la opinión pública. “Habrá escuchado expresiones como ‘son notables los cambios climáticos que tuvimos este año’. Desde el punto de vista climático eso no es un cambio sino una fluctuación. Es decir que este verano sea más húmedo, caluroso o más fresco, es una fluctuación que todavía se encuentra dentro de los parámetros normales. Cambios son los de mayor magnitud y permanencia en el tiempo”, señaló.

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