En la provincia de Corrientes las plantas de manzana no daban frutos o tenían productividad deficiente, sin embargo un equipo de investigadores ha logrado que diversas variedades puedan adaptarse al clima y a las condiciones de esa región.

(13/11/09 – Agencia CyTA / UNNE. Por José Goretta).- Desde hace algunos años la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) encara un proyecto de evaluación de cultivos de manzanos para su producción en Corrientes. En la actualidad se busca el manejo de las plantas para incrementar la productividad, mejorar la calidad y potenciar sus posibilidades de producción a mayor escala.

El cultivo de manzanas tiene la particularidad de requerir horas de frío en cantidad elevada, lo cual limita su producción en algunas regiones o zonas.
Las variedades tradicionales de manzanos del país tienen requerimiento de entre 800 y 1400 horas de frío por campaña, mientras que Corrientes y la región sólo alcanzan las 300 horas frío.

Esa limitante es una de las causales de que la producción de manzanas no prosperara en la provincia y región. Pero desde el año 2001 en la localidad de San Luís del Palmar se inició el cultivo de manzanas con cultivares de los que se denominan de bajo requerimiento de horas de frío.

La iniciativa fue de un productor local con experiencias en el manejo de plantaciones de manzana en Río Negro, y que buscó el asesoramiento de profesionales de la UNNE para poder cultivar este fruto a la región. “Así surgió el proyecto de cultivo regional de manzanas que lleva varios años y muchos logros” señaló Paula Alayón Luaces, responsable del proyecto de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE.

“Desde que se inició el proyecto se lograron realizar estudios que corroboran la posibilidad de producir manzanas como un fruto en la región, pues se adapta a las horas de frío, al suelo local y da frutos en cantidad y calidad” resaltó la responsable del proyecto.

Aclaró que en Corrientes antes se encontraban plantas de manzana pero que no daban frutos o tenían productividad deficiente, justamente por la falta de hora de frío y otros condicionantes ligados al clima y suelo.

Explicó que en el cultivo de manzanos, como en otros cultivos frutales, se requiere de un portainjerto o pie que es la parte de la planta en contacto con el suelo que absorbe agua y nutrientes, mientras que el injerto es la parte aérea del árbol que se conoce también como “variedad” del fruto que se quiere cultivar. Ambas partes pueden pertenecer a plantas diferentes.

En el caso del proyecto en Corrientes, se trabajó con un portainjerto local que es una planta de más de 100 años adaptada a las condiciones del suelo correntino y se trajeron injertos productos de cruzamientos con variedades de Brasil e Israel que demandan menos horas de frío.

“De esa forma, se lograron plantas y frutos que respondieron a las condiciones edafoclimaticas de la zona” dijo.

Reseñó que en estos años han logrado medir productividad por planta, cantidad de frutos, calidad, tiempo de cosecha, de floración, comportamiento de los portainjertos y en los frutos se analizó el color, peso, gusto, sabor, diámetro, almidón, azúcares entre otros indicadores necesarios para determinar la factibilidad de un cultivo en una zona en particular.

En vista de los logros obtenidos, y de la adaptación del cultivo, actualmente se están desarrollando y proyectando algunos estudios científicos para mejorar aún más la productividad en cuanto a calidad, cantidad y manejo de las plantas, para disponer de técnicas que faciliten la producción a mayor escala.

Una de esas líneas de investigación en la que se está trabajando es en la definición de técnicas de raleo de frutos, que permite dejar sólo los frutos que la planta estará efectivamente en condiciones de alimentar para que los mismos adquieran tamaño y las características físico-químicas que se desea.

A la par, también se busca estudiar la ruptura de dormición, que es el momento en que la planta reconoce que ha recibido el suficiente estímulo de horas de frío para  iniciar la floración. En tal sentido, se está analizando la incorporación de productos químicos que reemplazan estas horas de frío y homogenizar las horas de frío que reciben las plantas. De esta forma, al tener las plantas un igual estímulo de frío, florecen al mismo tiempo, y se evita así una planta con frutos maduros, inmaduros, pequeños y otros en floración, lo cual es un factor condicionante para el manejo y la comercialización.

Alayón Luaces comentó que en nuestro país son escasos los antecedentes de investigaciones científico tecnológicas en estos cultivares, los que se destacan son los realizados en el INTA Cerro Azul (Misiones) y en Colonia Caroya (Córdoba), sin embargo en dichas zonas las condiciones agroclimáticas difieren sustancialmente de las que se presentan en la zona de Corrientes.

Sobre las variedades de manzanas que han logrado buena adaptación en Corrientes y con las que se están trabajando para favorecer su mayor producción, indicó que son frutas que se asemejan a las principales variedades comercializadas en el país.

Citó el caso de la variedad “Caricia”, con exigencia de frío es de 350 horas, y que tiene frutos con fondo crema verdoso y el 90 por ciento cubierto de rojo oscuro, con un sabor ácido. “Anna”, con bajos requerimientos de horas de frío, produce frutos redondo-cónicos a cónicos-alargados, con fondo amarillo y coloración rojo-rosada, y es la más equilibrada a la demanda del grueso de los consumidores con un sabor dulce y agradable.

La variedad “Eva” tiene frutos más bien cónicos, con fondo color crema y amarillo, cubierto con el 30 a 70 por ciento de rojo vivo, y con un gusto un poco menos dulce que la variedad Anna. Por último, Anabella, logra frutos muy dulces y exquisitos.

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