Los extractos vegetales extraídos del aguaribay tienen propiedades antioxidantes; ingenieros de la UNL estudian cómo potenciarlas De los resultados de las experiencias concluyeron que el fraccionamiento de los aceites esenciales del árbol nativo Schinus molle L. —ampliamente difundido en la región del Litoral— puede ser un procedimiento interesante para aprovechar sus características.

Las grasas y aceites presentes en muchos productos alimenticios, cosméticos y medicinales se pueden deteriorar muy fácilmente debido a la oxidación, como consecuencia de una serie de reacciones que conllevan a la pérdida de aroma y sabor, junto con otras características indeseables que degradan la calidad del producto. Para prevenir esas reacciones se utilizan compuestos con propiedades antioxidantes, en su mayoría sintéticos. En este sentido, el grupo se propone averiguar si es posible plantear una alternativa natural a partir del aceite esencial de aguaribay.

Según explicaron los ingenieros María Silvia Guala y Heriberto Elder, a través del proyecto intentan cultivar las especies que se estudian, para luego cosecharlas, procesarlas, obtener los aceites esenciales y finalmente realizar los distintos procesos para evaluar sus propiedades.

Por otra parte, el grupo de trabajo Departamento de Ingeniería Química y de Industria y Gestión Ambiental de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ) propone explotar la misma especie para combatir plagas que atacan a las abejas productoras de miel y al ganado.

¿Cómo aprovecharlos?

Según explicó Guala, los aceites esenciales son extractos vegetales que se obtienen de las plantas por arrastre con vapor de agua, se condensan y luego se separan una capa oleosa y el agua. “Esos aceites están conformados por una serie de compuestos químicos. Vegetales como el romero, la lavanda o la albahaca desprenden olores gracias a ellos. Lo que nosotros hacemos es extraerlo concentrado”, sintetizó.

En el caso del aguaribay, el equipo decidió estudiarlo por tratarse de una especie sumamente difundida, y a que sus componentes tenían alguna posibilidad de tener actividades antioxidantes.

“En cuanto a los resultados, se puede decir que no tiene un poder antioxidante muy elevado, por esa razón intentamos concentrarlo en aquellos compuestos que conforman el aceite esencial crudo. De esa manera aumenta ese poder a partir de su fraccionamiento, es decir, de concentrar una fracción que tuviera mayor poder”, destacó Elder.

Al mismo tiempo, aseveró que en la investigación resta definir aún una serie de puntos que a veces condicionan la aplicabilidad del aceite y sus funciones. Hay que probar con otras técnicas para tener certeza de lo que ya investigaron y ensayar el aceite en alimentos, pero también realizar pruebas de toxicidad y alergénicas para que las fracciones puedan ser incluidas en colonias, cremas u otros cosméticos.

Otro factor a considerar para determinar la viabilidad del uso de estos aceites es que requieren mucha materia prima, lo que convierte a la sustancia en un bien muy valioso. “A pesar de ello, tenemos un producto que puede ser factible, pero hay que seguir trabajando, porque es interesante y le vemos futuro”, dijo Elder.

Contra parásitos

Otra de las líneas de investigación (llevada a cabo junto a profesionales de la Facultad de Ciencias Veterinarias) plantea la aplicación de los extractos para combatir algunas plagas que causan graves daños económicos. “Los aceites tienen funciones defensivas para las plantas, por eso repelen a determinados insectos. Entonces es razonable que a partir de ahí uno pueda pensar que se logre atacar a determinados parásitos”, aseguró Guala.

La idea es aprovechar esas características del aguaribay, pero también de otras especies como la lipia, para controlar ectoparásitos en medicina veterinaria como son la varroa (un parásito de las abejas), la mosca de los cuernos y la garrapata en animales bovinos.

La importancia de esa aplicación radica en que todos los productos existentes hoy en el mercado para el control de esas enfermedades son de origen sintético, tóxicos y de difícil degradación en el tiempo. Es el caso de piretroides y fosforados, ejemplificaron.

Guala y Elder auguraron un futuro promisorio en el control de estas enfermedades en animales, a través de estos productos que implican procesos biotecnológicos con nulo impacto ambiental y elevada eficacia. En general, las enfermedades en animales se hacen cada vez mas difíciles de controlar con los productos habituales, ya que los insectos crean defensas. Sin embargo, con los aceites esenciales crudos y sus fracciones se ha demostrado que no hay acostumbramiento y, por lo tanto, parásitos externos como los ácaros y moscas no pueden generar resistencia.

Por último, los investigadores aclararon que los ectoparásitos aún no pueden ser eliminados en un ciento por ciento, pero sí es factible controlarlos a niveles en que no ocasionen pérdidas económicas, a través de las fracciones de los mencionados productos naturales. Además el hecho de que sean fácilmente degradables, de elevada seguridad en la preparación de las dosis, sencillos en su aplicación, no contaminantes y no perjudiciales con el medio ambiente, hacen que sean los defensivos parasitarios agropecuarios del futuro.

Por Fernando López