Entre marzo y abril de este año, un incendió arrasó con tres mil hectáreas de bosques milenarios con especies arbóreas, de las más antiguas del planeta, en las inmediaciones del Volcán Lanín, en Neuquén. Como respuesta, la Unidad de Genética Ecológica y Mejoramiento Forestal de INTA Bariloche y el Parque Nacional Lanín plantaron en la zona 900 Araucarias y ahora, para recuperar el bosque en forma integral, desarrolla un proyecto de cosecha de semillas de los árboles sobrevivientes al incendio, la generación de plantines en vivero y su posterior plantación en el sitio quemado.

(24/07/09 – Agencia CyTA-Instituto Leloir).- Entre marzo y abril de este año, un incendio en las inmediaciones del Volcán Lanín, en Neuquén, arrasó con casi tres mil hectáreas de bosques milenarios, en su mayoría, de Araucaria combinados con Ciprés, Lenga y Ñire.

Sucedido ese desastre, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Bariloche – Río Negro- y el Parque Nacional Lanín realizaron un emprendimiento conjunto para recuperar esos bosques de gran valor ecológico. Hasta la fecha plantaron 900 Araucarias de entre 4 y 6 años de edad desarrolladas en el vivero de la primera institución.

“A raíz de estos trabajos previos en Araucaria, en donde habíamos analizado diferentes poblaciones argentinas de la especie, disponíamos de plantas en vivero que se habían generado a partir de semillas que habíamos cosechado de la misma población que se quemó en Tromen, a los pies del Volcán Lanín. Podemos decir que enviamos a los hijos de esos árboles que ya no existen para iniciar la regeneración del bosque quemado” señaló a la Agencia CyTA el doctor Leonardo Gallo, director de la Unidad de Genética Ecológica y Mejoramiento Forestal de INTA Bariloche. Y agregó: “Sólo teníamos unas mil plantas por lo que ahora formulamos un proyecto de restauración que contemple la cosecha de semillas de los individuos sobrevivientes al incendio, la generación de plantines en nuestro vivero y luego la plantación en el sitio quemado.”

Como si fuera natural

Desde hace 15 años, Gallo y su equipo de colegas junto con personal del Parque Nacional Lanín, realizan estudios de variación genética de algunas especies forestales nativas patagónicas como Roble (Nothofagus obliqua), Raulí (Nothofagus nervosa) y Pehuén (Araucaria araucana).

“En un Parque Nacional se trata de conservar todo el ecosistema tal como la naturaleza lo hubiese hecho. Es decir, es muy importante no plantar plantines provenientes de otras poblaciones que no pertenecen a la que se quiere regenerar ya que se corre el riesgo de producir una “contaminación genética” y alterar el camino evolutivo del ecosistema incendiado”, explicó Gallo.

Según explicó, los plantines se ubicaron de forma irregular tratando de imitar la distribución que ocurriría luego de una regeneración natural. “No se trabajó como en una plantación sino que se procuró imitar a la naturaleza”, indicó el investigador de INTA.

Los plantines fueron plantados por personal del Parque Nacional Lanín, con la colaboración de alumnos de un colegio secundario de la zona. “Es importante en estos casos que el trabajo de recuperación ecosistémica sea participativo ya que se trata de recuperar un ‘bien común’ que nos pertenece a todos y que, independientemente de nuestra responsabilidad hacia el medio ambiente, de acuerdo al artículo 41 de nuestra Constitución tenemos el deber de preservar”, enfatizó Gallo.

En la actualidad, Gallo y su equipo diseñaron un programa de trabajo planificado que tiene por objetivo generar cerca de 20 mil plantines de Araucaria y cubrir parcialmente algunos de los sitios más afectados. “Es decir, que en entre los años 2012 y 2015 se plantarán unos 20 mil plantines”, afirmó

Árboles milenarios

Los bosques de Araucaria araucana son ecosistemas muy particulares ya que el Pehuén es una de las especies arbóreas más antiguas del planeta. “Tiene cerca de 200 millones de años y constituye un organismo muy longevo, se registran edades de 1300 años, es decir, desde el punto de vista del tipo de bosque es un ecosistema único en el mundo”, destacó Gallo. Y continuó: “Es una especie que además está protegida. Ya no puede cortarse ni en Argentina ni en Chile.”

Desde el punto de vista social constituye un árbol emblemático y con una gran inserción socio-cultural en el pueblo Mapuche. “No sólo porque sus semillas son recolectadas para consumo humano y del ganado sino porque tiene importancia religiosa y se tejen numerosas leyendas en torno al Pehuen”, explicó Gallo.

Es importante demostrar que es posible la recuperación de nuestros bosques degradados y el cultivo de algunas de sus especies, subrayó el experto. Y concluyó: “Muchos de los proyectos de nuestro grupo de investigación están orientados a la conservación de nuestros bosques pero también a llevar al cultivo a algunas de sus especies. Podemos proteger y además cultivar especies nativas. Esto último representa una forma de valorar este bien común.”