La posibilidad de reemplazar por productos naturales los aditivos sintéticos empleados en la elaboración de fármacos, cosméticos y alimentos es investigada en laboratorios de todo el mundo. Un trabajo realizado por una investigadora argentina revela que, en esa búsqueda, el romero es un excelente candidato. Comprueban científicamente sus propiedades antimicrobianas y antioxidantes.

(16-04-09 – Agencia CyTA-Instituto Leloir) –Tanto para la conservación de alimentos como para la elaboración de fármacos o productos cosméticos, en la actualidad se emplean varios compuestos químicos sintéticos como antioxidantes y agentes microbianos. Algunas de esos compuestos son el Butil hidroxitolueno (BHT) y el hidroxianisol (BHA).

“El inconveniente es que si bien la adición de compuestos sintéticos está restringida y reglamentada, se ha comprobado que pueden ser tóxicos, cancerigenos o cirróticos y generar, en consecuencia, efectos perjudiciales en la salud”, explica la doctora Silvia Moreno, directora del Laboratorio de Bioquímica Vegetal del Instituto Leloir e investigadora independiente de Conicet.

Por se motivo, desde fines de la década del 90, en distintas partes del mundo se ha registrado un renovado interés en desarrollar líneas de investigación orientadas a la búsqueda de compuestos bioactivos naturales, extraídos de plantas, que puedan reemplazar a los sintéticos.

Un estudio publicado recientemente en la revista científica Food Chemistry por la doctora Moreno y su grupo reveló que el empleo de extractos del romero puede reducir de 4 a 17 veces la dosis de BHT y BHA y producir al mismo tiempo un potente efecto antioxidante y antibacteriano.

“Demostramos que los compuestos bioactivos del romero, como el ácido carnósico, el ácido rosmarínico y el carnosol, en combinación con dosis considerablemente menores de esos compuestos sintéticos, generaban una actividad sinérgica capaz de inhibir el crecimiento de la Escherichia coli y la Staphylococcus aureus, dos bacterias que suelen contaminar varios tipos de alimentos”, indica Moreno.

Por otra parte, dado que las bacterias están siendo cada vez más resistentes a los antibióticos sintéticos, la investigadora sostiene que los extractos del romero, y de otras especies vegetales, abren el camino para el desarrollo de fármacos más efectivos.

Además de la actividad antimicrobiana, el estudio publicado en Food Chemistry demuestra que los compuestos aislados del romero, en asociación con bajos niveles de BHT y BHA, tienen el mismo poder antioxidativo. “Cuando los alimentos se oxidan, se enrancian, eso es lo que les da mal olor y mal gusto”, explica Moreno. Y agrega: “Nuestro objetivo a largo plazo es hallar combinaciones de compuestos bioactivos vegetales que reemplacen por completo a los de origen sintético”.

Para lograr esos objetivos, la experta destaca la necesidad de seguir investigando diversas especies vegetales, “las mayorías de las cuales aún no han sido evaluadas científicamente. Para promover este promisorio campo de investigación orientado a mejorar la calidad de vida de la gente es preciso que el sistema científico, el Estado y la industria trabajen en forma articulada. Asimismo es importante que la sociedad misma exija alimentos y productos de calidad”.

Nutrigenómica, dieta personalizada

Diversos estudios epidemiológicos han demostrado que en determinadas poblaciones, se registra una baja incidencia de cáncer de colon o de enfermedades cardiovasculares, entre otras. “Estas investigaciones indican que uno de los principales factores que mejoran o empeoran la salud es el tipo de dieta elegida. Se sabe, por ejemplo, que determinadas frutas o verduras pueden prevenir algunas afecciones, pero aún no se ha identificado en forma sistemática cuáles son esos compuestos bioactivos, y cuál es el mecanismo de acción que ejercen a nivel molecular en el organismo”, destaca Moreno.

Sólo para dar algunos ejemplos de una larga lista, es sabido que las frutas del bosque, las cerezas y las uvas negras pueden contribuir al mantenimiento de la función cerebral y que el cacao, las manzanas y la canela, resultan benéficos para la salud cardíaca y del tracto urinario. “Si pudiéramos determinar cuáles son los compuestos que aportan esos beneficios, en qué parte del organismo actúan y cuáles son las dosis necesarias, sería posible incorporarlos en diversos alimentos para prevenir una miríada de enfermedades. Este tipo de productos son los llamados alimentos funcionales”, señala la especialista.

Al descifrarse el genoma humano, comenzó a tomar vuelo una nueva ciencia que es la nutrigenómica, disciplina que integra el conocimiento de los genes y su expresión a la nutrición.

“Esta ciencia tiende a que cada individuo pueda incorporar los alimento que necesita para prevenir una determinada enfermedad. Al conocer su tendencia hereditaria, podría consumir alimentos para prevenir la diabetes, enfermedades neurodegenerativas o cardiovasculares y cáncer, entre otras”, señala la investigadora de Conicet quien asegura que varios estudios han demostrado que determinados compuestos bioactivos vegetales, como los polifenoles antioxidantes, son capaces de regular la expresión de determinados genes.

“Asimismo, se ha descubierto que hay compuestos clave aislados de plantas que inhiben procesos inflamatorios en animales y humanos. Esto es muy importante porque este tipo de procesos pueden, bajo determinadas condiciones, promover el desarrollo de tumores y otras enfermedades”, explica la especialista. Y agrega: “En este sentido, gracias a su actividad antioxidante, los compuestos bioactivos del romero, así como de otras especies vegetales, además de ayudar a conservar los alimentos, podrían ser la base para el desarrollo de alimentos funcionales”.

Los secretos de las plantas

A lo largo de millones de años, las plantas han evolucionado junto con diferentes microorganismos bajo cambiantes condiciones ambientales. En esa interacción, las diversas especies vegetales han sintetizado –a través de sus mecanismos de defensa- diversas sustancias para defenderse. “Estos compuestos bioactivos, que tienen actividad antioxidante, pueden mantener bajos los niveles de radicales libres generados en el organismo humano. Es sabido, que los altos niveles de radicales libres suelen gatillar procesos inflamatorios que predisponen al desarrollo no sólo de tumores, sino también de enfermedades neurodegenerativas, cardiacas, metabólicas y diabetes, entre otras”.

Es así que el mundo vegetal guarda una gran cantidad de compuestos que podrían ser incorporados por las personas en forma sistemática e inteligentemente calculada, según sus propias características genéticas. “Pero, además de conservar alimentos o prevenir enfermedades, son muchas las sustancias vegetales que quedan por descubrir para el tratamiento de afecciones. No olvidemos que la aspirina es resultado de la síntesis química del ácido acetilsalicílico derivado de la corteza del sauce. Y para dar sólo uno de tantos ejemplos, en la actualidad se están buscando compuestos vegetales que puedan reemplazar a otros sintéticos que se emplean en los tratamientos quimioterápicos contra el cáncer y que desafortunadamente son tóxicos”, subraya Moreno.