El empleo de nanotubos de carbono, material más fino que un cabello, crearía revestimientos para aviones diez veces más resistentes que los materiales convencionales. Así lo revela un trabajo realizado por investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts, en los Estados Unidos.

(10/03/09 – Agencia CyTA – Instituto Leloir) – La nanotecnología, una rama de la ciencia capaz de fabricar materiales dotados de nuevas propiedades a partir de la manipulación y unión de átomos individuales, está avanzando en diferentes terrenos: en medicina, en biología, en informática y en la construcción, entre otros campos.

Los desarrollos aeronáuticos y aeroespaciales no se eximen de ese avance científico- tecnológico. Un grupo de investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT según sus siglas en inglés) ha empleado nanotubos de carbono de un diámetro de pocos nanómetros (unidad de medida equivalente a la mil millonésima parte de un metro) para unir materiales aeroespaciales que podrían garantizar revestimientos para aviones, y otros productos derivados, diez veces más resistentes que los materiales empleados en la actualidad. Esos nanotubos son cilindros diminutos de una o más paredes cuyos extremos pueden estar abiertos o cerrados.

De acuerdo con el ingeniero espacial Brian L. Wardle, del Departamento de Aeronáutica y Astronáutica del MIT, los nanotubos de carbono no solo pueden generar materiales más resistentes, sino que además pueden ser miles de veces más conductores de electricidad. De este modo, los aviones que integren este tipo de materiales tendrían una mayor protección frente a los daños causados por rayos.

El trabajo de Wardle sobre el desarollo de ese tipo de material será próximamente publicado en la revista Journal of Composite Materials, según comenta la página oficial del MIT.

En la actualidad, muchos de los materiales empleados en aplicaciones aeroespaciales están compuestos de capas de fibras de carbón, entre otros materiales, que se mantienen unidas por un polímero adhesivo. Pero ese pegamento puede agrietarse y provocar separaciones entre esas capas. Por este motivo, especialistas de todo el mundo buscan una variedad de soluciones que puedan reforzar la adhesión de dichas capas.

Con ese objetivo, Wardle y un equipo de colegas empleó modelos computacionales para diseñar un compuesto con nanotubos alineados perpendicularmente a las capas de fibra de carbono. Asimismo desarrolló técnicas de procesamiento para la creación de los nanotubos de carbono y para su incorporación en los compuestos que actualmente se emplean en la industria aeroespacial.

Posteriormente los especialistas observaron que la integración de los nanotubos de carbón al pegamento usualmente empleado para unir las capas de fibras de carbón reforzaban el material en forma notable.

“Estamos poniendo las fibras más sólidas conocidas por la humanidad (los nanotubos) en aquellos lugares donde el compuesto es débil y dónde más se los necesita”, señaló Wardle.

Desde que se comenzarán a desarrollarse nanotubos de carbono en 1991, investigadores de varios países exploran sus aplicaciones en naves espaciales, satélites, automóviles e incluso prueban su utilidad en palos de golf o raquetas de tenis. Es que esos diminutos cilindros pueden servir para crear materiales muy resistentes y de bajo peso.