Un estudio científico realizado por una docente de la UNNE, busca potenciar el desarrollo turístico de la ruta de las misiones que fundaron los jesuitas. El proyecto se enmarca en el plan estratégico para el Circuito Internacional de las Misiones Jesuítico-Guaraníes que contempla a siete patrimonios de la humanidad: dos paraguayos, uno brasileño y cuatro argentinos.

(5/05/08 – Agencia CyTA, Instituto Leloir. Por Por Catriel López Acosta- UNNE) – A partir de una investigación cartográfica e histórica sobre los pueblos de indios fundados durante el siglo XVII y otro estudio de estructuras de estancias y haciendas productivas, la arquitecta Ángela Sánchez Negrette, miembro del Conicet y docente del Centro de Estudios Históricos Arquitectónicos y Urbanos de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), diagramó documentos gráficos, que serían determinantes para el trabajo arqueológico o para determinar áreas de protección en el corredor jesuítico. El objetivo final es ampliar la oferta turística de la región.

La arquitecta Sánchez Negrette trabaja en el análisis de documentación histórica de la cultura jesuítica-guaranítica desde 2003, cuando universidades de Argentina, Brasil y Paraguay constituidas en la Red de las Misiones firmaron un convenio de cooperación para conformar un plan estratégico para el Circuito Internacional de las Misiones Jesuítico –Guaraníes. Esta “red de universidades”, compuesta por cinco casas de altos estudios, además de la UNNE, inició investigaciones para potenciar el desarrollo cultural turístico y regional apoyándose en prácticas de desarrollo local.

Análisis del modelo

El objetivo del trabajo que se presenta es un análisis de la estructuración espacial y arquitectónica de pueblos, estancias y haciendas de los Jesuitas en América a fin de caracterizar en particular el modelo utilizado en las misiones jesuíticas- guaraníes. .

A partir de una investigación cartográfica e historiográfica sobre los pueblos de indios fundados durante el siglo XVII, incluso previo a la experiencia jesuítica, Sánchez Negrette intenta establecer las diferencias o similitudes según el análisis de la cartografía jesuítica existente. Paralelamente, trabajó en otro estudio sobre las diferentes estructuras organizadas por los jesuitas fuera de la región guaraní. Para ello, ha tomado las estancias y haciendas jesuíticas consideradas como centros productivos, particular en Argentina y Chile.

Según explicó a la Revista Ciencia y Técnica, para la elaboración del estudio trabajó con bibliografía fundamentalmente descriptiva y gráfica referida a los asentamientos de pueblos de indios en general y los asentamientos jesuíticos. Y actualmente está trabajando con las descripciones realizadas por los propios misioneros jesuitas en las denominadas Cartas Anuas, como también, con los diferentes informes o crónicas de viajeros o expediciones científicas.

Planos de relevamiento

A la fecha, Sánchez Negrette cuenta con documentos gráficos, derivados del análisis pormenorizado de los trazados de veinte pueblos. Son planos antiguos y de relevamiento de distintos momentos del siglo XIX y XX. Se considera que constituyen “el universo total de esta documentación”, porque no se han encontrados a la fecha, documentos de los otros diez pueblos faltantes. Justamente dos de los cuatro pueblos, Santo Tomé y La Cruz, ubicados en la provincia de Corrientes no poseen documentación antigua y otro, Yapeyú, sólo tiene un hipotético esquema general realizado en el siglo XX. De allí que el examen documental abarca toda la obra realizada por los jesuitas en la región guaraní.

Sánchez Negrete arriba a algunas pautas clave o esenciales, que al momento de realizar trabajos arqueológicos o determinar áreas de protección podrían ser utilizadas como una herramienta fundamental, verificables “in situ a” través de excavaciones.

A modo de síntesis, puede concluirse que el estudio constituirá un valioso documento de base para el tratamiento de este patrimonio al obtener caracterizaciones en determinados contextos similares y a la vez, una identidad definida en cada caso; situación que ha sido estimada como fundamental para una propuesta turística de las ruinas, que también represente una oferta equilibrada para el desarrollo regional.

Entidad funcional

Hasta el momento de la creación de la red de universidades, el área de ocupación de las misiones jesuíticas-guaraníes era considerada como una unidad de estudio independiente por cada país. Esto implicaba que las investigaciones y reflexiones eran parciales, sin una visión integral como unidad natural, histórica y cultural, desconociendo su origen dentro de un sistema al margen de las fronteras actuales.

A los fines del proyecto tripartito, se ha formulado el Proyecto de Investigación (PI) sobre estas misiones. Se basa en la reocupación del espacio misionero y la construcción de nuevas referencias en la provincia de Corrientes, el cual es de vital importancia para abordar el estudio del corredor como una entidad funcional.

Para ese fin, al margen de otros particularizados que toman casos específicos de pueblos dentro del sistema., hay tres líneas de investigación: desde lo normativo o legal, desde el paisaje cultural y desde lo urbano-arquitectónico.

La ruta de las misiones

El establecimiento de las misiones desarrolladas por los jesuitas, en la región o territorio de los guaraníes, consolidó su estructuración basado en un sistema autosuficiente. Estos treinta pueblos se localizaban en los actuales territorios de Paraguay –ocho pueblos-, Brasil -siete pueblos- y Argentina -quince pueblos-. Particularmente en el caso de este último, la provincia de Corrientes cuenta con cuatro ex pueblos.

En los 135 años transcurridos entre 1632 y 1767, cuando ocurrió la expulsión de los jesuitas, se creó un verdadero sistema territorial, urbano y rural en el cual se organizó la vida comunal. Se construyeron templos, viviendas e infraestructura, cultivaron la tierra con yerbatales y algodonales, establecieron estancias, desarrollaron una serie de oficios en talleres y crearon un comercio a gran escala.

La expulsión de los jesuitas marcó el fin del sistema misionero. Sus bienes pasaron a poder de la Corona y los pueblos, lejos del modelo original, fueron perdiendo su sentido y en gran parte, sus habitantes se dispersaron.

Los inmigrantes europeos que llegaron en el siglo XIX establecieron sus pueblos superpuestos a las antiguas estructuras, sin obligación alguna de respetar los trazados originales, y los vestigios aún en pie fueron desarmados y utilizados como materia prima para las nuevas construcciones.

Diferentes cronistas y viajeros destacaron y describieron las ruinas de algunas que se mantenían en pie a fines del siglo XIX, pero no fueron reconocidos ni recuperadas hasta bien avanzado el siglo XX.

Un cambio sustancial se opera a partir de la década del ´80 en cada país. Entre 1984 y 2004, la UNESCO distingue como Patrimonio de la Humanidad a siete de ellas: Trinidad y Jesús en Paraguay; San Miguel en el Brasil ; y San Ignacio, Santa Ana, Santa María y Loreto en la Argentina.