De acuerdo con un estudio arqueológico, publicado en el “ Journal of Archaeological Science”, dos de las más famosas calaveras de cristal existentes, objetos atribuidos al trabajo de las antiguas civilizaciones de América, resultarían imitaciones modernas.

(29/05/2008 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Alejandro Manrique) – La película “Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal”, de reciente estreno en todo el mundo y también en nuestro país, ha cosechado algunas críticas por parte de activistas rusos que consideran la trama como una afrenta al antiguo régimen de la ex-Unión Soviética. Por eso, llamaron a boicotear el film.

En la nueva saga de Indiana Jones, la aventura lleva al protagonista, Indy, a enfrentar a una perversa agente de la KGB en la búsqueda de una antigua calavera de cristal maya, dotada de poderes místicos.

Esas calaveras, asociadas a las culturas mesoamericanas de los mayas y los aztecas, presentes en murales, eran realizadas con minerales como cuarzo o jade y utilizadas como íconos ornamentales.

Según una reciente investigación, muchos de esos objetos de arte no serían antiguos, sino imitaciones modernas. De hecho, el trabajo sugiere que dos de las más conocidas calaveras de cristal, que están expuestas en el Museo Británico de Londres y en el Smithsonian Institution de Washington, respectivamente, no tendrían origen en el antiguo México.

Imitaciones modernas

Los académicos ahora creen que la calavera que alberga el Museo Británico habría sido fabricada en Europa durante el siglo XIX, mientras que la que está en Estados Unidos sería más reciente y habría sido adquirida en 1960 en la ciudad de México.

El equipo de expertos, integrado por investigadores de la Universidad de Cardiff en el Reino Unido, del Museo Británico, del Smithsonian y de la Kingston University, concluyó que ninguna de las dos calaveras pudo haber sido hecha en México antes de la llegada de Colón a América. La investigación fue publicada en la versión “online” del Journal of Archaeological Science el 18 de mayo.

El trabajo, con el título original “The origin of two purportedly pre-Columbian Mexican cristal skulls”, examina el origen de dos de las más conocidas calaveras de cristal, que los dos museos adquirieron bajo el indicio de que se trataba de piezas precolombinas.

El Museo Británico incorporó su calavera en 1897. Es una escultura de tamaño real proveniente de un bloque de cristal. Si bien sus orígenes eran desconocidos, por la fuerte presencia de esas reproducciones esqueléticas en el arte azteca, se aceptó la sugerencia de que procedía del antiguo México.

La calavera atrajo intensamente la atención pública, sobre todo porque se especulaba que tenía poder sanador. Desde su exposición, las calaveras de cristal fueron el “leit-motiv” de muchos libros y películas, como la nueva obra del cineasta Steven Spielberg. Sin embargo, la autenticidad de la calavera estuvo siempre en duda. Según el profesor Ian Freestone, uno de los autores del trabajo, perteneciente a la Escuela de Arqueología e Historia de la Universidad de Cardiff, se cree que podría proceder de coleccionistas franceses o escultores europeos.

Los investigadores usaron las más actuales y sofisticadas técnicas para examinar la calavera del Museo Británico y su símil en Estados Unidos, una calavera más grande de cuarzo (mineral de silicio) blanco, donada en 1992 al Smithsonian Institution en forma anónima.

Estudio de minerales e instrumentos

El análisis, realizado mediante microscopio de electrones de manera de determinar las marcas dejadas por herramientas, determinó que las dos calaveras fueron esculpidas con instrumentos de metal en forma de disco, una tecnología que ni los aztecas ni los mayas tenían. El examen minucioso del cuarzo en la calavera del Museo Británico sugiere que pudo haber sido extraído de canteras situadas en el Brasil o en la isla de Madagascar, lugares remotos de los puntos de intercambio comercial de los nativos del antiguo México.

Por otro lado, la observación de artefactos genuinos de los aztecas muestra que fueron esculpidos con herramientas hechas de madera y piedras. En cambio, la calavera del Museo Británico sugiere que fue fabricada con corindón (mineral muy duro, usado como abrasivo) o diamante.

En cuanto a la calavera del Smithsonian, la difracción por rayos X mostró un material escultórico diferente, denominado carborundo. El carborundo es un cristal sintético que reemplaza al diamante en el pulido de metales y que comenzó a usarse en el siglo XX. “Esto sugiere que fue hecha después de 1950”, aseguró el profesor Ian Freestone, quien fue curador del área de conservación del Museo Británico.

Con este trabajo se pondría fin a las especulaciones del origen de estos controversiales objetos. Además, se siembran fuertes dudas respecto de la autenticidad de otras calaveras de cristal presentes en muchas colecciones del mundo. “Ninguna de ellas tienen una auténtica procedencia arqueológica y la mayoría apareció suspicazmente a mediados del siglo XX; por lo tanto, debemos ser escépticos”, explicó Freestone.

El hallazgo parece desilusionar a entusiastas y coleccionistas. “Es siempre frustrante cuando un objeto intrigante, como una calavera de cristal, resulta no ser genuina. Sin embargo, es importante ser precisos sobre lo que es auténtico y lo que es falso, si queremos entender de forma apropiada nuestro pasado. Quizás, Indiana Jones deberá tener mejor suerte en su búsqueda de una calavera de cristal verdadera”, concluyó Freestone.