Investigadores de la Universidad Nacional del Nordeste buscan producir biocombustible a partir de un nuevo método que consiste en quebrar moléculas de aceite vegetal para la formación de una mezcla de compuestos químicos semejante al diésel de petróleo. Se espera que el nuevo combustible sirva como alternativa energética en la región.

(04/01/08 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Diego Domínguez, UNNE) – Con el objetivo de generar una unidad capaz de producir biocombustible para abastecer a pequeñas comunidades que demanden su utilización, un grupo de investigadores de la Facultad de Agroindustria de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) desarrolla un nuevo método denominado Proceso de Craqueamiento.

El proceso consiste en quebrar las moléculas del aceite vegetal, para la formación de una mezcla de compuestos químicos muy semejantes al diesel de petróleo, que puede ser utilizado directamente en motores convencionales como los usados en tareas rurales.

La investigación, llevada a cabo por un grupo de ingenieros pertenecientes del área de Biocombustibles, podría resultar de vital importancia para las comunidades de la zona, que tendrían la posibilidad de abastecerse con un combustible alternativo al tradicional.

El proceso de craqueamiento

Con este proyecto los científicos de la UNNE pretenden desarrollar una unidad de craqueamiento para producción en pequeña escala de diesel vegetal. Otro de los objetivos es contar con metodologías simples y de bajo costo para realizar el análisis in situ del combustible obtenido.

A diferencia de otros prototipos, los investigadores señalan que el proceso no requiere de agregado de alcohol ni genera glicerol como en el caso de la obtención de biodiesel por transesterificación, un proceso mediante el cual los ésteres reaccionan con alcoholes en medios ácidos o básicos formando nuevos ésteres.

El proceso de craqueamiento no es otra cosa que “quebrar” las moléculas del aceite vegetal, con el fin convertirlo en una mezcla de compuestos químicos muy semejantes al diésel de petróleo. La finalidad, es que esta mezcla puede ser usada directamente en una diversidad de motores. Dicha reacción es realizada a altas temperaturas, superiores a los 350º C, en presencia o ausencia de catalizador (una sustancia que acelera o retrasa un proceso químico).

Esta reacción, denominada pirólosis (acción de descomposición química de elementos a través del calor), fue usada en diferentes países durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, como fuente de obtención de combustibles alternativos del petróleo, debido a la falta de este hidrocarburo en el mercado internacional.

Desde entonces, se realizaron diferentes estudios sobre el uso del proceso para la obtención de productos químicos y combustibles. En estos años de experimentación fue posible reconocer que la selección del producto de reacción está fuertemente influenciada por la presencia y la naturaleza de catalizadores heterogéneos y de vapor de agua.

A pesar de la simplicidad del uso de altas temperaturas para realizar el craqueamiento, una gran desventaja es la formación de compuestos oxigenados, que tornan al producto levemente ácido. Cuando la reacción es efectuada en presencia de catalizadores, estos productos oxigenados son eliminados.

A partir de este trabajo, los investigadores auguran que pronto será factible desarrollar una unidad capaz de producir biocombustible para abastecer pequeñas comunidades que demanden su utilización.

RECUADRO

LOS MÁS USADOS

Los biocombustibles más usados y desarrollados son el bioetanol y el biodiésel.

El bioetanol, es un alcohol producido a partir de la fermentación de los azúcares que se encuentran en la remolacha, maíz, cebada, trigo, caña de azúcar, sorgo u otros cultivos que, mezclados con gasolina, producen un biocombustible de alto poder energético con características muy similares a la gasolina pero con una importante reducción de las emisiones contaminantes en los motores tradicionales de combustión.

El biodiésel, es un biocombustible sintético líquido que se obtiene a partir de lípidos naturales como aceites vegetales o grasas animales, nuevos o usados, mediante procesos industriales de esterificación –formación de un éster mediante la unión de un ácido y un alcohol o un fenol– y transesterificación, y que se aplica en la preparación de sustitutos totales o parciales del diésel obtenido del petróleo.