Una investigación que se desarrolla en la universidad de Alabama, Estados Unidos, indica que la piel de los tiburones podría servir para diseñar aviones o vehículos submarinos más dinámicos. Su fabricación permitiría un considerable ahorro de energía.

(07/01/08 – Agencia CyTA. Instituto Leloir) – Expertos en ingeniería mecánica y aeroespacial de la Universidad de Alabama, en los Estados Unidos, estudian la piel de los tiburones para desarrollar superficies que puedan ser aplicadas al diseño de aviones o vehículos submarinos.

Según revela un comunicado de prensa de esa Universidad, la investigación, dirigida por la ingeniera Amy Lang, pretende comprender el modo en que los tiburones reducen la resistencia que opone el agua cuando se desplazan, en particular, los tiburones de escamas pequeñas que son más rápidos que las especies que tienen escamas más grandes.

Lang y sus colegas estudian cómo se altera la orientación de las escamas de los tiburones cuando nadan, un mecanismo que les permitiría movilizarse con mayor rapidez. El objetivo del trabajo es comprender el patrón de funcionamiento de la superficie de la piel de los escualos como un modo de encontrar claves para la construcción de superficies que faciliten el ahorro de energía.

Si se lograra transferir ese conocimiento al diseño de aeronaves, la reducción de la resistencia que deben afrontar los aviones en sus vuelos podría generar un ahorro de combustible. De esa forma, las compañías aéreas no sólo ahorrarían más dinero sino que también disminuiría la contaminación que suelen generar.

Este trabajo se suma a uno de los tantos estudios hechos por ingenieros que buscan imitar la naturaleza para resolver problemas o producir inventos.

A principios de la década de 1940, el inventor suizo George de Mestral notó mientras paseaba por la montaña que los frutos del cardo alpino y de otras plantas se le pegaban a su ropa y al pelaje de su perro. Con un microscopio notó que esos frutos tenían un sistema de “gancho y lazo” que podría tener diferentes aplicaciones. Poco después Mestral inventó el Velcro y se hizo millonario.

Asimismo, diferentes grupos de investigación analizan el modo en que las arañas tejen su tela con el fin de elaborar materiales similares. Por su alta resistencia, esos materiales podrían ser usados para fabricar ligamentos y tendones artificiales, paracaídas o hacer mejores suturas quirúrgicas. Ejemplos e ideas sobran; los secretos de la naturaleza siguen siendo investigados.