Un estudio de científicos norteamericanos establece que dormir pocas horas tendría incidencia en el desarrollo de la diabetes. En la Argentina todavía faltan investigaciones sobre la relación entre los mecanismos que activan esta enfermedad y la falta de sueño.

(07-12-2007. Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Alejandro Manrique) – Los factores más comunes que contribuyen a la diabetes son la falta de actividad física y el consumo desmedido de alimentos procesados. Sin embargo, existe una evidencia creciente de que la reducción del período de sueño –otro aspecto de nuestra vida moderna– también influiría en el desarrollo de la enfermedad.

Esta incidencia se indica en un trabajo de investigadores norteamericanos publicado en la revista “Sleep” del 1 de diciembre. El estudio, elaborado por James E. Gangwisch de la Universidad de Columbia en Nueva York, Estados Unidos, exploró la relación entre la duración del sueño y el diagnóstico de la diabetes durante una década en unos nueve mil sujetos –con edades de 32 a 86 años- que participaron en una prueba epidemiológica del “National Health and Nutrition Examination Survey”.

De acuerdo con los resultados, los individuos que manifestaron dormir cinco o menos horas estarían mucho más expuestos a tener diabetes en el período de la prueba que los sujetos que dijeron dormir siete horas. Los efectos fueron independientes de variables como la actividad física, el consumo de alcohol, la depresión, la educación, la edad, el estado civil, los problemas de obesidad y los antecedentes de hipertensión.

El doctor Gangwisch dijo que el efecto de la reducción del sueño en la diabetes es factible que esté relacionado en parte con la influencia de la reducción del sueño en el peso del cuerpo y la hipertensión.

Estudios experimentales han mostrado que la privación del sueño disminuye la tolerancia de la glucosa y compromete la sensibilidad de la insulina al incrementar la actividad del sistema nervioso simpático, elevar los niveles de cortisol y disminuir el uso de glucosa por parte del cerebro. “La variación de insulina repercute sobre el páncreas que, con el tiempo, afecta la función de las células y ocasiona diabetes tipo II”, advirtió Gangwisch.

Según el investigador, si la reducción del sueño regula el incremento de la resistencia de la insulina y baja la tolerancia de la glucosa, entonces los tratamientos que incrementan y mejoran la calidad del sueño podrían servir como medidas preventivas primarias para la diabetes.

Se desconoce cuánto tiempo de descanso contribuiría a evitar la diabetes, aunque más tiempo en la cama para compensar la baja calidad del sueño podría ser una opción, hizo notar Gangwisch.

Lawrence Epstein, professor en la Escuela Médica de Harvard y ex-presidente de la Academia Americana de la Medicina del Sueño (AASM, por sus siglas en ingles), opinó que este estudio es uno más de los tantos que muestran que la gente que no descansa suficiente tiene índices más altos de diabetes.

“La restricción del sueño a cuatro horas nocturnas por unos días causa un metabolismo anormal de la glucosa, lo que sugiere que las personas que se privan de dormir tendrían altos valores de diabetes”, dijo Epstein. “Además, los desórdenes del sueño, como la apnea obstructiva, también incrementan la posibilidad de desarrollar la diabetes. El tratamiento de los desórdenes del sueño mejora el metabolismo de la glucosa y el control de la diabetes. Estos estudios revelan que el sueño es esencial para la buena salud”.

En la Argentina, cerca de un 40 por ciento de las personas duerme menos de siete horas por día en la semana, y una gran mayoría se resiente por los efectos.

La doctora Margarita Blanco, directora de la Red en Medicina del Sueño e integrante del Centro Neurológico del Hospital Francés, en la ciudad de Buenos Aires, explicó que “en Argentina no existen estudios masivos de este tipo y tampoco hay una línea de investigación para relacionar la cantidad de horas de sueño con la diabetes. Solamente hemos tratado pacientes obesos con dificultades para dormir, entre ellas la apnea respiratoria, que podría derivar en diabetes”.