La capacidad de escuchar varios sonidos distintos al mismo tiempo es hereditaria, según un estudio del Instituto Nacional de Sordera de Maryland, Estados Unidos. El hallazgo ayudaría a comprender el origen de ciertos trastornos auditivos, asociados a dificultades de aprendizaje y lenguaje. Una especialista argentina explica que estos trastornos muchas veces son funcionales y se pueden corregir con tratamientos intensivos.

(24/7/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Florencia Mangiapane) – La capacidad de reconocer distintos sonidos al mismo tiempo es un rasgo tan heredable como la posibilidad de desarrollar diabetes de tipo I, según un equipo de investigadores del Instituto Nacional de Sordera y Otros Trastornos de la Comunicación (NIDCD, por sus siglas en inglés), de Maryland, Estados Unidos.

El estudio de los mellizos

Los científicos evaluaron a 194 parejas de hermanos mellizos y gemelos para determinar cuánto tienen de hereditarias algunas capacidades auditivas. Aprovechando el Festival del Día del Mellizo, que se celebra en Twinsburg (“Ciudad de los Mellizos”), Ohio, practicaron pruebas de audición a los voluntarios, y llegaron a la conclusión de que la genética individual pesa un 73% a la hora de la “escucha dicótica”.

“La escucha dicótica es la capacidad de identificar y distinguir diferentes estímulos que se presentan simultáneamente a ambos oídos”, explican Robert Morell y sus colegas al comienzo del informe de investigación, que saldrá publicado en la edición de agosto de la revista científica Human Genetics.

Según difundió Science, los investigadores instalaron un camión en medio del festival, donde realizaron pruebas auditivas a los casi cuatro centenares de hermanos que se prestaron a colaborar.

Uno de los ejercicios de escucha dicótica –que los especialistas suelen utilizar para estudiar asimetrías cerebrales- consistió en presentar a los participantes monosílabos diferentes en cada oído, por ejemplo “ma” y “ka”.

Una versión más compleja del ejercicio es la prueba consonante-vocal-consonante, que exige de los sujetos la capacidad de distinguir dos palabras que suenan parecido, como “bit” y “get”.

Para estimar cuánto ayudan los genes en esta capacidad auditiva, los investigadores compararon el puntaje obtenido por los mellizos, que comparten en promedio la mitad de sus genes, con los resultados de las pruebas realizadas a los gemelos, que tienen entre sí una coincidencia genética del 100%.

Así, calcularon que la genética influye un 73% en la escucha dicótica. Se trataría de una contribución semejante a la que se verifica en la diabetes de tipo I, enfermedad considerada altamente heredable.

“Este estudio es el primero en demostrar que en las personas [normales] la capacidad de procesar lo que se oye varía mucho, y que estas diferencias se deben fundamentalmente a cuestiones hereditarias”, explicó el director del NIDCD, James Battey.

Según los autores del informe, que pertenecen al NIDCD, la Universidad de Maryland y el Medical College de Georgia, los trastornos de escucha dicótica indican lesiones o defectos en el procesamiento de información entre los hemisferios cerebrales, que pueden manifestarse en adultos mayores, niños con problemas de lenguaje, personas que sufrieron accidentes cerebrovasculares, o individuos con ciertas mutaciones genéticas; aunque también intervienen factores ambientales.

“Los resultados obtenidos deberían ayudarnos a iluminar las causas de los trastornos del procesamiento auditivo y dilucidar el vínculo entre la capacidad de procesamiento auditivo y los trastornos de aprendizaje / lenguaje asociados con los trastornos del procesamiento auditivo”, reflexionan los autores.

Problemas de familia

“Me parece un estudio muy interesante. Lo que vemos en el consultorio es que por lo general las personas con problemas de escucha dicótica tienen algún familiar con el mismo trastorno”, comentó a Agencia CyTA la especialista argentina María Alicia Bianchi, doctora en audiología.

“Es un tema que aparece con el advenimiento de los llamados desórdenes del procesamiento auditivo central –explica Bianchi-, que están muy relacionados con mecanismos neurocognitivos como la atención, la memoria, el aprendizaje y el lenguaje.”

Bianchi se perfeccionó en la Universidad de San Pablo con especialistas que están a la vanguardia del tema en la región, y diseña desde hace cuatro años tratamientos para ayudar a los pacientes a superar estas dificultades.

“Por lo general se trata de un problema funcional. No implica pérdida de audición, de modo que no se detecta en los estudios convencionales, pero repercute en el aprendizaje, el trabajo, las relaciones sociales y familiares”, destaca la especialista, que trabaja en en servicio de Fonoaudiología del Hospital Español.

Ejemplos típicos son el chico que está mirando televisión y si la madre le habla no puede comprender el mensaje o lo ignora por completo. O los jóvenes que estudian y no pueden tener música de fondo porque no logran concentrarse.

“Lo que hacemos en estos casos es una investigación exhaustiva y según las fallas detectadas elaboramos un plan específico para cada paciente, que lo ayude a superar ese déficit, no en el largo plazo sino en unas pocas semanas de tratamiento intensivo”, explica Bianchi.