Más de trescientos representantes de provincias argentinas y países integrantes del MERCOSUR celebraron las Jornadas “Mercofito III” en la Academia Nacional de Medicina, donde se debatió sobre la incorporación de medicamentos basados en plantas medicinales a los sistemas de salud de los países. Funcionarios, científicos, profesionales, fabricantes de fitofármacos y representantes de entes regulatorios coincidieron en la necesidad de avanzar hacia políticas sanitarias comunes en el tema.

(22/6/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Florencia Mangiapane) – El 14 y 15 de junio pasado, las plantas medicinales ocuparon el centro de la escena en el Aula Magna de la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires. Organizadas por primera vez en la Argentina –los dos encuentros anteriores habían tenido lugar en Brasil-, las Jornadas Mercofito III convocaron a más de 350 asistentes.

Dos días de mesas redondas y conferencias plenarias permitieron a legisladores, científicos, representantes de universidades, médicos, farmacéuticos e ingenieros de los países integrantes del MERCOSUR debatir propuestas para avanzar sobre políticas sanitarias comunes.

“Hoy estamos plantando en la ciencia el capítulo de los medicamentos vegetales, los fitofármacos y las plantas medicinales. Al igual que las universidades y los colegios farmacéuticos, la Academia de Medicina reconoce la importancia del tema. La gente de Bolivia, Chile, Paraguay, Uruguay y Brasil nos va planteando con mayor seguridad y confianza que lo que estamos haciendo es medicina básica, útil y sana”, manifestó el diputado Juan Sylvestre Begnis, presidente de la Comisión de Acción Social y Salud Pública de la Cámara Baja, que organizó el encuentro junto con la Comisión de Salud y Deporte del Senado y la Asociación Argentina de Fitomedicina.

“Para dar el gran salto –continuó Sylvestre Begnis- tenemos que unirnos en un gran proyecto nacional que deje de ser la sumatoria de estas fragmentadas áreas de la medicina, e impulsar desde nuestras ciudades y provincias, y consolidar desde la nación, una política nacional en materia de plantas medicinales, fitofármacos y otras ciencias.”

Las Jornadas tuvieron como ejes la incorporación de fitomedicamentos a los sistemas de salud, el desarrollo de polos productivos regionales a través de cultivos de plantas medicinales y la posibilidad de crear una Farmacopea (código oficial de drogas) del MERCOSUR para este tipo de productos.

Los disertantes presentaron trabajos científicos y ensayos clínicos de la región, y subrayaron la necesidad de llamar la atención de la población sobre el uso racional de las drogas vegetales, así como la posibilidad de generar políticas regionales en común para la enseñanza académica de la Fitomedicina, en sintonía con los enunciados que propone la Organización Mundial de la Salud.

“A partir de este Mercofito III se incorporan a trabajar junto a nosotros la gente de Chile, Perú, Bolivia, Colombia y Ecuador para generar un bloque latinoamericano sobre políticas, investigaciones y agricultura de plantas medicinales”, comentó a Agencia CyTA el doctor Hugo Golberg, vicepresidente de la Asociación Argentina de Fitomedicina.

Reconocimiento de la OMS

En una mesa redonda denominada “Políticas sanitarias en Latinoamérica en base a Plantas Medicinales”, el doctor Luis Velásquez Londoño, representante de la OPS/OMS, recordó que gran parte de la población mundial usa la medicina tradicional. En Alemania, el 80% de la población, en Canadá, el 70% y en Estados Unidos, el 42%. Sin embargo, los medicamentos basados en drogas vegetales o “fitofármacos” no han tenido mayor difusión debido a problemas de calidad, falta de información y comunicación entre autoridades farmacéuticas de distintos países.

“El ajo, por ejemplo, además de ser un condimento tiene reconocidas propiedades para combatir la diarrea. Sin embargo, en Alemania es considerado un medicamento, en Estados Unidos, un suplemento dietario y en Japón, un alimento saludable. Estas diferencias plantean desafíos para la regulación”, puntualizó.

En 2003, la OMS invitó a los estados miembro a reconocer la importancia de las drogas vegetales para la atención primaria de la salud y aplicar estrategias, formular políticas y establecer sistemas de vigilancia apropiados.

Según una encuesta realizada por el organismo en 2004, un centenar de países autorizan la venta de fitomedicamentos sin receta médica. La mayoría cuenta con legislación específica (y tiene algún tipo de registro), pero la mitad de las normas está todavía en elaboración.

“La OPS/OMS creó un grupo de trabajo sobre plantas medicinales dentro de la Red Panamericana de Armonización de la Reglamentación Farmacéutica (PANDHR). Este grupo apunta a promover el intercambio de información en tópicos como reglamentación, control de calidad y seguridad”, explicó el funcionario de la OMS.

La realidad de la región

Por su parte, la brasileña Jussara Coni, mentora de Mercofito y coordinadora general de “Forum por la Vida”, proyecto de la Asamblea Legislativa de Rio Grande do Sul, señaló que en el último quinquenio los medicamentos y el sistema público de salud se convirtieron en una de las áreas estratégicas de la política industrial de su país. La funcionaria hizo hincapié en la biodiversidad forestal de Brasil, con más de 55.000 especies de plantas vivas catalogadas, de un inestimable valor económico.

“La fitoterapia se ha transformado en un soporte de la industria farmacéutica. Su uso está creciendo. Para el 30% del pueblo es la principal o única fuente de recursos terapéuticos. En este momento nuestro ministro de Salud es un sanitarista y funciona como aliado para políticas nacionales sobre plantas medicinales”, dijo Coni.

En tanto, la doctora María de los Ángeles Salcedo Ríos, representante del Ministerio de Salud Pública de Bolivia, contó que el año pasado se creó por decreto el Departamento de Medicina Tradicional, con el objetivo de recuperar el conocimiento ancestral y llegar con él a las poblaciones más lejanas y pobres del país.

“En el departamento de La Paz funciona un hospital que complementa la medicina tradicional y la académica. En la residencia, los médicos hacen un módulo de medicina herbaria”, señaló.

Por un lugar en la “Biblia del farmacéutico”

Las Farmacopeas, conocidas como “la Biblia del farmacéutico”, son códigos oficiales que recopilan las drogas, preparaciones y medicamentos más usuales, a partir de métodos de control de calidad legalizados.

La Argentina y Brasil son los únicos países del MERCOSUR que tienen su Farmacopea. La última edición brasilera disponible es la IV, que comenzó con la publicación del primer fascículo en 1988 y cerró en 2006 con el quinto fascículo Todos contienen monografías de plantas medicinales y, contando las ediciones anteriores, existen más de 300 especies reconocidas. Brasil ya inició la elaboración de su V edición, con apoyo financiero del Estado.

“Elaborar una Farmacopea del MERCOSUR permitiría aumentar la integración entre los mercados, tanto en lo que hace al comercio como respecto del uso de las plantas medicinales. En la práctica ya hay integración, porque estamos trabajando con colaboradores argentinos en la determinación de criterios técnicos de las ediciones nacionales”, comentó la farmacéutica Amélia Herniques, de la Universidad de Rio Grande do Sul, miembro de la Farmacopea Brasilera.

En tanto, la Argentina lanzó en 2003 el primero de los cuatro volúmenes que integran la VII edición de su código oficial, luego de que se designaran los miembros de la comisión permanente de Farmacopea Argentina, presidida por la máxima autoridad de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). Hasta el momento sólo se editó el primer volumen, que contiene métodos generales de análisis, textos de información general, y reactivos.

“Dentro de ese órgano, funciona una subcomisión de Medicamentos Fitoterápicos, que trabaja de manera honoraria y con subsidios externos para llevar adelante los métodos de análisis. Nuestro trabajo no es considerado de relevancia científica, lo que hace muy difícil conseguir fondos”, señaló la doctora Silvia Debenedetti, miembro de la subcomisión, que ya produjo las monografías de las plantas medicinales que se incorporarán en el próximo volumen, como el ajo, el boldo, la manzanilla y la menta.

De las casi 300 monografías que integrarán ese volumen y que se exhibirán en Internet para su discusión pública, 13 corresponden a drogas vegetales. Pero habrá que esperar hasta el tercero para que aparezcan plantas autóctonas, como el cedrón.

Debenedetti también se mostró a favor de crear una Farmacopea del MERCOSUR. “Tenemos en común muchas drogas vegetales, de modo que ese esfuerzo facilitaría la comercialización y el registro de los productos”, expresó.

Los participantes de las Jornadas seguirán trabajando sobre esta y otras iniciativas propuestas, mientras proyectan Mercofito IV, que se celebrará en 2008 en Asunción del Paraguay.