El Congreso Nacional del Agua que se celebró recientemente en Tucumán reveló muchas de las dificultades que tiene el país con este recurso, del cual posee buena disponibilidad pero mala distribución. La falta de conciencia sobre la crisis del agua lleva a Argentina a un destino preocupante, en un contexto de falta proyectos, planificación y recursos humanos capacitados.

(21/5/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Claudia Mazzeo, enviada especial) – Con la participación de más de 600 especialistas en aguas se celebró el “XXI Congreso Nacional del Agua, Conagua 2007”, evento que se lleva a cabo cada dos años en el país, y que por primera vez tuvo lugar en la ciudad de Tucumán.

De acuerdo con el presidente del comité organizador, ingeniero Aníbal Comba, la nota distintiva de esta reunión fue la sensibilidad despertada entre los asistentes en relación con la calidad de las aguas, preocupación que se vio reflejada en el gran número de trabajos e investigaciones presentados que focalizan esa temática.

“La contaminación y la degradación de los recursos naturales es uno de los temas clave abordados en el encuentro, y que presenta mayor dificultad para ser resuelto. Eso se debe a que atañe a diferentes áreas, la social, la económica y la ambiental, y encontrar el equilibrio entre esos tres ejes no resulta nada fácil”, agregó Comba, que es, a su vez, subdirector de Recursos Hídricos de la provincia de Tucumán.

Los trabajos seleccionados fueron expuestos en jornadas de 10 horas de extensión, en cuatro sesiones paralelas, otorgándole a cada expositor entre 10 y 20 minutos para presentar su trabajo y responder a las preguntas de sus pares.

La problemática del agua en la Argentina fue revisada desde una gama de perspectivas: erosión y sedimentación de cuencas, agua subterránea, hidráulica, meteorología, hidrología, historia, riego, planificación, economía y legislación. También se debatieron problemas candentes bajo el formato de mesas redondas; las inundaciones en Santa Fe y en Tartagal (Salta), junto con un debate sobre la crisis del agua en el país, fueron algunas de las propuestas que recogieron mayores adhesiones.

Antonio Irujo, especialista en derecho de la Universidad de Zaragoza, relató los cambios experimentados en España en los últimos años en lo que al agua se refiere, destacando la inclusión de la participación social en la legislación vigente: “Una vez celebrado un contrato de sesión de aguas a una empresa privada, para que adquiera validez es necesaria la aprobación del poder público”, afirmó. Al respecto, agregó, “también es la gente la que autoriza el uso de la infraestructura”.

Una frase sonó como telón de fondo de varias conferencias: “La naturaleza no se inventa, se estudia”, en franca alusión a la necesidad de incrementar la disponibilidad de datos, que al ser procesados se convierten en herramienta fundamental para orientar la toma de decisiones.

Un estudio sobre contaminación de aguas subterráneas en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad de Córdoba, centrado en el análisis de contaminantes como arsénico, vanadio y flúor, en diferentes localidades, comparó los resultados de análisis químicos efectuados en 1942 por Obras Sanitarias de la Nación, con los valores registrados entre 1970 y 2006, por el departamento de Recursos Hídricos de la Dirección Provincial de Agua y Saneamiento (Di.P.A.S.) Los resultados, que indican un aumento de la concentración de esos contaminantes, casi se vieron opacados a la luz de la metodología desarrollada, que permite rescatar información histórica y emplearla en la comprensión de la evolución de la contaminación en un punto geográfico determinado.

Otro trabajo, presentado por la ingeniera Nancy Larrosa, de la Faculta de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad de Córdoba, dejó en evidencia cómo la universidad pública puede aportar su conocimiento a los organismos de control encargados de enfrentar y reducir la contaminación industrial. A pedido de la Dirección Provincial de Agua y Saneamiento, el grupo que lidera Larrosa inició un diagnóstico de la situación ambiental del río Tercero, que incluyó la identificación de fuentes contaminantes. Se monitorearon 300 km de río, fijándose trece sitios de toma de datos ubicados en zonas de descargas industriales y cloacales, tomas de agua y balnearios. Se encontró que diecinueve establecimientos vierten sus líquidos residuales al curso del río, sin dar cumplimiento a la normativa vigente.

Las presas hidráulicas, por su parte, no estuvieron ausentes en este debate. El ingeniero Francisco Giuliani, profesor titular de la Universidad Nacional del Comahue y director del Organismo Regulador de Seguridad de Presas (ORSEP), alertó sobre la falta de mantenimiento de gran parte de las presas del país. El especialista señaló que “necesitamos disponer ya de un marco legal que regule la seguridad de las presas en el país (Ley de Seguridad de Presas), el análisis y la evaluación de riesgos, la prevención y la mitigación de los efectos adversos”.

Giuliani destacó, asimismo, que mientras que China está desarrollando 88 presas, Irán 45, y Japón 40, en la Argentina sólo tenemos una obra en marcha, el dique Los Caracoles, en San Juan.

Los beneficios de construir humedales (zonas en donde el agua y la vegetación conviven) para tratar efluentes industriales fueron puestos en evidencia mediante distintos estudios. La doctora María Alejandra Maine, de la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral construyó un humedal que sirvió para dar tratamiento a una descarga de 100 mil litros diarios de una empresa metalúrgica.

Durante el evento se habló también de la generación de energía hidroeléctrica y la necesidad de replantear los futuros escenarios del sector teniendo en cuenta el calentamiento global y la variabilidad climática que este fenómeno trae aparejado.

¿Hay o no crisis del agua?, planteó una mesa convocada por el Instituto Argentino de Recursos Hídricos que preside el ingeniero Victor Pochat.

“La crisis no es del agua sino del hombre”, opinó el ingeniero Alfredo Montalban, secretario de Medio Ambiente de Tucumán. “Se trata de un problema asociado con la inmoralidad de la pobreza”, dijo, por su parte, el ingeniero Andrés Rodríguez, director nacional de Conservación y Protección de Recursos Hídricos, quien añadió: “La Argentina tiene una situación particular, buena disponibilidad de recursos pero mala distribución”. El especialista enfatizó que en el país hacen falta proyectos, planificación y recursos humanos capacitados”.

La falta de conciencia sobre la crisis del agua en la Argentina nos lleva a un destino preocupante, señaló, desde otra perspectiva, esta cronista, que fue invitada a participar en el debate. “Es obligación de los expertos en el tema y de nosotros los periodistas tender puentes que faciliten el intercambio de información y su llegada a la población, para que entre todos podamos generar un cambio paulatino de actitud en relación con el agua”, concluyó.