Pese a quince años de reforma educativa, los niños estadounidenses siguen rezagados en ciencia respecto de los alumnos de otras naciones. Según un reciente informe del Consejo Nacional de Investigaciones de aquel país, los programas están sobredimensionados y los docentes no terminan de entender qué es la ciencia.

(26/09/06 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Florencia Mangiapane)– Los chicos tienen bastante más capacidad para comprender los asuntos científicos de lo que muchos educadores creen. Pero puede ser que los propios responsables de interesarlos en el tema no estén lo suficientemente preparados para ayudarlos a aprender lo necesario para competir en la economía global.

La interpretación resulta de la última evaluación sobre la situación de la enseñanza de la ciencia en la escuela primaria y secundaria que llevó adelante el Consejo Nacional de Investigaciones (NRC, por sus siglas en inglés) de aquel país, según informó la revista Science el 22 de septiembre pasado.

El informe final del estudio, que evaluó la situación de la enseñanza y el aprendizaje de la ciencia desde el preescolar hasta el octavo grado (de los 5 a los 14 años, aproximadamente), afirma que los niños del país del norte siguen quedándose atrás en las pruebas internacionales a pesar de quince años de esfuerzos por reformar el sistema.

El panel de expertos que llevó adelante la investigación, integrado por catorce miembros versados en psicología cognitiva y del desarrollo, política educativa y enseñanza de la ciencia en el aula, entre otras disciplinas, llegó a la conclusión de que parte del problema es que los programas están sobrecargados de contenidos, que sólo se trabajan de manera superficial, y que muchos docentes no terminan de comprender bien qué significa hacer ciencia.

“Con todas las presiones que enfrentan los profesores, esta cuestión no está entre sus preocupaciones más inmediatas”, comentó el panelista Daniel Levin, ex profesor secundario de ciencia de Maryland y doctorando en enseñanza de la ciencia. “Se pone el énfasis en los componentes del método científico con el único objetivo de que los estudiantes lo repitan en las evaluaciones sin la más mínima reflexión. Y se pierde de vista una idea fundamental: que la ciencia es un modo de argumentar, de convencer a otro sobre la base de pruebas.”

El informe se lamenta de las brechas que se ponen en evidencia en los exámenes. Los niños de menores ingresos y las minorías no asiáticas (hispanos y negros) presentan un rendimiento más bajo que el resto. La diferencia viene de décadas atrás y se mantiene estable o incluso se acentuó en los últimos años. “El origen de la brecha es complejo y está vinculado con la organización estructural de los colegios, aunque va más allá de la enseñanza de la ciencia, ya que existen diferencias similares en áreas como las matemáticas y la lectura”, explican los autores del informe.

“Sin embargo —continúan—, la bibliografía más moderna sobre el tema no sólo indica que todos los niños, cualquiera sea su origen, son capaces de aprender ciencia, sino que además identifica los valiosos recursos lingüísticos y culturales que las minorías llevan al aula.”

La Asociación Nacional de Docentes de Ciencia de Estados Unidos reconoció la trascendencia del estudio. “Es un informe importante” —dijo Gerry Wheeler—, director ejecutivo de la entidad- porque pone el acento sobre dos necesidades clave, disminuir la cantidad de requisitos de los estándares actuales y ofrecer mejor desarrollo profesional para optimizar el conocimiento docente sobre la materia.”