¿De qué sirve monitorear de manera continua un volcán a través de una tomografía computada? Los geofísicos dicen que el empleo de esta técnica va a permitir en un futuro registrar la amenaza antes de que la lava asome a la superficie.

(16/08/06 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Florencia Mangiapane)– Domenico Patane y colegas del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Italia realizaron por primera vez el intento de observar un volcán antes, durante y después de una erupción mediante la técnica de tomografía computada (TC), según informó la revista Science.

Gracias a una extensa red de sensores, el equipo de especialistas obtuvo, a lo largo de dos años y medio, numerosas imágenes del interior del volcán Etna, conocido por su permanente actividad. En el trabajo, publicado en Science de agosto, los investigadores explican que utilizaron un conjunto de sismógrafos capaces de oír las ondas sísmicas de las inmediaciones del volcán. De este modo, identificaron las principales variaciones en la densidad de la roca y las pusieron en relación con sus distintas fases de actividad.

En medicina, la TC se vale de los rayos X para crear imágenes tridimensionales detalladas del cuerpo humano. Los rayos atraviesan con mayor facilidad los tejidos porosos, como los pulmones, que los más densos, como los huesos. La TC que se le practica a un volcán opera sobre la base del mismo principio, aunque para medir la densidad de la roca los geofísicos no utilizan rayos X, sino las ondas sísmicas que atraviesan la zona, sean de presión (que comprimen y estiran el material a su paso) o transversales (que lo hacen subir y bajar).

Comparando la velocidad relativa de ambos tipos de onda, los investigadores pueden deducir la densidad de la roca. “Las diferencias de densidad probablemente se corresponden con las grietas que se abren en la roca y el ingreso de gas volcánico producto de la presencia cercana de magma en actividad”, explica Kim Krieger en un comentario que publica la propia revista sobre el trabajo de los vulcanólogos del instituto italiano.

La técnica promete algún día permitir el monitoreo constante del volcán con el fin de predecir su erupción. Pero hasta el momento, los detalles más finos que arrojan las imágenes abarcan un kilómetro y no permiten observar pequeños brotes de magma, dato que sería clave para realizar un pronóstico. De hecho, el Etna es uno de los volcanes más estudiados del mundo y los cambios más significativos que registraron las imágenes se pudieron observar sólo cuando la erupción, ocurrida en enero de 2005, ya se había iniciado.

“Estoy impactado”, comentó a Science el sismólogo Steve Malone, de la Universidad de Washington, Estados Unidos, al consultársele sobre el avance. “Es cierto que estamos lejos del monitoreo en tiempo real, pero ese es sin duda el objetivo al que se debe apuntar”, concluyó.