Científicos suecos y británicos lograron explicar cómo se originan las lluvias repentinas en el interior de las nubes cúmulo. El descubrimiento arroja nueva luz sobre este fenómeno meteorológico y podría tener alguna aplicación para explicar la formación de los planetas.

(25/08/06 – Agencia CyTA- Instituto Leloir. Por Juan Manuel Bussola) – Científicos británicos y suecos descubrieron el motivo por el cual las nubes de tipo cúmulo pueden crear lluvias repentinas e imprevistas en cuestión de minutos, según un artículo publicado recientemente en Physical Review Letters.

Las nubes cumulo son esponjosas, blancas y grises. Tienen un margen bien definido y una base plana con un ancho de alrededor de un kilómetro. Cuando se observan en el cielo, a una altura de alrededor de mil metros, parecen copos de algodón. Estas nubes, son las responsables de las lluvias repentinas, los chaparrones. Las nubes estratiformes, que se desarrollan en capas horizontales, se forman en una atmósfera más estable que los cúmulos y no originan pronóstico de lluvias inmediatas.

Algunas abuelas solían hacer una cruz de sal en el piso. Creían que de ese modo evitaban la lluvia que podía arruinar el marco de alguna fiesta familiar. A lo largo de los siglos, cada cultura ha adoptado diferentes creencias sobre el origen de la lluvia y diversos modos para tratar de evitarla o producirla. Hoy la palabra la tienen físicos y matemáticos, quienes mediante la simulación con modelos computacionales han encontrado algunas interesantes respuestas a estas cuestiones.

Michael Wilkinson, Bernhard Mehlig y Vlad Bezugly, de la Open University y de la Gotenbor Univerity, de Gran Bretaña y Suecia respectivamente, han desarrollado un modelo teórico computacional para estudiar lo que ocurre en las nubes cúmulo.

Las nubes cúmulo pertenecen a una clase de nubes que se denominan de “crecimiento vertical”. Se producen debido a la atmósfera convectiva, corrientes de aire caliente que pueden crear turbulencia, porque la convección transfiere calor a través de la circulación ascendente. Esta turbulencia es la que genera la energía inicial necesaria para que las gotitas de agua en el interior de la nube se unan y produzcan gotas de lluvia.

Hasta ahora, se creía que la lluvia comenzaba a caer de repente de las nubes cúmulo debido a que las pequeñas gotitas de agua en su interior se agrupaban en ciertas zonas en racimos (clusters) bien localizados, lo que aumentaba la frecuencia de los choques entre ellas con la consiguiente formación de gotas de lluvia. Si bien esto ocurre, se comprobó que no es necesariamente la causa de las lluvias repentinas, explican los investigadores.

Los resultados indican que la principal causa de las lluvias repentinas en las nubes cúmulo es el choque de gotitas de agua, que se mueven al azar y a diferentes velocidades en su interior, cuando la turbulencia atmosférica supera cierto umbral. En estos casos, el movimiento se incrementa ocasionando un aumento en la tasa de colisión entre las diminutas gotas de agua, lo que genera la lluvia en plazos relativamente cortos.

“Aunque no hay implicancias para el pronóstico meteórológico – afirma Wilkinson, uno de loS investigadores – las colisiones de partículas en un gas turbulento pueden haber jugado un rol en la formación de los planetas. Queremos ver ahora si las colisiones en nuestra teoría tienen alguna aplicación en la formación de los planetas”.

El hallazgo no evitará que debamos continuar saliendo con el “paraguas bajo el brazo”, pero permite avanzar en la comprensión del fenómeno de la lluvia, y tal vez podría tener aplicación en otra disciplina, como lo es la astronomía.

Ardua polémica con el servicio meteorológico despertó la última granizada en Capital Federal y alrededores. Uno se pregunta si este descubrimiento será un paso para que, a mediano plazo, sepamos que tipo de planes conviene hacer para tener un fin de semana sin “sorpresas”.