Un equipo de científicos estadounidenses generó por primera vez mosquitos incapaces de transmitir el virus del Dengue, enfermedad que mata a unas 20 mil personas por año en los países en desarrollo. Expertos de Argentina, donde hay riesgo de epidemia en gran parte del país, opinan que los resultados son muy promisorios.

(06/04/06 – CyTA – Instituto Leloir. Por Florencia Mangiapane) – Investigadores de la Colorado State University, Estados Unidos, aseguran que se pueden modificar los genes de los mosquitos para volverlos resistentes al virus del Dengue, en una reciente publicación especializada. Es la primera vez que los científicos producen mosquitos que además de resistir al serotipo 2 -la cepa más habitual del virus del Dengue-, logran transmitir esta inmunidad a sus descendientes.

“Si bien los resultados son experimentales y aún están en sus inicios, parecen muy promisorios, porque abordan la problemática del control desde una óptica diferente a las utilizadas hasta ahora”, sostiene la doctora Delia Enria, directora del Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud “Dr. Carlos G. Malbrán”, centro nacional de referencia del Dengue en Pergamino.

El equipo estadounidense, encabezado por Ken Olson, modificó mosquitos Aedes Aegypti con el objetivo de desencadenar un mecanismo que destruye el virus cuando éste ingresa al intestino medio de los mosquitos. Los investigadores inyectaron genes capaces de expresar moléculas antivirales en 1.160 embriones. De las 91 familias de mosquitos obtenidas, seleccionaron una, la analizaron a lo largo de diez generaciones y comprobaron que aproximadamente el 90% de los mosquitos de la décima generación eran capaces de inhibir por completo la replicación del virus.

“El estudio demostró que es posible desarrollar mosquitos transgénicos con escasa competencia para transmitir la enfermedad. Pero para que la técnica se pueda aplicar al reemplazo de las poblaciones de Aedes aegypti en regiones endémicas y reducir la propagación del virus, tenemos que lograr niveles de resistencia cercanos al 100%”, advierten los autores del trabajo, publicado el 14 de marzo pasado en Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS).

El Dengue, una grave enfermedad viral de tipo gripal, que en su forma hemorrágica ocasiona la muerte, infecta por año a 50 millones de personas en los países en vías en desarrollo. Se propaga a través del mosquito Aedes Aegypti, que se reproduce en los reservorios de agua, tanto en el exterior como en el interior de las viviendas e infecta a niños mayores, adultos que viven en zonas endémicas, turistas y viajeros.

En este momento, nuestro país sufre un brote restringido en el norte, del serotipo 3. Desde el reingreso del virus a la Argentina en 1998, se produjeron cinco brotes y más de 3 mil casos autóctonos en las provincias de Salta, Jujuy, Formosa y Misiones. En los últimos ocho años, circularon los serotipos 1, 2 y 3, que lo hicieron conjuntamente en Salta en el 2003.

“Desde la reinfestación de la Argentina con el Aedes Aegyptis, hay riesgo de epidemia en casi todas las áreas donde existe el mosquito, incluso más allá del paralelo 35 de latitud Sur. Si bien nuestras condiciones climáticas reducen la probabilidad de que la enfermedad se vuelva endémica, como en otros países de Latinoamérica, lo cierto es que compartimos con el resto del mundo la ausencia de medidas eficaces de control”, advierte la doctora Enria.

Por ahora, no existen tratamientos específicos ni vacunas contra el Dengue y las estrategias de control para minimizar el contacto del mosquito con las personas, centradas en la eliminación de criaderos y la prevención de picaduras, no dieron buenos resultados. Los investigadores estadounidenses sostienen que si se liberan mosquitos modificados genéticamente, se podría ayudar a evitar que más personas contraigan la enfermedad, porque los mosquitos no estarían en condiciones de transmitir el virus.

“Se necesitan nuevas estrategias de control. Una posibilidad es reemplazar las poblaciones de mosquitos que pueden transmitir el virus del Dengue por vectores que no tengan esa capacidad. Para lograrlo, es clave identificar genes efectores que, al momento de expresarse en el vector, inhiban la replicación del virus”, señalan los autores del trabajo.

Para la doctora Enria, de continuar con resultados adecuados en todas las fases experimentales requeridas, se podría entrar en una etapa de evaluación. “Siempre hay que considerar que desde un experimento exitoso en el laboratorio a una experiencia efectiva en el terreno hay un camino muy largo, que incluye no sólo la factibilidad técnica de llevar el hallazgo al terreno, sino incluso la evaluación del probable impacto ambiental”, explica la especialista.

El equipo liderado por Olson aún necesita profundizar las investigaciones antes de que el método se pueda probar fuera del laboratorio. El próximo paso será optimizar la técnica para que sea aplicable a las cuatro cepas del virus que se conocen. Si se logran desarrollar materiales genéticos que puedan hacerlo, su utilización podría bloquear el virus del Dengue en múltiples tejidos del mosquito, reduciendo aun más su capacidad vectora, tarea que promete ser todo un desafío.